La presencia en un 90 % de los casos de covid-19 detectados en Val d'Aran de la variante británica, mucho más contagiosa y llevada a la zona por el turismo masivo de Navidad, y los incumplimientos en las restricciones de la movilidad son las causas por las que esta comarca autónoma se encuentra en la peor situación epidémica de Cataluña.

Así lo explica el grupo de investigación de Biología Computacional y Sistemas Complejos de la UPC en su último informe enviado el pasado viernes a la Comisión Europea, en el que analiza este caso y recomienda a las autoridades una mayor vigilancia de las zonas turísticas para prevenir brotes epidémicos.

El índice de riesgo de rebrote (EPG), que mide el potencial expansivo del virus, en esta comarca autónoma de Cataluña es este martes de 1.711 puntos, el más alto de todas las comarcas, cuando el umbral para ser considerado un riesgo alto es de 100.

En el informe, los expertos de la UPC, dedicados a hacer un seguimiento diario de todos los casos por regiones en Europa, analizan la evolución de la epidemia en esta zona pirenaica desde que a principios de diciembre la situación allí parecía completamente controlada, con cero casos durante dos semanas.

"Un aumento repentino de la actividad, asociado con la época navideña y los viajes a segundas residencias próximas a las estaciones de esquí, coinciden con un gran incremento en el número de casos", señalan los expertos en su informe.

Además, también indican que aproximadamente el 90 % de los casos que aparecen en Valle de Aran pertenecen a la nueva variante del virus B1.1.1.7, la denominada variante británica, más contagiosa, que, según el BIOCOMSC, llegó al valle pirenaico de la mano de los turistas en las fechas navideñas.

"Es decir, de una situación en la que casi no hay casos de variante antigua, de repente aparece la nueva variante", aunque tras el pico de Navidad volvió a niveles bajos, y mostró de nuevo una "tendencia preocupante" a principios de febrero, con la aparición de brotes secundarios.

"La situación parece más difícil de controlar precisamente debido a la alta transmisibilidad de la nueva variante", según el informe, que expone en su informe que "la persistencia en el número de casos después de Navidad se puede explicar por dos hipótesis".

La primera de ellas es que el pico navideño y el aumento de la movilidad se asoció a "un nivel de relajación de las medidas que se han sostenido".

El informe, que ha analizado los desplazamientos en la comarca a través del movimiento de teléfonos móviles anonimizados, ha constatado que durante el mes de febrero se observó "nuevamente un aumento en movilidad".

La segunda hipótesis es que personas del exterior no solo trajeron la nueva variante sino que también generaron una cascada de brotes que comenzaron primero a nivel local interno y luego, a través de contactos, se extendieron entre la población local en las siguientes semanas, con un doble pico visto después de Año Nuevo y luego a mediados de enero.

"En cualquier caso, Valle de Aran es un ejemplo más de asociación entre un aumento de actividad y de personas en un atractivo turístico que anteriormente presentaba una muy baja incidencia de covid-19", señala el informe.

Los expertos recomiendan a las autoridades europeas "establecer una política pública clara en materia de atractivo turístico", especialmente en pequeños países con un alto nivel de movilidad hacia el campo como Luxemburgo o Andorra, que han tenido períodos de muy alta incidencia.

Los expertos también subrayan que "las estaciones de esquí y el movimiento relacionado con las estaciones de esquí son un punto de enfoque clave de la discusión sobre el tipo de medidas necesarias para controlar las epidemias y su impacto".

En este punto, el informe pone por ejemplo a Francia, que llevó a cabo controles fronterizos para evitar que los esquiadores propagaran el covid-19 a principios de diciembre.

La razón expuesta fue que los grupos de coronavirus en las estaciones de esquí alpinas desempeñaron un papel clave en la propagación temprana del virus en Europa

En este sentido, el organismo alerta de que en las áreas rurales con áreas rurales con poca población puede aparecer repentinamente "un estallido de población entrante", aunque admite que los indicadores epidemiológicos en zonas poco pobladas no funcionan tan bien como en las ciudades más pobladas.

"Si consideramos una región con 10.000 habitantes, un brote de 30 casos da como resultado una incidencia de 300 casos por 100.000 habitantes, que está por encima de la mayoría de los umbrales de riesgo. Además, y lo que es más importante, cuando estas regiones poco pobladas son populares destinos, un período de vacaciones puede perturbar por completo su situación epidemiológica", concluye el BIOCOMSC.

Eso es lo que sucede, según el BIOCOMSC, en Valle de Aran, que en verano es un destino de montaña para excursionistas y familias y en invierno se convierte en un atractivo importante para los esquiadores, que en las vacaciones de Navidad pudieron acudir al valle pirenaico porque, aunque había restricciones comarcales, se podía ir si el destino era un hotel o una segunda residencia.