El Periódico Mediterráneo

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Crisis humanitaria

"Los rubios de ojos azules son bienvenidos, pero para los africanos porra y mano dura"

Asociaciones antirracistas denuncian el doble rasero de la solidaridad con Ucrania frente al recibido por personas negras que huyen de otras guerras

Lamar Bailey, Mohamed Mboirick y Moses Von Kallon en la fábrica abandonada donde murieron dos temporeros sin papeles.

"Europa está recibiendo a los rubios de ojos azules con los brazos abiertos. Interior les va a tramitar los papeles en 24 horas, súper rápido. Pero a los africanos... porra y mano dura. El otro día en la valla de Melilla estaban pegando a un negro como si fuera un balón". Mohamed Mboirick es portavoz de la Federación Unión Africana de España, una de las entidades de personas migrantes que denuncian el doble rasero de la solidaridad con el pueblo ucraniano mientras se maltrata a personas negras que vienen de otras guerras. Conflictos que parecen no importar lo mismo.

Mboirick, junto a Lamar Bailey (Uhuru) y Moses Von Kallon (Aquarius Supervivientes) dejan clara una cosa nada más empezar la entrevista. "No tenemos nada en contra del dispositivo de acogida que tienen los ucranianos. Nos parece algo maravilloso, y ojalá siempre se actuara así". Dicho esto, matizan, "que ojalá fuera así para todos. Los que huyen de guerras en África, Yemen, Palestina, Siria. Otros países en conflicto no han tenido un trato ni parecido", lamenta Mboirick.

Moses Von Kallon llegó al puerto de Valencia en 2018 a bordo del Aquarius. Él es de Sierra Leona, un país que vive una cruenta guerra desde hace más de 11 años. Lo recibieron los focos y cámaras de cientos de periodistas y la promesa del Gobierno de coalición de darles el asilo en España. Cuatro años después Moses está en situación irregular, le han denegado todo lo que ha pedido. "Guerra es guerra y los refugiados son refugiados, debería dar igual el color", dice.

Un compatriota suyo durmió durante 5 años en la fábrica abandonada de la Garrofera porque no pudo acceder a documentación. "Y había salido como yo de un país en guerra". En este lugar donde transcurre la entrevista murieron recientemente dos temporeros al raso de la noche. Los dos eran de Ghana. El primero falleció de cáncer hepático. Pese a la durísima enfermedad Abraham I. estuvo trabajando en el campo por una miseria hasta el último día de su vida. Tras dos décadas en España tampoco tenía documentación. Richard murió por causas que todavía se desconocen. La historia es similar. Veinte años deslomándose en el campo y durmiendo al raso pero no tenía ninguna documentación.

Racismo sistémico

La historia se repite una y otra vez y los casos son muchos. Pese a todo, Bailey (portavoz de Uhuru) hace una lectura positiva. "Creo que la gente se está dando cuenta de lo que nosotros llevamos denunciando tanto tiempo. Hay un racismo sistémico, y las personas negras y racializadas tenemos un montón de dificultades para acceder a los beneficios del norte global", explica.

"No queremos que se nos malinterprete -insiste Bailey-. Estamos súper felices de esta acogida tan buena y tan rápida. A favor cien por cien. Sin embargo, denunciamos que para muchas personas que vienen de otras guerras no es así. Hay quienes llevan 10 años y nadie les apoya", insiste la portavoz de Uhuru.

Pero que nadie piense que lo que ocurre con Ucrania es algo nuevo. "La frontera siempre ha sido un espacio racista. El mediterráneo es una tumba para mucha gente y un lugar turístico para otro montón de personas", asegura Bailey. "Ahora -matiza- lo estamos viendo desvergonzadamente". Aquarius Supervivientes y Uhuru son dos de las tantas entidades que han mandado ropas y comida a la frontera de Ucrania.

Mboirick recordó que "para demostrar humanidad tampoco hace falta ir a Ucrania. Tenemos a 20 personas malviviendo en la Garrofera ¿Dónde está la humanidad aquí? ¿Qué ha hecho el ayuntamiento o el Gobierno? Quiero recordar que hace pocas semanas hubo dos fallecidos en esta fábrica. Entonces, dónde está la humanidad. Es todo puro cuento", lamenta.

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