D urante el confinamiento, ante el descenso acusado de la movilidad, se produjeron hitos como diez días seguidos sin víctimas mortales en las carreteras, si bien, la bajada de los accidentes no fue tan acusada como la de la movilidad. Según expuso ayer el fiscal coordinador de Seguridad Vial, Bartolomé Vargas, la siniestralidad se redujo un 55% durante el estado de alarma y los flujos de circulación mucho más, un 70% de media. Y lo que es más dramático, durante la vuelta a la nueva normalidad se han producido 110 accidentes con víctimas mortales, un 1% más que en el mismo periodo del año anterior y la previsión es que «el repunte continúe».

Los motivos de esta situación son variados. Por un lado, el hecho de que en las carreteras apenas hubiera nadie durante el confinamiento provocó un incremento del 39% en el número de vehículos captados con exceso de velocidad, debido a la falsa sensación de seguridad y al no haber tráfico que condicionara los límites. Pero además los especialistas en seguridad vial han detectado que la pandemia y el excepcional estado de alarma provocaron cuadros de estrés y ansiedad, mayor agresividad, pérdida de concentración y trastornos de sueño en los conductores.

«Junto a ello los expertos han apreciado una inmadurez adolescente expresiva de la falta de responsabilidad que explica el incumplimiento simultáneamente de las pautas sanitarias y de las normas viales», añadió el fiscal.

Además, se produjo un incremento de camioneros fallecidos, según la fiscalía, debido a la flexibilización «fundada y obligada» de los tiempos de conducción y descanso que se tuvo que acordar durante las semanas que duró el confinamiento. PATRICIA MARTÍN