El covid-19 ha matado, al menos, a 55.441 personas en España, un país actualmente inmerso en una descomunal y descontrolada tercera ola. Es el segundo Estado europeo con más infecciones desde Año Nuevo, solo por detrás del Reino Unido, el epicentro de la cepa británica. En el resto de grandes países del mundo, sólo le adelantan EEUU y Brasil, liderados ambos hasta esta semana por presidentes que reniegan del virus. Con estas cifras, varios miles de personas se han concentrado este sábado en Madrid lanzando los habituales mantras negacionistas. Usando a venerados poetas como Machado y Lorca, a los convocantes -que han inundado la plaza de Colón sin guardar distancia interpersonal y sin llevar mascarilla- se les ha llenado la boca con palabras como "libertad y democracia".

Los llamados colectivos por la libertad (entre ellos, varios que aseguran ser bomberos, policías, artistas, médicos y docentes) han calificado a los años 2020 y 2021 como "los años del miedo", en los que la población está sufriendo "severas medidas totalitarias".

Apelotonados y en ambiente 'new age', se han puesto a bailar danzas senegalesas y se han autonombrado "los nuevos herejes". Clamando por la libertad de expresión, uno de los portavoces ha dicho que los políticos y los medios de comunicación están usando la pandemia para "forrarse" y administrar vacunas a la gente como si fuera ganado. Ese mismo portavoz ha mencionado a Andreas Kalcker, guía espiritual del MMS (Solución Mineral Milagrosa, por sus siglas en ingles), un derivado de la lejía con el que el supuesto terapeuta alemán afirma haber curado a cientos de niños con autismo, un trastorno que no está considerado como una enfermedad por la comunidad científica y que no tiene cura. El MMS es algo así como el cáliz de la vida en el mundo de las pseudoterapias.

Mientras el personal sanitario aparece al borde de las lágrimas en los medios de comunicación para pedir a los españoles que renuncien a la vida social para huir del virus y dejar de saturar las ucis, los miles de manifestantes han pedido, micrófono en mano, dejar de ser "un pueblo sumiso" y dejar de hacer caso a los medios de comunicación, que solo mienten, infunden miedo y practican "pseudoperiodismo".

También han lanzado consignas contra "la tortura" que implica para los niños estar en el colegio con las ventanas abiertas y las mascarillas. A su juicio, taparse la boca para evitar la propagación de los aerosoles -y, por lo tanto, el contagio- es una "agresión física y psicológica" para los menores. "Los niños no se tocan, los niños no se tocan", han coreado antes de ponerse, de nuevo, a bailar y a aplaudir. han insistido en que "resistirán". "Resistir en gratis", han concluido los negacionistas, autodenominados "afirmativistas".