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Freno al plástico

Agua del grifo en el bar: así se burla la nueva ley de residuos

La norma incorpora el deber de la hostelería de "ofrecer siempre" gratis el líquido a los clientes, pero los establecimientos siguen sin cumplirlo dos meses después de la entrada en vigor

No todos los establecimientos cumplen con el deber de servir agua de grifo a quien lo solicite.

El camarero no sabía qué estaba ocurriendo. Nunca antes le habían acusado de incumplir la ley en su trabajo, explicó al cliente después, y menos aún por hacer las cosas exactamente igual que siempre. El cliente le había pedido un café solo, y eso es lo que preparó el camarero con movimientos rápidos y seguros, antes de preguntar si azúcar o sacarina. Así que cuando escuchó que acababa de infringir una norma, pensó que todo era una broma. Rió con incomodidad.  

Artículo 18.3 de la ley de residuos: “En los establecimientos del sector de la hostelería y restauración se tendrá que ofrecer siempre a los consumidores, clientes o usuarios de sus servicios, la posibilidad de consumo de agua no envasada de manera gratuita y complementaria a la oferta del mismo establecimiento”.

Aprobada tras varios tirones de orejas de la Comisión Europea a España por su falta de acción en el campo del reciclaje, y en vigor desde principios de abril, la norma incluye dos nuevos impuestos (uno sobre envases y otro sobre depósito de desechos) e incorpora el veto a utensilios de plástico de un solo uso, como pajitas, bolsas, vasos y platos. También deja claro que, en aras de la reducción del consumo de plásticola manera que tienen bares y restaurantes de atender a quienes allí acuden debe cambiar. No se trata de que estos establecimientos estén obligados a servir agua del grifo sin cobrar nada a cambio cuando se lo soliciten (faltaría más), sino de que el gesto tiene que venir de ellos mismos, que son los que deben “ofrecer” el producto. 

No lo hacen. Al menos, no en Madrid, un lugar en teoría idóneo para el consumo de agua del grifo, porque aquí, como le explican siempre al recién llegado, su calidad es bastante alta, a diferencia de lo que ocurre en Barcelona. Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) analizó el agua de 62 municipios españoles: Madrid ocupó la octava posición; Barcelona, la quincuagésimo sexta.  

Ante la falta de datos oficiales (probablemente difíciles de recopilar) sobre el grado de cumplimiento de la ley de residuos en estos casi dos meses de aplicación, una encuesta informal llevada a cabo durante la última semana en una veintena de locales en Madrid puso de manifiesto que todo seguía igual que antes. Ninguno respetó la norma. A veces el incumplimiento fue suave, al limitarse el camarero a no ofrecer por su propia iniciativa la posibilidad de consumir un vaso de agua, y a veces fue más flagrante, después de que el cliente pidiera “un café y un agua”, fórmula deliberadamente equívoca, y el trabajador llegase con una botella de plástico. 

Ningún establecimiento, en todo caso, rechazó servir gratis agua del grifo después de que esta fuese solicitada. La cuestión, sin embargo, es que hay que ofrecerla antes, y siempre como alternativa a la embotellada.

Los hosteleros: "Poca incidencia"

“Cuando debatimos la nueva ley, la conclusión generalizada fue que no iba a tener mucha incidencia práctica”, señala José Antonio Aparicio, vicepresidente de Hostelería España y presidente de Hostelería Madrid. Aparicio se refiere a que la norma, a su juicio, ya se estaba respetando antes de que entrara en vigor, “porque es muy raro que los bares o restaurantes no te den agua del grifo”, pasando por alto que lo que tienen que hacer es brindar la posibilidad desde el primer momento, sin que el cliente intervenga, como vía para reducir el peligro de que se consuma una botella de plástico.

Y aun así, aunque la hostelería cumpliera a rajatabla, la ley de residuos se quedaría corta, según las asociaciones de defensa de los consumidores. “La norma no obliga a que una persona que no sea cliente, como un niño o un anciano en épocas de extremo calor, pueda entrar en un bar y pedir sin más un vaso de agua. Es un déficit de solidaridad que tiene la ley”, argumenta Rubén Sánchez, secretario general de Facua. En este sentido, reclama “colocar más fuentes públicas de agua” para “suplir la falta de obligación de la norma”, 

Las fuentes municipales son siempre un motivo de conflicto. Los ciudadanos tienen la impresión de que hay pocas, los ayuntamientos contestan que son más de las que había hasta hace poco. Barcelona tiene ahora algo más de 1.700 de estas instalaciones, un número elevado si se compara con Madrid. La capital española, con el doble de población, alberga 2.003 fuentes. 

Están muy mal repartidas, y no siempre las zonas acaudaladas son las más favorecidas. Dentro del barrio de Recoletos, en pleno distrito de Salamanca, por ejemplo, solo hay una fuente, situada dentro de unos aseos públicos. Así que si hay sed y las temperaturas se sitúan por encima de los 30 grados, como en estos últimos días, puede ser aconsejable acudir a un bar, consumir cualquier cosa (no hay alternativa), esperar a que el camarero cumpla con la ley de residuos y entonces, tras comprobar que no lo hace, pedir un vaso de agua. 

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