El precio no tiene por qué estar ligado a las propiedades de determinados productos. Entre los imprescindibles de la cesta de la compra podemos encontrar alimentos que han subido considerablemente su coste durante las últimas semanas e incluso meses, mientras que otros no lo han hecho tanto. Hablamos por ejemplo de los yogures. ¿Cuánto cuesta un pack de 16 unidades en una compañía como Mercadona? 2,15 euros el pack; es decir, menos de 14 céntimos la unidad. Sin embargo, los beneficios para el organismo atendiendo a los informes de distintas asociaciones son elevados. 

A simple vista el yogur puede parecer un alimento sencillo, pero lo cierto es que encierra un buen número de ingredientes positivos para la salud, siendo el más conocido el de prevenir ciertas enfermedades gracias a la fermentación producida por las bacterias acidolácticas.

Para disfrutar de estas propiedades lo ideal sería según los expertos consumir una media de un yogur al día, lo que facilitaría el tránsito intestinal, combatiendo el estreñimiento o la diarrea. Por si fuera poco también se ha comprobado que este alimento ayuda a luchar contra el mal aliento, las caries y las enfermedades de las encías. 

Un completo alimento

Este tradicional lácteo cuenta con una alta densidad de nutrientes en relación con las calorías que aporta, y la mayoría no se pierden en los desnatados. Los lácteos son ricos en fósforo, potasio, riboflavina, y vitaminas A y D contribuyendo en al menos un 10-15% del aporte dietético diario. Un yogur contiene entre el 15 y el 20% de la cantidad diaria recomendada de calcio, un mineral clave para mantener un buen estado óseo en cualquier etapa de la vida. Además, el PH ácido del yogur facilita su absorción.

Por otro lado, las proteínas contenidas en el yogur son de alto valor biológico pues tienen toda la variedad de aminoácidos, sus unidades básicas. Por eso, incluso en dietas predominantemente vegetarianas, son muy útiles para completar las necesidades nutricionales.

Ojo a los 'yogures trampa'

Hay que destacar por último que no cualquier lácteo puede ser considerado como yogur, e incluso algunos etiquetados como yogur no deberían de ser considerados como tales. Según la actual legislación española (Norma de Calidad BOE 18-2-2003) únicamente se puede denominar yogur al producto fermentado por la acción de dos bacterias: Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus. El resto de productos que incluyen otras bacterias, como las bifidobacterias o los lactobacios, se engloban en lo que se denomina leches fermentadas.

En cuanto al proceso de elaboración, se elabora a partir de leche pasteurizada y homogeneizada, normalmente de vaca, a la que se añaden bacterias o microorganismos cuando se encuentra a una temperatura de 40-45ºC. De esta forma, se alteran sus componentes nutritivos y la lactosa, que es el azúcar de la leche se transforma en ácido láctico, lo que provoca una acidificación que hace que las proteínas de la leche se coagulen. Una vez aclarado el término, parece que el yogur nos gusta y cada vez lo consumimos más. Según datos de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) el consumo en los hogares de productos lácteos en 2020 fue de casi cinco millones y medio de toneladas en total, que serían unos 114,49 kilos por persona al año.