El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha lamentado que "el aborto se ha generalizado, como si de beber un vaso de agua se tratara, y por este camino son cientos de miles, de millones de personas las que son asesinadas en el seno materno, con la colaboración de una sociedad que no se inmuta, que se ha insensibilizado ante la muerte de los inocentes".

En este sentido y en su carta semanal, recogida por EP, Demetrio Fernández ha recordado que este viernes 25 de marzo "celebramos la fiesta de la vida" en este caso con el lema de 'Acoger y cuidar la vida, don de Dios', lo que implica, según ha argumentado, que "desde el instante mismo en que el óvulo es fecundado por el espermatozoide, tenemos una nueva vida, una nueva persona, con todos los derechos de vivir y con todas las obligaciones de quienes le rodean para no interrumpir su proceso de maduración".

Sin embargo, según ha señalado el obispo, "el sí a la vida encuentra hoy escollos a salvar, como es la reivindicación del derecho a decidir la matanza de esa vida, si no resulta placentera", y resulta que "el aborto se ha generalizado, como si de beber un vaso de agua se tratara, y por este camino son cientos de miles, de millones de personas las que son asesinadas en el seno materno, con la colaboración de una sociedad que no se inmuta, que se ha insensibilizado ante la muerte de los inocentes".

"No podemos callar ante este genocidio --prosigue en su carta--, busquemos las formas adecuadas para que quienes tienen problemas con un nuevo nacimiento encuentren otro regazo que pueda acunar ese niño, en lugar del cubo de basura de un paritorio".

Eutanasia

Por otro lado, Demetrio Fernández ha explicado en su carta semanal que "en la fiesta de la vida encontramos otro reto, que va ampliándose como fruto del egoísmo que descarta a quienes no valen. Es la vida de los ancianos, de las personas terminales, de las que merecen cuidados paliativos y no los encuentran".

A este respecto, el obispo ha dejado claro que "la eutanasia no es solución, ni el suicidio asistido", porque "la persona que está bien atendida no quiere morirse", de modo que "quien quiere morirse es porque ha sido descartada por quienes debieran cuidarla", y "tenemos que revertir esa tendencia, saliendo al encuentro de quienes están solos, de quienes sufren situaciones irreversibles. La fe cristiana nos enseña que el sufrimiento es el principal ingrediente de la redención, y todo el que sufre está llamado a ser colaborador en primera fila del misterio redentor, con Jesucristo, María, y todos los santos".

Invasión de Ucrania

Por último, Demetrio Fernández ha resaltado en su carta semanal que "en esta fiesta de la Anunciación-Encarnación, el Papa nos invita consagrar nuestras vidas al Corazón Inmaculado de María, a consagrar a Rusia y a Ucrania a este corazón maternal", pues "estamos sufriendo los horrores de la guerra".

Ante ello, según ha concluido el obispo, "solo una acción superior puede librarnos de este trance y librar a la humanidad entera de tanto sufrimiento", pues, "en las grandes ocasiones de la historia, María ha mostrado su maternidad protectora", y "también ahora quiere demostrarla, si la invocamos con fe". Por ello, ha llamado a unirse "al Papa con el deseo de aportar nuestra colaboración para hacer que reine la paz en nuestras familias, en nuestro corazón, en el mundo entero".