Jina tiene 32 años y cinco hijas menores de diez años. Vive con ellas, con su marido y con su madre en su casa en Paterna. Desde que llegaron a España hace dos años hacen malabares para asumir todos los gastos mensuales ya que sus ingresos son "pocos y muy inestables". En invierno su situación se agrava porque tienen que debatirse entre comer o calentarse.

Se llama pobreza energética y afecta a un 16 % de la población española y a170.000 niños en la Comunitat Valenciana, según datos de Save The Children. "Cocinamos con una bombona de butano para los ocho", cuenta la mujer, que señala que desde hace un par de días, cuando comenzó el frío, notan más el aumento de unas necesidades energéticas que no pueden suplir.

No tienen estufa. Es un gasto que se queda fuera de sus cálculos. "Hay que calentar la comida, que en verano puede ser fría, hay que bañarse con agua caliente y caldear lo que se pueda la casa, pero todo no podemos hacerlo. Es comer o calentar el hogar y lo primero siempre es la prioridad", aclara. Mantas, paciencia y mucho amor es la respuesta de Jina a sus problemas. "Como no tenemos ingresos fijos (Jina no tiene trabajo y su marido es repartidor esporádicamente) no podemos comprometernos a pagar unos gastos fijos, por eso utilizamos butano para cocinar, porque si no la factura de la luz podría dispararse", cuenta. "Reducimos en todo lo que podemos» añade. Jina y su familia están a la espera de la Renta Valenciana de Inclusión. «Una vez la tengamos, pediremos una ayuda energética, la necesitamos". Por su parte, Ñaña, su marido y sus tres hijos temen la llegada del invierno y los posibles gastos. "Tenemos miedo de usar mucha luz porque no podemos controlar el gasto, vivimos con mínimos, más ahora en invierno".

Una tarificación social

En la Comunitat Valenciana, el 35 % de los niños y niñas (310.000 críos) se encuentran en situación de pobreza y el 19 % en una situación de privación de material severa, en la que asumir el coste de la energía es muy complicado, según Save The Children.

Rodrigo Hernández, el delegado de la ONG en la Comunitat Valenciana, pide una tarificación social, que no se base en las horas de consumo. "No puedes duchar a tus hijos a partir de la noche porque es cuando puedes pagar la luz. Los niños y niñas necesitan energía y muchas familias tienen que racionarla hasta límites que puede impactar en la vida de los menores", dice el portavoz de la entidad. "Esto se acentúa en invierno y en verano, muchas familias van al centro comercial a pasar la tarde para están frescos en verano o calientes en invierno".

Por eso, Hernández insiste en la necesidad de que las ayudas lleguen "a todas las familias", "que no haya cortes de la luz y extender el escudo social". Por último, insiste en que los tempos burocráticos y de gestión van en contra de los de la infancia. "Un niño no recupera un año en el que ha pasado frío", concluye.