Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de muerte en el mundo. Dicen los cardiólogos que el bienestar emocional y la contaminación ambiental son importantes -y emergentes- factores para desarrollar una dolencia de este tipo. Y es ahí donde este año ponen el foco. Datos recopilados por la Fundación Española del Corazón (FEC) revelan que, en los pacientes con infarto de miocardio, la prevalencia de depresión es tres veces mayor que en la población general y, además, está infradiagnosticada. Y, por el contrario, ser positivo favorece a nuestro corazón: el optimismo reduce a la mitad el riesgo de infarto.

Con motivo del Día Mundial del Corazón, que se celebra este 29 de setiembre, la FEC pone sobre la mesa diferentes estudios que hablan del estrecho vínculo entre la depresión y la salud cardiovascular. La entidad recuerda que el 10% de la población española padece, al menos, un trastorno emocional y que algo más del 15%, lo padecerá a lo largo de su vida.

Según datos de 2020, el 5,4% de los españoles; es decir, unos dos millones de personas, sufre algún tipo de cuadro depresivo, trastorno que incrementa en un 60% las posibilidades de sufrir enfermedades cardiacas. De hecho, los pacientes con depresión diagnosticada durante un síndrome coronario agudo muestran una peor evolución y más eventos cardiacos durante el seguimiento que aquellos que no padecen la enfermedad.

El beneficio del optimismo

Por eso, ser positivo mejora la salud cardiovascular, sostienen los cardiólogos. La FEC apunta a estudios en los que la disposición al optimismo parece reducir a la mitad el riesgo de infarto frente al pesimismo, que, como se ha dicho, supone un aumento del riesgo de padecer una enfermedad del corazón. Del mismo modo, el buen ánimo mejora la evolución en caso de eventos cardiovasculares, reduce las probabilidades de tener una recaída, ayuda al mejor funcionamiento del sistema inmunológico y del sistema nervioso autónomo, hace que se tengan hábitos de vida saludables...

Si se habla de ansiedad existe más controversia respecto a su relación con las enfermedades cardiacas

En el caso de la ansiedad, a diferencia de lo que ocurre con la depresión, existe más controversia respecto a su relación con las enfermedades cardiacas. Algunos estudios han encontrado que puede ser un factor asociado tanto a complicaciones durante un ingreso hospitalario y a un aumento de la mortalidad en pacientes con infarto de miocardio. El mayor estudio realizado hasta la fecha en 52 países referente a factores psicosociales e infarto de miocardio sostiene que los niveles elevados de estrés se relacionan con un aumento del riesgo de aparición de infarto pero, matiza la FEC, otras investigaciones no confirman esa correlación.

Las personas con insomnio tienen un 45% más de riesgo de desarrollar o morir de enfermedad cardiovascular

Existen también varias investigaciones que relacionan los trastornos del sueño con una mayor incidencia de enfermedad cardiovascular. Un análisis acumulativo para todos ellos muestra que las personas con insomnio tienen un 45% más de riesgo de desarrollar o morir de enfermedad cardiovascular que aquellos que no refieren alteraciones del sueño. Conclusión: el estrés vital crónico, los estados emocionales negativos y los trastornos de salud, como la depresión y la ansiedad, no solo aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular y la agravan, sino que se asocian a una mayor utilización de recursos sanitarios, señalan los especialistas.

El impacto de la contaminación ambiental

La contaminación ambiental es otro de los factores de riesgo cardiovascular emergentes, en torno al cual lleva meses trabajando el Grupo SEC-FEC Verde. Y es que se ha posicionado ya en cuarto lugar en la lista de factores agravantes o desencadenantes de enfermedades cardiovasculares, solo por detrás de la hipertensión, el tabaquismo y la mala alimentación.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación atmosférica puede estar relacionada con el 25% de todas las muertes por cardiopatía isquémica. "La contaminación favorece la trombosis, la inflamación, el estrés oxidativo y la disfunción endotelial", como recuerda la doctora Violeta Sánchez, coordinadora del Grupo SEC-FEC Verde, quien añade que entre el 40 y el 80% de los efectos nocivos de la contaminación afectan al sistema cardiovascular.

Para reducir el impacto de la contaminación son necesarias políticas que inviertan en un transporte público más limpio o en hogares energéticamente eficientes

Para reducir el impacto de la contaminación en las enfermedades del corazón, afirman los cardiólogos, son necesarias políticas que inviertan en un transporte público más limpio, hogares energéticamente eficientes, acceso a combustibles y tecnologías limpias y una adecuada gestión de los residuos municipales. Individualmente, también se puede intentar reducir el impacto a través de pequeñas acciones: caminar, ir en bicicleta en lugar de conducir, comprobar los niveles de contaminación atmosférica y evitar zonas muy contaminadas.