Situada en el norte de Fuerteventura, entre Majanicho y El Cotillo, en el municipio de La Oliva, la conocida popularmente como playa de las roscas está en peligro desde que hace años se volvió viral y famosa en todo el planeta. Imágenes del arenal llenan las redes sociales con el hashtag #popcornbeach, 'playa de las roscas' y, en diversas ocasiones, cadenas de televisión nacionales e internacionales y webs de distintos medios se han hecho eco de su existencia. El nombre le viene dado porque su arena se asemeja al popular aperitivo. Está compuesta por unas formaciones calcáreas de color blanco y de nombre científico rodolitos y que los majoreros denominan de toda la vida "confites".

Pop Corn Beach podría parecer de lejos una playa normal, pero tan solo hace falta un vistazo a la superficie para llegar a la conclusión de que esto no es así. La playa está cubierta por pedazos de 'palomitas de maíz', es decir roscas, en canario de Las Palmas -Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa-, o cotufas, en canario de Santa Cruz de Tenerife -Tenerife, La Palma, Gomera y El Hierro-. En realidad, los rodolitos surgen de unas algas rojas que de forma gradual van acumulando carbonato cálcico en sus células y que han erosionado en la orilla, donde se mezclan con las rocas volcánicas y la arena de la playa. Para los majoreros, estas formaciones calcáreas son "confites" no pop corn ni roscas, cotufas o palomitas.

La playa de las roscas, también denominada playa de las palomitas por los compatriotas peninsulares, se encuentra en la caleta de El Hierro y se accede a ella después de traspasar una zona de vegetación local, formada por aulagas. La playa resulta peligrosa para bañarse porque tiene demasiada corriente. Sin embargo es ideal para el surf. También se puede tomar el sol en ella y lo cierto es que esto se convierte en una experiencia extraordinaria. Por la textura y color de este tipo de arena, ver la puesta de sol es trasladarse a otro mundo.

Aunque no es un fenómeno nuevo para los majoreros, la playa de la caleta de El Hierro se ha vuelto tan popular en Instagram que la red social está repleta de imágenes de usuarios que peregrinan al lugar solo para verla y fotografiarla. También más de uno acaba llevándose consigo unas cuantas palomitas y hasta bolsas, un gesto que supone hurtar kilos y kilos de arena de la playa, un atentado ecológico que la daña y amenaza su conservación.

Para proteger este tesoro natural, cuyo deterioro se ha frenado con la escasez de turistas por la pandemia del coronavirus, los lugareños lanzaron en 2019 una iniciativa popular. Salvar la playa de las roscas era y sigue siendo su objetivo. Vecinos del lugar y turistas protagonizaron un vídeo para pedir que se respete el entorno.