Un agente de la Guardia Civil sostiene a un bebé inmóvil en medio del mar. La primera impresión de la imagen es dura. También lo es el contexto en el que ha ocurrido. La imagen del agente del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) rescatando a un bebé de apenas dos o tres meses ha puesto rostro a la tragedia que se vive continuamente, y desde hace un par de días de forma más intensa, en las ciudades fronterizas de Ceuta y Melilla, donde desde el lunes unos 8.000 migrantes cruzaron la frontera de Marruecos a España.

Como el agente de la instantánea, otros muchos se lanzaron al mar este lunes para tratar de rescatar a las decenas de niños que trataban de llegar junto a sus padres al continente europeo. Sus padres han saltado desde el espigón de Tarajal provistos únicamente de flotadores o en barcas de goma presos de la desesperación y la necesidad de un nuevo comienzo. De igual modo que el bebé de la fotografía que ha corrido como la pólvora en las redes sociales, muchos de ellos han salido con vida de una odisea migratoria que ha alcanzado niveles nunca vistos en el sur del país.

En lo que va de martes, las Fuerzas de Seguridad han devuelto ya a Marruecos 4.000 inmigrantes , ha contado el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en rueda de prensa celebrada en Moncloa tras el Consejo de Ministros. Los migrantes están siendo devueltos en virtud de un pacto entre España y Marruecos para el reintegro inmediato a territorio marroquí de aquellos que llegaran a España a nado.

Entre la multitud que ha entrado en Ceuta hay varios centenares de subsaharianos menores extranjeros no acompañados que fuentes de la Guardia Civil cuentan en "centenares". La Delegación del Gobierno en Ceuta hizo pública por la tarde una estimación de 700, para acrecentarla al final de la jornada hasta unos posibles 1.500 niños y niñas.