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MEDIO AMBIENTE

Dos satélites para vigilar el Mar Menor

El proyecto Sen2Coast del CSIC monitoriza la laguna desde el cielo para mapear con más precisión los niveles de clorofila y turbidez con el fin de anticiparse a las crisis ecológicas

Dos satélites para vigilar el Mar Menor.

Desde arriba todo se aprecia mejor, también los desastres ecológicos. Los ‘ojos’ de los satélites Landsat-8 y Sentinel-2 se posan sobre el Mar Menor para comprobar su estado y la calidad de sus aguas, al tiempo que controla la evolución de los procesos de eutrofización que llenan la laguna de algas crecidas al calor del exceso de nutrientes. El proyecto Sen2Coast dirigido por el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía en colaboración con el Instituto Español de Oceanografía, ambos integrados en el CSIC, ha utilizado conjuntamente estos dos aparatos, uno gestionado por el programa Copernicus de la Comisión Europea (Sentinel-2) y el otro por la NASA (Landsat-8), para hacer un seguimiento del estado ecológico de la laguna durante crisis como la del año pasado, que culminó en agosto con una mortandad masiva de peces y la muerte de la vegetación marina.

Con el seguimiento realizado, el cual continúa a día de hoy, los investigadores han constatado como las escorrentías con contaminantes agrícolas y urbanos elevan la carga de nutrientes de forma "excesiva" en los tramos costeros, que termina por provocar la proliferación de algas. Los satélites ayudan a analizar los niveles de clorofila y turbidez del agua con gran precisión, capaces de detectar de forma temprana picos en el caso del primer parámetro. Con los datos obtenidos, los integrantes del grupo consideran que esta forma de ‘vigilar’ el Mar Menor permite lanzar una "alerta temprana" ante la amenaza de una degradación de la masa de agua que acabe en las conocidas ‘sopas verde’.

El seguimiento que llevaron a cabo durante el pasado año muestra cómo en los meses previos a la crisis ecológica de agosto los niveles de turbidez iban en aumento conforme avanzaban los meses de junio y julio en la zonas más cercana a la desembocadura de la rambla del Albujón, extendiéndose más tarde en gran parte de la zona occidental de la laguna. Con los niveles de clorofila ocurrió lo mismo. Con el inicio de agosto se registraron concentraciones más altas de clorofila y el comienzo de la proliferación de algas fitoplactónicas, cuando los datos ya arrojaban hasta 9 miligramos por metro cúbico de este parámetro.

La complejidad de las pruebas

Los investigadores apuntan a que las mediciones que se llevan a cabo en la propia laguna para valorar el estado de la masa de agua "consumen mucho tiempo y son costosas": "Estas observaciones no son capaces de abordar la heterogeneidad y complejidad de la distribución espacial dentro del Mar Menor". Apuntan, además, que estos análisis que realizan diferentes instituciones como el Imida, la UPCT o el IEO, pueden obviar los picos que se producen de floración o altos niveles de turbidez "debido a los escasos muestreos" que se realizan distribuidos por la laguna.

Es por ello que desde el proyecto animan al Gobierno regional y al Ministerio para la Transición Ecológica a utilizar las imágenes combinadas de ambos satélites "para mejorar el seguimiento y control del Mar Menor", aunque reconocen que tanto la meteorología o el reflejo del sol en la superficie del agua son inconvenientes que debe salvar este tipo de monitoreo. "Aunque la misión de los satélites no está diseñada para caracterizar la calidad del agua en la laguna, nuestro enfoque demostró su capacidad para proporcionar información adecuada con una resolución espacial de 10 a 30 metros de resolución espacial".

Los valles submarinos entre Tiñoso y Cabo Palos, protegidos en 2025

La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, anunció ayer que España protegerá el 25% de la superficie marina para 2025. Actualmente la superficie marina protegida en nuestro país suma algo más del 12% de las aguas bajo jurisdicción nacional, si bien España tiene como objetivo mejorar la conservación del medio marino y alcanzar el 30% de superficie marina protegida en 2030. Uno de estos espacios que se espera proteger en dos años son los valles submarinos situados entre Cabo Tiñoso y Cabo de Palos, de alto valor ecológico. Con esta zona se sumarán otros seis espacios marinos que ya han sido estudiados a nivel científico por el proyecto Life Intemares.



El empleo de estos satélites puede ayudar tanto a los científicos como a los gobiernos implicados en la recuperación de la laguna, insisten desde Sen2Coast, e "implementar una estrategia de monitoreo conjunto, una mejor caracterización de la distribución de la calidad del agua y la asistencia oportuna a la sociedad durante estos desastres ecológicos, evitando así condiciones perjudiciales en la laguna".

A lo largo de este año ambos satélites también han sido usados para comprobar la evolución de la laguna tras los episodios de calima y fuertes precipitaciones, que dejaron un arrastre importante de sedimentos nocivos al escosistema. El resultado, ya sabido, fue la proliferación de biomasa u ova verde en la laguna y el consumo de oxígeno en las zonas someras por el exceso de nutrientes.

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