Puede que estos días de playa te hayas topado con alguna. Y puede que se hayas alejado de ella despavorido pensando que era una medusa, la criatura más odiada de nuestras costas y zonas de baño. Pero tranquilo. Ese pequeño ser vivo, transparente y que, en ocasiones, puede confundirse con una botella de plástico, es totalmente inofensivo. Más aún. Su presencia en el mar contribuye a salvaguardar el ecosistema. Estamos hablando de las salpas. Las 'medusas buenas'.

Aunque estos pequeños seres no se suelen prodigar en las orillas de las playas, en los últimos tiempos se han dejado ver abundantemente en las costas mediterráneas, según los expertos por el aumento del fitoplancton del que se alimentan y por la acción de las corrientes, que han acercado a la costa a estos animales invertebrados.

Las costas andaluzas fueron las primeras en notar la presencia masiva de las salpas en sus playas, en Granada, Málaga o Almería, pero estas se han desplazado ya hasta el norte, dejándose ver por las playas de las costas del norte de Castellón y Tarragona, provocando la alarma entre los bañistas, por la confusión con las temidas medusas.

Beneficiosas para el ecosistema

Sin embargo, las salpas son inofensivas. Las asociaciones defensoras del medioambiente aconsejan no interferir con ellas y dejarlas tranquilas, por los beneficios que aportan al ecosistema gracias a su proceso de nutrición, por el que absorben grandes cantidades de dióxido de carbono. Se estima que las colonias de salpas absorben alrededor de 4.000 toneladas de CO2 en una noche.

Para las personas, el contacto con las salpas es completamente inocuo. Desde el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC confirman que son inofensivas: “No son tóxicas ni pican ni producen urticaria".