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Vivienda

Una mujer de Ibiza perderá su casa okupada si no sigue pagando la hipoteca

La situación le ha provocado problemas de salud

Una concentración de la plataforma Stop Desahucios.

Una mujer perderá su casa a raíz de una okupación por la que decidió suspender el pago de la hipoteca. Desde marzo de 2019, la vivienda de M.G en el Edificio Géminis, en Platja d’en Bossa, en Ibiza, se encuentra okupada. A causa de esta situación, la propietaria dejó de pagar la hipoteca y ahora se enfrenta a la ejecución de la misma si no subsana la situación de impago "en el plazo de un mes, en el que tendrá que hacer un ingreso de 13.000 euros si quiere conservar su casa", según indicó M. G. al Diario de Ibiza.

La propietaria denuncia que le van a desahuciar "antes a ella que a la okupa" y que va a perder la vivienda que lleva pagando "durante años".

El desahucio de la okupa estaba previsto para el 27 de septiembre pero, tras un recurso de vulnerabilidad presentado por la misma okupa, fue suspendido. La abogada de M.G. pidió ejecutar provisionalmente el desalojo de la vivienda hace un mes aunque no hubiera una sentencia firme aún, pero esta acción les ha sido denegada, por lo que la propietaria se encuentra "desesperada y desamparada por la justicia" ,manifestó.

Desde los más de dos años que la okupa vive en la vivienda, la demandante, M. G., ha tenido que vivir junto con su hijo, que tenía dos años en el momento de la okupación, en un bar de Eivissa del que es propietaria. Durante este tiempo, la okupa no se ha hecho cargo "de ningún gasto, no paga ni luz ni agua", según denunció M. G. a este diario.

A principios de septiembre de este año, el bar sufrió una avería en las bajantes de las cañerías que provocó inundaciones y un fuerte mal olor en el inmueble que y le obligaron a ella y a la menor a salir del local, teniendo que mandar a su hijo a Segovia a casa de un familiar y ella alojarse en casa de un amigo.

Ahora, ella también está a la espera de la "carta de vulnerabilidad" y confía en que "la Justicia acelere el procedimiento de desahucio".

Esta situación le ha causado a M. G. un "deterioro de salud, ansiedad e, incluso, parálisis en la cara en una ocasión en la que tuvo que acudir al Hospital Can Misses". Además de la "impotencia por sentirse en la calle y lejos de su hijo", añadió.

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