Vuelve a ocurrir. La última víctima de la crisis ecológica que atraviesa el Mar Menor se encuentra en el fondo de la laguna. Las praderas marinas, conformadas por algas como Cymodocea, Caulerpa y Ruppia cirrhosa, comienzan a verse afectadas por la falta de luz en el lecho marino. El rápido crecimiento del fitoplactón en el agua ha supuesto un contrapié para la vegetación al dispararse los niveles de turbidez, lo que reduce la llegada de la luz a las cotas más profundas de la laguna, que acaba impidiendo el proceso de fotosíntesis en estas plantas.

La organización ANSE llevó a cabo ayer dos inmersiones en dos zonas en la laguna, una entre las islas del Barón y la Perdiguera y otra en el mismo perímetro donde se grabó la famosa ‘sopa verde’ de 2016. Con estas inspecciones se ha constatado la mortalidad de las praderas de Caulerpa, un alga invasora que ha tapizado los fondos del Mar Menor desde que entró tras la apertura del canal del Estacio. «Es un indicador de fondos fanganosos», recuerda Pedro García, director de ANSE, quien teme que en los próximos días la ausencia de luz en zonas no muy profundas provoque una expansión del problema.

El Instituto Español de Oceanografía señala que las praderas de Caulerpa se podrían ver afectadas como ya ocurrió en 2019 y en 2016 tras distintos procesos de eutrofización por un volumen elevado de nutrientes. El color marrón del agua, para el investigador Juan Manuel Ruiz, es indicador de la descomposición de la materia orgánica de las praderas: "Si se prolonga la turbidez, la Caulerpa muere, y si muere acaba por inyectar más materia orgánica en el sistema que termina por descomponerse, consumiendo así más oxígeno". Esta retroalimentación preocupa al IEO, que lleva a cabo un seguimiento de las praderas marinas y mantiene bajo control el cómo evolucionan, porque "prolonga la turbidez y promueve más episodios de eutrofización".

En los primeros días de la muerte masiva de peces por la falta de oxígeno en el agua, Ruiz venía advirtiendo de que preocupaba que el episodio de anoxia en la zona sur de la laguna fuera a más por la noche, cuando en las praderas no hay fotosíntesis, por lo que el oxígeno disminuye.

ANSE, junto al Oceanográfico, llevó a cabo hace cuatro años tres trabajos de cartografía de los tipos de vegetación del fondo del Mar Menor y por qué zonas se extiende cada especie. Esto permitió cuantificar que entre 2014 y 2016 se perdieron el 85% de las praderas marinas.