El vínculo de Rafa Bernardos con el mar era una de esas relaciones difíciles de entender para quienes no la han experimentado alguna vez. El jueves falleció en un medio en el que se sentía libre y completo. Practicaba pesca submarina, como tantas y tantas veces antes. Lo hacía a grandes profundidades y en apnea --única opción de desarrollar esta práctica deportiva en España--. Era un submarinista experto, hasta el punto de ser un referente de este deporte subacuático en el que competía con asiduidad.

Un deporte de riesgo --quienes lo practican lo saben--, en el que una indisposición, un mínimo error de cálculo, un pequeño accidente, puede ser mortal. Qué le sucedió a más de 20 metros de profundidad frente a las costas de Dénia lo determinará una autopsia cuyos resultados no han trascendido. La única certeza es que, quien fuera presidente del Club Atlantis de Burriana y miembro de la Federación de Actividades Subacuáticas de la Comunitat (FEDAS), perdió la vida en el Mediterráneo dejando en shock a quienes lo conocían, que eran muchos, en el mundo del submarinismo.

De él aseguraban ayer desde FEDAS que era «un apasionado de la pesca submarina e incansable defensor de esta modalidad deportiva que lo llevó a trabajar de forma entusiasta y altruista por este deporte». En su club, el Atlantis, pocos han podido decir nada de forma pública, porque no hay palabras. «Valía mucho», afirman al recordar que «empezó yendo a los espigones, no bajaba ni 10 metros» pero, poco a poco, con constancia y convicción, comenzó a cosechar triunfos hasta convertirse en un respetado competidor y una persona muy querida entre quienes le conocieron.

«Era un tipo de esos que dejan huella», aseguró un amigo de Nules. «Siempre tenía tiempo para dedicarle a la gente que quería preguntarle o consultarle algo. Era muy buena persona», añadió otro submarinista de Burriana, Emilio Narbón. «Era un pescador carismático», escribían en una publicación especializada en pesca. Y también hubo numerosas referencias a su pérdida a través de las redes sociales. «Dejas un gran vacío a nivel de toda España e internacional, porque tu perserverancia, tus ganas de competir y superarte cada día no te dejaban rendirte nunca», remarcaba un amigo.

Xilxes, el municipio en el que residía junto a su familia, lo despedirá mañana (sábado, 10 de septiembre), en una ceremonia que se celebrará a las 19.00 horas en la parroquia de la Asunción. Una despedida a pocos kilómetros de su mar. Ese mar que se lo ha quedado para siempre. H