En las últimas horas he tenido la muy desagradable sorpresa de perder a un amigo, sí un amigo, una persona que siempre estaba dispuesta a hacerte un favor, una persona buena, con la cual era prácticamente imposible discutir. Realmente no sé ni cuál era su nombre real, para nosotros era Emilio. Lo lloraremos y nunca se nos olvidará, estés donde estés (con los demonios que tu decías que veías cuando el vino ya era el suficiente), siempre te añoraremos. Siempre esperaré que entres por la puerta del Jardín.

Tus amigos