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Infancia

¿La pelota tiene que ser la reina del patio?

La Generalitat catalana elabora una guía para redefinir el espacio del recreo de una forma más igualitaria y favorecer, así, la inclusión y la diversidad en el juego

¿La pelota tiene que ser la reina del patio?

Es media mañana y suena el timbre. Los niños arrastran las sillas y van saliendo con prisa del aula. Es la hora del recreo. Algunos corren por ahí. Muchas niñas se sientan o pasean por los extremos de la superficie pavimentada del patio. En el centro, el protagonista es el balón. Las pachangas y tiros se repiten entre varios grupos formados por alumnos y también alguna alumna.

La imagen se repite día tras día desde hace décadas en centenares de colegios del país sin que, a priori, chirríe. O no a todo el mundo, porque cada vez ganan más fuerza las voces que consideran que la ocupación del recreo debe ser más igualitaria, sin el predominio de actividades en las que participen los varones –y líderes– de forma mayoritaria. 

La última ha sido la Generalitat catalana, que está elaborando una guía para redefinir el uso tradicional del patio como algo más que una pista polideportiva donde jugar al balón. Un planteamiento no exento de polémica que ha llevado a reflexionar sobre qué tipo de recreo beneficia más a la convivencia y al desarrollo de la infancia.

 La que fuera concejala de Educación en Barcelona entre 1999 y 2006, Marina Subirats, se dedicó esos años a analizar lo que ocurre en los patios de los coles con niños y niñas. “Visité casi todas las escuelas y nos dimos cuenta que se habían sustituido patios y jardines donde se jugaba libremente por pistas de deporte”, explica la socióloga.

El juego en el patio es currículum

“No estoy en contra del deporte ni mucho menos, pero que se hayan eliminado casi todos los demás espacios de juego tiene consecuencias negativas. El juego no es solo para divertirse, sino que es una forma de aprendizaje”, añade. Subirarts es la coatura del libro ‘Balones fuera’, donde analiza las relaciones de poder, a priori invisibles, que se rigen en el uso de estos espacios.

Sandra Molines, doctora en Psicología y profesora de Florida Universitària, en València, opina lo mismo. En la Comunidad Valenciana están intentando incentivar que los centros educativos hagan un diagnóstico de estos espacios. “El patio también es currículum. Se aprende. También sobre la socialización”, asegura. Es ahí donde “las relaciones son más libres”.

El problema es que “el fútbol es una actividad donde la socialización masculina está muy por encima de la femenina”. Hay voces que consideran que la igualdad pasa por incentivar más que las niñas jueguen a este deporte, sobre todo ahora que la jugadora del Fútbol Club Barcelona Alexia Putellas ha ganado el Balón de Oro. Pero ellas no opinan lo mismo.

“A veces pensamos que la igualdad es que las niñas también jueguen al fútbol. Pero no se trata de eso, sino de que el patio pueda reunir muchísimas propuestas para que todo el mundo tenga la suya contemplada”, señala Molines. La idea es seguir favoreciendo los juegos simbólicos que sí se tienen en educación infantil para el desarrollo psicomotor, pero también la música o la plástica. O, por qué no, el tenis o el patinaje.

“Si el fútbol es la actividad extraescolar que más funciona en horas personales, la propuesta que hace el colegio reproduce lo que ya existe en la sociedad, no recompensa en nada. No se trata de prohibir, sino de diagnosticar y analizar con una mirada entrenada para ver las diferencias de género y, a partir de ahí proponer cambios y sugerencias”, añade. Según señala, hay un 8% del alumnado ocupando el 60% del espacio. Otras fuentes hablan del 70%, por lo que quienes no juegan al fútbol deben resignarse a estar en las esquinas o a observar desde las gradas.

A por tres espacios en un patio

Molines explica que el profesorado formado en coeducación ya se ha dado cuenta de esto. Algunas escuelas están proponiendo un cambio para que los patios sean más inclusivos, en los que participen también familias y el alumnado. Ya hay equipos de arquitectas que se están especializando en ello. De esta forma, han llegado a una solución “muy conveniente” para las expertas.

Habría tres espacios, más o menos equivalentes. Uno es de movimiento, en el cual puede haber pistas de deporte para jugar a juegos de movimiento, como la cuerda o actividades de patinaje o raquetas, o pistas periféricas donde puedan correr o pasear. Es decir: moverse más allá del fútbol.

Otro espacio es de juego tranquilo, en el cual puedan estar con las muñecas sin que tengan miedo de recibir un golpe de balón. Y un tercero sería verde, con plantas y árboles. Ese último, señala Subirats, es perfecto para que los pequeños conozcan cómo funciona la naturaleza y aprendan sobre responsabilidad. “Donde hay zonas naturales, se da una mejor convivencia que donde no la hay”, añade Molines. En un jardín no hay diferencias de género.

El cambio se mueve en Barcelona 

En Barcelona hay varias escuelas que ya han transformado los patios para que no todo gire en torno a la pelota. Jordi Sans es padre de dos escolares de uno de esos colegios. El suyo está en el distrito de Gràcia. El colegio de sus hijas asumió hace tiempo ese debate. El patio no era muy grande, así que la disposición de su espacio era importante. “Al principio fue un poco raro. Se rompieron dinámicas muy establecidas por lo que tuvieron que reaprender”, explica. Y claro, ingeniárselas para ver a qué jugar.

Pero el ‘experimento’ ha ido “muy bien”. “Ha abierto a nuevas formas de organizarse entre ellos y mezclar grupos”, prosigue. “La gran trampa es que se plantea como una prohibición del fútbol y no tiene nada que ver. Es como si por estar estudiando matemáticas dijeran que se prohíbe hacer ciencias o catalán. Lo único que se está haciendo aquí es dar la opción de jugar a muchas más cosas; pasar del monocultivo a otras tantas actividades que nunca han probado”, asegura. Eso y, “sin duda alguna, descender la conflictividad”. También eso han logrado.

 * Para realizar este reportaje, se ha intentado sin éxito contactar con La Federació Catalana de Futbol.  

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