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Erupción en La Palma

La erupción del volcán de La Palma borra las fronteras de la ciencia

Más de medio centenar de centros de investigación, universidades y empresas repartidas por el mundo se interesan por la erupción para contribuir a la emergencia con sus conocimientos o recursos

Coladas de lava del volcán de La Palma. EFE

La erupción de La Palma ha borrado las fronteras que separaban a Canarias del resto de países. Cuando el volcán de La Palma entró en erupción, el pasado 19 de septiembre, causando un intenso revuelo entre las instituciones científicas de todo el mundo, tanto por sus implicaciones en la población como por la agresividad del volcán, pero sobre todo por la ocasión única que se abría para monitorizar este fenómeno como nunca antes se ha hecho en España. La ciencia canaria y española, aunque conocedora del vulcanismo en las Islas, se topó con que no todo estaba escrito. No es de extrañar pues en un escenario tan pocas veces repetido en las Islas, las incertidumbres son a menudo mayores que las certezas. Y ante las dudas, las incongruencias o la falta de instrumentación, los científicos de todo el globo han acudido a la llamada para volcarse en la isla y convertirse, con su colaboración, en una pieza clave para la emergencia volcánica.

Decena de investigadores de hasta dieciséis países y medio centenar de centros diferentes han cruzado sus fronteras durante los últimos 70 días invocados por el poder atrayente del fuego incandescente que surge de Cumbre Vieja. Desde geólogos hasta químicos, pasando por físicos o matemáticos y hasta figuras de gran relevancia como el presidente de la Asociación Internacional de Volcanología y Química del Interior de la Tierra (IAVCEI, por sus siglas en inglés), el francés Patrick Allard, han pisado los suelos volcánicos de la Isla Bonita.

El German Research of Geosciences (GFZ) de Postdam, Alemania, ha colaborado de forma activa en la emergencia cediendo su instrumentación y compartiendo información científica

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Las erupciones en Canarias son tan poco comunes que desde que el nuevo volcán palmero entró en erupción, han sido decenas de investigadores los que han querido aportar su granito de arena a la causa. La cooperación de ha realizado por diversos frentes. De esta manera, algunas instituciones han optado por ceder dispositivos de alta tecnología a la vigilancia del volcán, mientras que otros han estado brindando información científica de primer nivel a la toma de decisiones. Otros tantos, han aterrizado en Canarias movidos por la curiosidad innata tan característica de aquellos que se dedican a la ciencia y el afán por ver de cerca un fenómeno natural tan vistoso como un nuevo volcán en erupción. «Esta emergencia ha evidenciado la gran colaboración que existe entre los distintos organismos nacionales e internacionales». Quien lo reflexiona es Omaira García, física del Centro de Investigaciones Atmosféricas de Izaña, adscrito a la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que insiste en que sin esta ayuda que se ha brindado para entender la emergencia, no hubiera sido posible «la rápida y completa respuesta» que los científicos han proporcionado a las instituciones insulares, autonómicas y nacionales, así como a los habitantes de La Palma.

Ciencia en ocho centros

La Aemet es uno de los ocho centros de investigación y universidades que están monitorizando en Canarias la emergencia, entre las que también se encuentran el Instituto Geográfico Nacional (IGN), el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), el Instituto Español de Oceanografía (IEO), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y las dos universidades canarias. En el caso de la Agencia de meteorología, se establecieron sinergias con empresas francesas y alemanas para que establecieran en la zona analizadores de material particulado que complementan la información recibida por los dispositivos de análisis de calidad del aire desplegados tanto por la Aemet como por el Gobierno de Canarias.

En lo que se refiere a instrumentación también ha sido vital para la emergencia la colaboración de un centro de investigación concreto, el German Research of Geosciences (GFZ) de Postdam, Alemania. Este centro ha contribuido con varios equipos de investigación de las Islas porque cuenta con grupos de investigación centrados en diferentes ramas de conocimiento. El grupo de investigación que acudió al campo estuvo colaborando con el IGN desde el momento en el que empezaron a notarse signos preeruptivos, es decir, una semana antes de que el volcán emergiera. Desde entonces, "nos han proporcionado mucha información que han ayudado a la toma de decisiones", explica la sismóloga del IGN Carmen del Fresno.

Pero su colaboración con el Instituto –que se viene fraguando desde hace años– no se ha quedado en el mero intercambio de información El grupo de investigación alemán también ha puesto a disposición de la emergencia sus sismómetros, inclinómetros, drones y cámaras térmicas que ahora se encuentran instalados alrededor de todo el cono volcánico. "Los datos recabados por estas estaciones se incluyen en nuestra base de datos directamente", asegura Del Fresno, lo que supone no sólo la posibilidad de tener otra forma de medición sino también un "recambio" por si alguna de las estaciones falla. Este grupo también colabora directamente con el CSIC en la interpretación de las imágenes de satélite, así como los datos y software de la red mundial de medición de terremotos GEOFON.

Alemania es uno de los países con más centros y universidades dedicados a participar activamente en la vigilancia del volcán, un total de ocho. Destaca, en este sentido, también la contribución del Centro Helmholtz de Investigación Oceánica de Alemania (Geomar) que ha trabajado en varias de sus facetas –marinas y vulcanológicas– mano a mano con el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) como con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) o la del Instituto Max Plank. Entre ellos también se encuentra la empresa alemana Palas, que es una de las que ha cedido medidores de aerosoles a la Aemet. El vulcanismo es una parte importante de la historia de Alemania, aunque por el momento, se piensa que todos permanecen dormidos. La región de Eifel es el hogar de las zonas volcánicas más antiguas, y se cree que tuvo un poder explosivo similar al que tuvo el monte Pinatubo en 1991. En los últimos años, algunas señales han mostrado que podría volver a reactivarse, y de ahí que exista una investigación de primer nivel en la materia.

Desde el Etna hasta La Palma

Italia, sin embargo, se lleva la palma en la colaboración. En total han participado hasta ahora en la erupción un total de nueve centros y universidades diferentes. No es de extrañar pues el país vecino es una de las regiones con un vulcanismo más activo de Europa. Por esta razón, Italia ha contribuido activamente con la crisis volcánica de La Palma tanto a nivel científico como en el asesoramiento de la gestión de la protección civil dada su experiencia en volcanes como los del Etna y Stromboli. Las relaciones de este país con Canarias siempre han sido muy estrechas a través del IGN, CSIC e Involcan, y son muchos los que han vuelto durante esta erupción para proporcionar su conocimiento a la emergencia. De hecho, el italiano Luca D’Auria, ahora director del área de vigilancia volcánica del Involcan, trabajó durante 13 años en Istituto Nazionale di Geofisica e Vulcanologia (INGV), que ha sido uno de los que ha trabajado más estrechamente con ambas instituciones durante la erupción.

En la Unión Europea también han participado activamente en la erupción Reino Unido, con un total de siete instituciones colaboradoras; Francia, con seis; Portugal, con cuatro; Finlandia y Austria, con dos respectivamente; y Rusia, Suecia, Suiza y Bélgica, con una. Sin embargo, la erupción de La Palma ha captado la atención internacional a muchos niveles, pues no se suele encontrar una erupción que cause tal destrucción.

Llamados por ese interés y en aras de ver con sus propios ojos la que puede ser la erupción más importante de los últimos años en Europa, científicos estadounidenses, mexicanos, rusos y hasta japoneses se han acercado a la Isla Bonita para comprobar en sus propias carnes la inmensidad del nuevo volcán.

Manuel Nogales, director del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Canarias, resume la estrecha colaboración de los organismos internacionales de todo el mundo con la accesibilidad que tiene para muchos investigadores que la erupción se haya producido en Europa.

"Una erupción volcánica en la Unión Europea resulta asequible para que muchos investigadores nos visiten y muestren gran interés por este evento tan espectacular", recalca Manuel Nogales, biólogo del CSIC

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Una erupción "asequible"

"Una erupción volcánica en la Unión Europea resulta asequible para que muchos investigadores nos visiten y muestren gran interés por este evento tan espectacular", recalca el investigador. Aunque la emergencia es la prioridad en estos momentos, ningún investigador esconde que el futuro científico que abre esta erupción es prometedor, no solo para conocer mejor el vulcanismo de Canarias, sino para abrir un ingente debate sobre una variedad de temas asociados a la erupción. "Esta erupción es una fuente de conocimiento que permitirá publicar numerosos artículos científicos", insiste Nogales.

Sin embargo, el volcán también se ha convertido en una oportunidad para que el Archipiélago y sus investigadores se posicionen como referentes el mundo. Aunque insiste en que lo que más interesa ahora es la emergencia y la toma de decisión –y en ello la colaboración internacional ha sido clave para tener información más completa–, Carmen del Fresno no es ajena a que la erupción de La Palma tiene potencial para dar visibilidad a las instituciones españolas fuera de España.

Gracias a la emergencia, las instituciones nacionales y canarias se han posicionado en el globo por su buen hacer en la gestión de una crisis tan compleja como es una volcánica. Pero tal y como ya ha ocurrido en los últimos diez años con el volcán Tagoro emergiese en la Costa de Las Calmas (El Hierro), la ingente cantidad de datos científicos que ya está proporcionando esta erupción, se convertirá en una oportunidad para ubicar a la ciencia canaria en el resto del mundo y olvidar las fronteras que han aislado a las Islas durante años del resto del mundo científico.

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