Graduada en Publicidad y Relaciones Públicas por la UAB, máster en Innovación, Emprendimiento y Administración por el Imperial College de Londres, que cursó gracias a una beca de la Fundación ‘La Caixa’, fundadora de la plataforma TEDxBarcelonaWomen y coimpulsora de una red de mujeres inversoras llamada SWAN, Clara Montes está considerada una de las ‘millennials’ más influyentes de España. Pero además de ser consultora, formadora y ‘coach’ de directivas y emprendedoras, es una activista por la igualdad de género, una ciudadana global comprometida con un propósito claro: "Construir un mundo en el que hombres y mujeres tengan los mismos derechos, la misma voz y las mismas oportunidades para tener éxito". Y eso, dice, "tiene que ver con lo que haces personalmente en tu día a día, intervenir ante las injusticias".

-Decía, en enero de 2019, que faltaban 217 años para llegar a la igualdad. ¿Nos faltan ahora 214?

-Esa cifra, del balance anual del World Economic Forum, se refería a la brecha de género en temas económicos. Y hemos retrocedido. Ahora estamos en ¡268 años! La pandemia ha afectado mucho más a las mujeres.

-¿Llegará el día que no necesitaremos celebrar el 8-M?

-En otro momento hubiera dicho que ojalá, si eso significa que ya tenemos igualdad, pero en realidad no quiero que deje de existir. Entiéndame, lo que quiero es que cada día sea el día de la mujer. Que cada día celebremos el talento femenino y pongamos los problemas y las soluciones para apoyarlo encima de la mesa - una mesa en la que ya no falte la mitad de la población.

-Que está infravalorado.

-Lamentablemente. Se le da menos apoyo, menos visibilidad y menos financiación que al talento masculino. Cambiarlo es complejo, porque es algo también inconsciente. Nadie te dirá que no financia un proyecto porque lo lidera una mujer o que prefiere ascender a un hombre. Pero quienes tienen el poder para tomar estas decisiones o conceder estas oportunidades son mayoritariamente hombres, que se relacionan con hombres en quienes se sienten reflejados y en quienes confían. Es lo que se conoce como sesgo de afinidad y ‘boys club’. Además, algunos rasgos que en los hombres se ven positivos y propios de líderes, como la asertividad o la ambición, en el caso de la mujer se consideran negativos o potencialmente conflictivos. Hay tantos estereotipos de género que al final es el sistema el que infravalora a las mujeres, y por eso muchas veces las mujeres se infravaloran a sí mismas. Por eso, para cambiar el sistema, tenemos que desaprender, educar y trabajar en políticas públicas y privadas, pero también escoger el empoderamiento individual y colectivo. Debemos convertirnos en activistas. 

-¿Cuál es el reto del activismo?

-Ilusionar, balancear aquello que te enfada e irrita con la ilusión por lo que podemos construir juntos. Lograr que la ilusión por un futuro mejor sea más grande que la frustración e injusticia que genera el problema. Y comunicarla de forma que otros se sumen.

-¿En qué anda ahora?

-Trabajo entre Londres y Barcelona como profesional independiente. Me interesa muchísimo la ‘FemTech’, las soluciones tecnológicas que abordan los retos de salud de las mujeres. El espacio de salud de las mujeres es el gran olvidado y es por lo tanto, un océano azul lleno de oportunidades para innovar, emprender e invertir. Para transformar vidas. Todo empieza en la investigación, donde las mujeres no estamos incluidas de forma igualitaria en los ensayos clínicos. Se crean medicinas, productos y soluciones que no tienen en cuenta las diferencias biológicas entre hombres y mujeres. También es un tema discursivo, sigue habiendo mucha desinformación, vergüenza y estigma alrededor de temas como la menstruación, la menopausia o la salud sexual, por ejemplo. Faltan datos, educación, comunidad, inversión… Las mujeres y nuestra salud seguimos siendo invisibles, pero esto está empezando a cambiar.

-¿Qué aspecto en concreto le interesa?

-Si innovase o invirtiese en algo sería en una solución que abordara la salud mental de las mujeres. Pero también me apasiona la educación en salud menstrual. El 90% de las mujeres –entre las que me encuentro- tiene, antes de que le venga el periodo, síndrome premenstrual, un conjunto de síntomas físicos y psíquicos que pueden incluir dolor, ansiedad, irritabilidad, cambios de humor etc. Pero después un porcentaje más pequeño sufre trastorno disfórico premenstrual, en el que estos síntomas son aún más graves. En algunos países, ciertas empresas ya permiten días libres a las mujeres cuando tienen estos síntomas. Impacta tantas áreas de la vida y ha sido tan negado que es importante que hablemos de ello y conozcamos el poder de nuestros ciclos. Soy mentora y ‘advisor’ en FemTech Lab, que acelera ‘start ups’ innovando para mejorar la salud de la mujer. Justo Londres, donde vivo ahora, es el epicentro europeo de este sector en crecimiento, que según Frost & Sullivan superará los 50.000 millones de dólares de valoración para 2025.