El Periódico Mediterráneo

El Periódico Mediterráneo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ilegalidades que circulan por WhatsApp

Incluir a alguien en un grupo y compartir fotografías sin autorización, y enviar pantallazos con conversaciones privadas son actos constitutivos de infracción o delito

Una persona, conversando por WhastApp.

¿Quién no ha compartido alguna vez una fotografía de grupo con otros contactos de WhastApp? ¿Cuántas imágenes de este tipo pueden circular por la popular aplicación de mensajería simultánea cada día? ¿Y en cuántas ocasiones quienes aparecen en ellas ignoran que terceras personas tienen acceso a una fotografía en la que aparecen? Teniendo en cuenta que WhatsApp tiene más de 2.000 millones de usuarios en todo el mundo, – 31,98 en España– y que se envían más de 100.000 millones de mensajes al día, no es difícil deducir que la cantidad es ingente.

Pues bien, el abogado gallego Víctor Salgado recuerda que compartir imágenes, audios o vídeos sin el permiso de quienes salen en ellos es ilegal. Y no solo en redes sociales como Facebook y Twitter. “La Ley de Protección de Datos también se aplica a los mensajes de WhatsApp y su infracción puede ser denunciada y puede constituir un delito punible y, de hecho, ya hay sentencias condenando este tipo de prácticas”, afirma el abogado, especialista en derecho de las tecnologías de la comunicación y la información (TIC), protección de datos, privacidad y ciberseguridad, que recuerda que ya hay sentencias condenando estas prácticas.

“Hablamos de nativos digitales, pero muchos son en realidad huérfanos digitales”

Víctor Salgado - Abogado

decoration

Lo mismo sucede con otros comportamientos habituales, como incluir a alguien en un grupo de WhastApp del trabajo o en ese grupo de padres de colegios o exalumnos, por ejemplo. Y no menos ilegal es enviar pantallazos de conversaciones privadas a terceros y, por supuesto, descalificar, insultar o realizar comentarios que puedan herir a la persona a la que se refieren.

Respecto a las instantáneas, no se trata de que haya que pedir permiso a cada una de las personas que aparecen en una fotografía antes de compartirla –aunque si nos ponemos puntillosos Salgado recuerda que incluso para hacerla es necesario ese permiso–, pero sí conviene saber que WhastApp no funciona al margen de la ley y que si se comparte una imagen con la intención de hacer daño o ridiculizar a una persona puede ser denunciado y sancionado, especialmente si esa imagen fue sacada sin su permiso. En este caso, podría incurrir en un delito contra su derecho al honor, a la intimidad o a la propia imagen, penado con hasta siete años de prisión.

“Compartir la fotografía si autorización de la persona no llegaría a ser delito, pero sí es ilegal e ilícito y es denunciable. Esto puede sorprendernos porque es muy habitual sacarse fotos y compartirlas, pero cualquiera de las personas que salen en ella podría denunciarnos si no podemos demostrar que dio su autorización por incumplir la Ley de Protección de Datos, en cuyo caso se aplicaría una sanción, o directamente pedir una indemnización por vía civil”, explica.

Incluir a una persona sin su permiso en un grupo de WhatsApp sin su consentimiento también atenta contra la Ley de Protección de Datos y, por tanto, también es ilegal. “En el momento que alguien me añade a un grupo, automáticamente mis datos, como nombre y número de teléfono, son visibles para todos los miembros del grupo, lo que constituye una cesión ilícita de mis datos si no he dado la autorización previa, por lo que es ilegal y sancionable”, detalla.

En el caso de que se trate de un grupo corporativo con miembros que no se conocen entre sí, explica que debería optarse por una lista de distribución, en lugar de un grupo, ya que la lista permite el envío de mensajes individuales sin exponer datos de terceras personas.

La difusión de capturas de conversaciones de WhatsApp hace relativamente sencillo identificar a los participantes por los datos que aparecen el chat o por el contexto. Por esto, según el tipo de conversación del que se trate, las personas afectadas, además de la infracción por protección de datos, podrían reclamar una indemnización por daños y perjuicios, por una posible lesión a su derecho al honor o a la intimidad, advierte.

El 40% de los delitos que se cometen en Galicia son estafas informáticas

decoration

Aunque las descalificaciones se asocien generalmente a otras redes, como Facebook y Twitter, en las que los usuarios están amparados por el anonimato, los insultos tampoco escapan a WhatsApp. “Las redes sociales son un caldo de cultivo para descalificaciones, insultos y comentarios que pueden herir a los demás, y que, en el peor de los escenarios, pueden constituir un delito de injurias y calumnias”, afirma Salgado, que recuerda que las redes sociales, incluida la de mensajería instantánea, son empleadas en muchas ocasiones para vengarse de otra persona, compartiendo, por ejemplo, imágenes personales o conversaciones que pueden afectar a la esfera de la intimidad de las personas, lo que puede incurrir en un delito de descubrimiento y revelación de secretos tipificado en el artículo 197 del Código Penal.

El problema es que, en la mayoría de los casos, los usuarios ignoran que están cometiendo comportamientos constitutivos de infracción o delito. Por ello, Salgado aboga por la educación en el uso responsable de las tecnologías y en la defensa de los derechos propios y ajenos desde edades tempranas, y advierte de que los menores son uno de los colectivos más vulnerables al ser los que más las emplean. “Hablamos de nativos digitales pero lo que tenemos habitualmente son huérfanos digitales porque es cierto que tienen una mayor habilidad con las tecnologías, pero realmente no se les educa en su uso adecuado y aquí el papel de los padres es también muy importante”, afirma el abogado, que advierte del aumento de casos de ciberacoso.

Además, una buena educación digital reduce el riesgo de acabar siendo víctima de un delito digital, como el “phishing”, por ejemplo, de los que cada vez llegan más casos al despacho de este abogado, que recuerda que la cuarta parte de los delitos que se comenten en Galicia son estafas informáticas. Pero, sobre todo, apela al sentido común: proteger las cuentas, no desvelar las contraseñas y borrar los grupos de WhastApp en los que no se participe son acciones que minimizan los riesgos de que terceras personas accedan a nuestros datos. En cualquier caso, Salgado recomienda denunciar cualquier acto ilegal o delictivo. “Afortunadamente cada vez hay más gente ha perdido el miedo y el recato a denunciar estas cosas y antes de la pandemia, las denuncias aumentaron en torno a un 70% en un año”, sostiene.

Compartir el artículo

stats