Lo ocurrido la pasada noche en Palma, cuando una veintena de migrantes consiguió fugarse de un avión que había aterrizado de emergencia por una falsa indisposición de un pasajero, es un hecho inédito en España, y tal vez en Europa.

El suceso ha llamado la atención de la Policía, que ha calificado el avión como una "patera aérea" y trata el caso como un asunto de inmigración ilegal en el que todos los detenidos -hasta ahora la Policía ha conseguido arrestar a doce de ellos- tendrán el tratamiento de personas que han entrado ilegalmente en España.

Es una operación difícil de organizar y llevar a la práctica que las autoridades policiales y aéreas deberán analizar.

Fuentes policiales y Aena han mostrado su perplejidad por lo sucedido y por el que podría ser un nuevo modo de actuar de las mafias de la emigración.

En España, la inmigración irregular no ha parado de crecer en los últimos años: ha pasado de 4.552 llegadas por mar en 2014 a 40.106 en 2020.

La ruta marítima, con miles de muertos sin nombre en el Atlántico y el Mediterráneo, es la más peligrosa para llegar a España.

La ruta canaria es la más transitada. En los primeros ocho meses de este año han arribado a Canarias 9.255 personas, si bien las llegadas a la Península y Baleares a través de la ruta argelina y la del Mar de Alborán se han tornado más habituales en los últimos tiempos (9.075).

Lo que no nadie tenía previsto, ni estaba en el guion, es que ahora otra opción sea forzar el aterrizaje de un avión en una isla del Mediterráneo, en mitad de la ruta aérea entre Marruecos y Turquía. Todo no está inventado.