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VOLCÁN DE LA PALMA

Unas fiestas envueltas en la ceniza del volcán de La Palma

El volcán se apaga pero la vida en La Palma no vuelve a la normalidad para desplazados, científicos o efectivos de seguridad que o no tienen ganas de celebrar o mantienen la vigilancia

Cuenta atrás para el fin de la erupción del volcán de La Palma. / CHRISTIAN AFONSO

Miles de personas vivirán estas navidades de una forma muy distinta a la habitual en La Palma. Muchas de ellas tendrán que hacerlo en una vivienda ajena, en un pequeño piso o incluso en una caravana aparcada en un parquin público porque su casa está bajo la lava o en zona de exclusión. Otras lo harán trabajando en el control de esta emergencia o en el estudio de la erupción del volcán de La Palma que, pese a estar ya en la cuenta atrás para que se declare finalizada, sigue siendo motivo de análisis pormenorizado. Serán unas fiestas atípicas, para algunas de ellas incluso una fecha más que tachar en su calendario nuevo, que comenzó aquel 19 de septiembre de 2021. Lo que sí tendrán todos en mente será ese volcán de Cumbre Vieja que, imponente, sigue muy presente marcando la vida de mucha gente.

Casi 550 personas pasarán esta noche tan especial desalojadas en algún hotel de la isla, ya que el volcán les ha dejado sin hogar o ha impedido que puedan acceder a él hasta próximo aviso. También 43 personas dependientes celebrarán la Nochebuena en alguno de los centros sociosanitarios del Cabildo de La Palma. Son familias enteras las que vivirán de una manera radicalmente distinta a la habitual estas celebraciones. Como es el caso de Quique, un todoquero que lo ha perdido absolutamente todo bajo la colada primigenia del volcán.

Su caso es especialmente triste, ya que las navidades eran unas celebraciones que en su familia siempre eran muy animadas, pero que este año estarán marcadas por el negro de la lava y la ceniza. Quique recuerda con especial cariño cómo, días antes de la noche de Reyes, escondía por toda la casa de Todoque unos regalos para sus hijos, ya que era algo que al mayor, de 21 años y que estudia en Tenerife, también le hacía ilusión. Por ello, lamenta, no se puede decir que se hayan destruido casas, "sino que la lava se llevó por delante hogares y eso es lo que hemos perdido realmente". Jessica ni siquiera festejará hoy la Nochebuena. Vecina también de Todoque, perdió su casa con las arremetidas del volcán de Cumbre Vieja, y estas navidades las pasará en un pequeño piso en El Paso. "Este año no tengo ilusión, ni ganas de celebrar nada", señala, y vivirá junto a su hijo una noche más. La cena será también la propia de cualquier otro día del año, ya que la cocina de la casa en la que se encuentra es muy pequeña "y no tiene horno ni nada". "Tenía pensado hacer algo en una caravana que tengo en un terreno, pero al final no he querido hacerlo porque no creo que la situación esté para hacer fiestas", agrega.

Mucha otra gente que se encuentra desplegada en La Palma en distintas tareas de vigilancia, control y estudio del volcán, así como voluntarios que han decidido ayudar en todo lo posible a la población isleña, también pasarán esta Nochebuena velando por la seguridad de las personas que viven en las inmediaciones de Cumbre Vieja. Lo harán lejos de sus casas y familiares, aunque muchos han encontrado su particular familia en esta situación, bien con el resto del personal desplegado o con las gentes del lugar. El objetivo es, en definitiva, no pasar en soledad estas fechas, cuyo espíritu es el de compartir momentos y colaborar con los demás. Cada una de ellas de una manera distinta, estas personas tratarán de celebrar la fiesta con la mayor normalidad posible dentro de sus funciones. En el caso del científico de Involcan Guillermo Recio, que apunta que todo será muy improvisado, ya que organizar algo con antelación es muy complicado dada la situación cambiante del volcán que vigila. "Nos juntaremos los compañeros de aquí con la Guardia Civil o con alguien más y comeremos algo, pero vamos, será en jornada laboral", comenta.

Por su parte, el capitán de la Unidad Militar de Emergencias (UME) Tomás Morales, o el agente de la Unidad de Intervención Policial (UIP) Raúl Burción sí que podrán cenar algo especial rodeados del resto de sus compañeros destinados en La Palma para estas fiestas. Aunque les prepararán un menú que poco tendrá que ver con el de sus hogares, sí que tendrán una Nochebuena algo más parecida a la que disfrutarían de estar en casa. Y eso siempre sienta bien. "La gente está volcada con nosotros, hay muchas personas implicadas en que estemos lo mejor posible. Eso es maravilloso y nos llena de gratitud", comenta el policía nacional.

Quizás estas navidades estén envueltas en ceniza, pero mucha gente tratará de olvidar, aunque sea por una noche, la tragedia que ha ocasionado el volcán de Cumbre Vieja.

El espíritu de la Navidad permanece en cualquier lugar

Para Jianiry Feliz Carrasco, conocida cariñosamente como Vivi, las navidades son una época muy especial. Cada año prepara con ilusión la llegada de estas fiestas, las cuales adora, y las comparte con sus amistades y familiares, como dicta el verdadero espíritu navideño. Este año, pese a que tuvo que abandonar desde el primer día de la erupción su casa en la carretera de la costa, no será una excepción. Tras comprar ella y su pareja una caravana hace tres semanas, en donde se encuentran viviendo actualmente hasta que les dejen regresar a su hogar, la ha decorado con guirnaldas y otros elementos navideños y todavía espera llegar más allá. "Mis amigas vinieron a ayudarme a decorar el interior de la caravana, y estamos pensando en colocar unas luces en el exterior", reconoce con una gran sonrisa.

También tiene ya puesto el mantel con motivos navideños en la mesa que tiene colocada en el exterior de la caravana y, bajo un toldo, cuenta con una cocina de gas, así que tiene claro que este año la cena de Nochebuena será en su hogar improvisado, y que invitará, como hace cada año, a sus amistades, a su hija y a sus dos pequeños nietos, a los que ama con locura. El menú será de barbacoa, acompañado con los dulces típicos de Navidad, pero lo más importante, en su opinión, es "poder disfrutar todos juntos y llevarlo con la mayor normalidad posible dentro de las circunstancias que nos ha tocado vivir".

De Irak a La Palma para servir a España

Para el capitán Tomás Romero, de la Unidad Militar de Emergencias (UME), estas serán unas navidades más dentro de lo que es habitual en una posición como la suya. No podrá estar con su familia carnal, pero sí lo estará con la otra familia, la de sus compañeros y compañeras de trabajo. "No vamos a estar solos, como sí puede pasar en otras misiones, lo que resulta mucho más duro de llevar", opina el militar, que sabe muy bien de lo que habla, ya que le ha tocado prestar servicio muchas veces en esta época del año, incluso en Irak, en un lugar donde el peligro puede acechar en cualquier esquina o momento. Este año, además, su pareja también está destinada en una misión fuera de España, en Líbano, por lo que iban a estar separados de todas formas. "Se echa mucho de menos pasar tiempo con la familia, por supuesto, sobre todo con tus padres, porque ya estás en esa época en que no sabes cuántas navidades más vas a poder disfrutar con ellos", comenta con cierto pesar. En su caso, las tecnologías le ayudarán a estar un poco más cerca de ellos hoy, y les hará una videollamada para acompañarles un ratito. 

La primera Navidad fuera en 66 años

Un caso especialmente llamativo es el de Martín Roteta, un voluntario de la ya más que conocida "cuadrilla vasca", el GBGE, que llevan casi desde el principio de la emergencia ayudando en todo lo que pueden a la población afectada. A sus 66 años, es la primera Navidad que va a pasar lejos de su Asteasu natal, una localidad cercana a San Sebastián. Pero él tiene claro que en La Palma «hace falta ayuda, y me gustaría poder colaborar con la gente», siempre y cuando el cuerpo aguante. Llegó a la isla el 10 de diciembre y su previsión es seguir en ella hasta principios de febrero, es decir, 60 días. Un pensamiento que se ha granjeado el respeto del resto de personas voluntarias, no solo del grupo vasco, sino también de fuera del mismo. Martín ha dejado en su pueblo donostiarra a sus cuatro nietas y tres hijos, pero cada día les envía un vídeo de lo que hace en La Palma, y tiene claro que en Nochebuena caerá otra videollamada para estar un ratito con los suyos en la distancia. El resto del grupo, no obstante, bromea con que pasará estas fiestas con su nuevo amigo palmero, el dueño de un bar cercano con el que ha hecho buenas migas estas semanas.

Unas fiestas para tratar de dar normalidad a los niños

En la nueva vivienda de Quique en Santa Cruz de La Palma estas fechas serán muy diferentes a lo que solía ser en su finca de Todoque, donde se juntaban todos los hermanos y sus familias para cenar y seguir disfrutando de estos días "hasta el 27 si se terciaba". No está el ánimo muy alto como para hacer grandes celebraciones, y de hecho uno de sus hermanos se marchará a Chile, por lo que no estará estas navidades, mientras que otro que reside en Tenerife les visitará a partir del 27. "No será una Nochebuena al uso, y además en esta casa en la que estamos no caben todos", indica el hombre, quien admite que este año «me lo tendré que currar un poco y hacer de tripas corazón, sobre todo por mi niña de 10 años". Y es que los más pequeños de la casa son los que más se ilusionan con estas fechas, bien lo sabe el propio Quique: "Estas fiestas vamos a justificarlas para que los niños vean cierta normalidad, ellos se acostumbran rápido a las nuevas circunstancias, viven todo con otra ilusión, pero a los adultos, ¿quién nos anima?". Sin duda, por mucho intentarlo, estas serán unas navidades muy diferentes.

Una familia acostumbrada a las ausencias navideñas

El agente de la Unidad de Intervención Policial (UIP), Raúl Burción, tuvo que dejar su destino en Valladolid para ayudar en las tareas de coordinación y control de la emergencia en La Palma, por lo que le tocará pasar esta Nochebuena lejos de su familia. Algo que, no obstante, le suele suceder con bastante frecuencia debido a su puesto de trabajo. "Esto puede chocar al principio con tu pareja o con la familia, pero alguien que lleve mucho tiempo ni le sorprende ya", apunta, entre risas. Burción no es muy amante de las nuevas tecnologías, por lo que echará mano de la llamada telefónica, a la antigua usanza, para conversar un rato con sus hermanos, los cuales suelen reunirse con sus padres para celebrar la Nochebuena en la casa familiar. Se irá a dormir temprano, ya que mañana, día de Navidad, tendrá que despertarse sobre las 6.30 horas para coordinar los dispositivos policiales de la jornada y asistir a las reuniones informativas en el Puesto de Mando Avanzado. Y es que La Palma, y la emergencia volcánica por la que atraviesa, no descansan por navidades.

En Nochebuena, también se vigila al Cumbre Vieja

Guillermo Recio, geólogo del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), tendrá una jornada maratoniana hoy, como así ha sido desde que llegara la primera semana de erupción a monitorizar el volcán. Sus mediciones de dióxido de azufre en el aire son uno de los elementos que más en cuenta se han tenido para declarar que la actividad volcánica ha cesado, algo que se confirmará hoy mismo, por lo que en estas jornadas su labor se ha tornado en imprescindible. "En La Palma será un día de trabajo más, de hecho, yo ya me he trabajado todos los festivos que ha habido desde que comenzó la erupción", explica el científico, natural de Salamanca pero residente en Tenerife. Él mismo se ofreció voluntario para trabajar este festivo y, de esta forma, contribuir para que otros compañeros que tuvieran a sus familias más cerca pudieran pasarlo con ellas: «Yo no podré ir a Salamanca a estar con los míos de todas maneras, así que me quedaré por La Palma y brindaré esta Nochebuena, si el trabajo me da un respiro». Y es que la vigilancia a este gigante, aunque esté dormido, no puede parar.

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