La gran oportunidad en el cine de Mischa Barton le llegó siendo una niña con la película 'Inocencia rebelde' ('Lawn Dogs' en versión original) y, por mucho que todo el equipo se esforzara por ocultarle las temáticas más adultas que abordaba la trama, ella acabó siendo consciente de que su personaje era víctima de abusos por parte de otro de los personajes masculinos.

Ese fue solo el primero de una serie de trabajos que contribuyeron a sexualizarla a una edad muy temprana. De hecho, su primer beso en la ficción fue también su primer beso en la vida real, y tuvo lugar durante el rodaje de 'Pups', e incluso la convirtieron en una especie de 'sex symbol' en Asia con tan solo 13 años. A partir de ahí, la situación no hizo más que empeorar cuando se hizo con el papel de Marissa Cooper en 'The O.C.'.

"Ser virgen en aquel momento, en aquel contexto, me hacía sentir como fraude. Estaba interpretando a una chica segura de sí misma, que pasaba página rápidamente y era un poco promiscua y, sin embargo, yo seguía siendo virgen. Los chicos de la serie éramos la quintaesencia de los adolescentes americanos ricos y privilegiados que bebían, se drogaban y, por supuesto, tenían sexo", ha explicado la actriz en una entrevista a 'Harper’s Bazaar'.

Según ha confesado ahora, poco a poco llegó a la conclusión de que no podría hacerle justicia a la historia si no perdía la virginidad: "Empecé a preocuparme de verdad por no poder interpretar a mi personaje si no me daba prisa y maduraba un poco. ¿Que si alguna vez me sentí presionada para mantener relaciones sexuales con alguien? Bueno, después de que me persiguieran hombres mayores de 30 años, al final lo hice. Me siento un poco culpable porque dejé que sucediera. Sentí mucha presión para tener sexo, no sólo por parte de él, sino de la sociedad en general. Esto fue al principio de esos días críticos y cuando finalmente conocí a alguien nuevo y quise alejarme de la situación, se creó un ambiente tóxico y manipulador". 

Ahora, siendo una mujer adulta, es capaz de ver esos años con perspectiva y por fin llamar a las cosas por su nombre, y por eso ha decidido contar su experiencia, para que nadie más se vea igual de 'forzada' que se vio ella a hacer cosas para las que todavía no estaba preparada. "Desde la adolescencia mis primeras veces ocurrieron delante de la cámara: mi primer beso, mi primera menstruación, mi primera experiencia sexual... He aprendido por fin lo que significa ser dueña de mi propia sexualidad. Me ha encantado ver cómo las mujeres rompen esos tabúes. Cuanto más hablemos de lo que hemos hecho a las generaciones pasadas, ya sea Britney Spears (39), que fue tan mal tratada por la prensa, o Natalie Portman (40) hablando de cómo se sintió excesivamente sexualizada cuando era niña, antes podremos proteger a nuestras jóvenes y aprender de nuestros errores como sociedad".