Nació en Ucrania hace casi 60 años (los cumple en mayo), pero lleva en España desde 1999. Se instaló primero en Almería, donde vivían unos amigos de su mujer, concretamente en San Isidro y Campohermoso. Allí empezó a trabajar en un invernadero, "como todos los sin papeles, no había otra cosa", recuerda Myron Ilchinsin, el actual utillero del Olot, el club que manda en el grupo catalán de la Tercera RFEF. El equipo marcha de maravilla, pero su encargado de material vive momentos duros por la maldita guerra que azota su país.

"La vida da muchas vueltas", repite una y otra vez Myron, que relata su periplo desde su salida de Ucrania a finales del siglo pasado. Del invernadero pasó al rodaje de películas, actuando como figurante en films como 'El Misterio de Wells', rodada en unas minas de oro abandonadas, con Willem Dafoe como actor destacado.

También estuvo en un taller de hormigón y ferralla hasta que en 2004 se desplazó a Olot para estar "mil kilómetros más cerca" de su país, al que regresa sin falta cada año en coche. Desde 2005 es el encargado de material del club y trabaja también como mensajero en la empresa del presidente Joan Agustí.

"Nunca imaginé que esto pudiera suceder en pleno siglo XXI. Es peor que el fascismo de la segunda guerra mundial"

Demasiado daño

Su familia más directa, su mujer, sus dos hijos y dos nietos (Edgar, de 10 años, y Bruno, de 4), están en Catalunya, pero mantiene vínculos estrechos en Ucrania. "El mundo da muchas vueltas, para bien y para mal", insiste. "Quién me iba a decir hace 25 años que iba a tener sangre catalana y ucraniana, con dos nietos catalanes. Y quién me iba a decir que íbamos a vivir una guerra", lamenta Myron, que estudió Historia junto a su mujer en Ucrania.

Myron Ilchinsin, en un partido del Olot de esta temporada. NURI MARGUÍ

"Es muy doloroso ser testigo de este horror. Nunca imaginé algo así en pleno siglo XXI, pero no es un conflicto de ahora, tiene más de 300 años. Esta vez no habrá medias tintas. Hay que romper: habrá vencedores y vencidos. Los rusos han hecho demasiado daño. Se ven niños muertos. Eso no se perdonará jamás".

Con el teléfono las 24 horas

Myron se emociona al recordar sus orígenes. Nació en la provincia de Ivano-Frankivsk, a unos 500 kilómetros de Kiev. "Está a 100 de Leópolis, que ahora está muy de moda, y a 150 de la frontera con Polonia". Sus primos que vivían en la capital pudieron escapar el primer día, pero también hay malas noticias. "Tenemos dos familiares en el frente de batalla, un médico y un soldado, dos chavales que no sabemos dónde están. Mi mujer está muy preocupada, con el teléfono en la mano las 24 horas y con la tele puesta todo el día", explica.

"Antes lo veías en las películas y ahora lo ves en directo. Las bombas pasan sobre las cabezas"

El utillero, que ha acogido refugiados en su piso ucraniano, lamenta la destrucción de su tierra por las tropas rusas. "Kharkiv tiene una plaza preciosa que se llama, precisamente, la plaza de la Libertad. Ahora está en ruinas. Antes lo veías en las películas y ahora lo ves en directo. Las bombas pasan por encima de las cabezas. Para mí es peor que el fascismo de la segunda guerra mundial", apunta Myron, que se detiene en las generaciones nacidas a partir de 1991. "Son personas que ahora tienen 30 años y no han vivido el pasado de la URSS. Han crecido en un país independiente y ahora ven que los han invadido sin miramientos. La masacre alemana tardó 70 años en olvidarse, esto no se olvidará nunca".

El mensaje en los colegios

Cuestionado por una posible solución, el historiador muestra su visión más pesimista. Ni siquiera acabando con Putin atisba un remedio. "La clave es eliminar su mensaje. Hace 15 años dijo en una cumbre que el fallo más grande del siglo XX fue la caída de la URSS. Desde entonces solo piensa en recuperarla. A los niños pequeños rusos les dicen en las escuelas que los ucranianos son fascistas y horribles, mientras ellos son palomas blancas. Se les mete esa idea en la cabecita. Si en el futuro algún niño de esa clase llega a gobernar el país el peligro persistirá", comenta Myron, convencido de que Putin insistirá hasta las últimas consecuencias en tomar Kiev.

El vestuario del Olot muestra su apoyo a su utillero, el ucraniano Myron Ilchinsin. NURI MARGUÍ

Desde el estallido del conflicto, el utillero ha tenido el apoyo de todo el club, empezando por su estimado presidente, que ha expresado públicamente el rechazo a la invasión: "Myron está sufriendo por una situación injusta e impensable. Es un amigo, lleva 17 años con nosotros. Es terrible. Nos posicionamos en contra de la violencia militar del ejército ruso". La bandera azul y amarilla volverá a lucir este domingo en el estadio en el partido contra la Guineueta. Por Myron y por todo el pueblo ucraniano.