La crisis alimentaria mundial ha tenido entre sus efectos colaterales el primer aumento en dos décadas de la tasa de matrimonios infantiles, hasta el punto de que ya se prevé que hasta diez millones de niñas se casen antes del año 2030, según un informe de la ONG Save the Children.

La concatenación de emergencias, que va desde la pandemia de COVID-19 a la guerra de Ucrania pasando por el cambio climático, amenaza con bloquear el progreso para acabar con el matrimonio infantil, una de las teóricas metas incluidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Entre 2008 y 2018 se evitaron 25 millones de matrimonios infantiles en todo el mundo, pero el objetivo se antoja lejano.

El África occidental y central concentra las peores tasas de todo el mundo y, según Save the Children, las niñas que viven en zonas de conflictos armados tienen un 20 por ciento más de probabilidades de casarse que las que no viven en áreas de guerra. Casi 90 millones de niñas, una de cada cinco, viven en una de estas zonas de conflictos.

En Nigeria, el matrimonio infantil es ilegal, pero el país registra uno de los peores datos de todo el mundo. "Me casaron contra mi voluntad. No fue mi elección", cuenta Miriam, de 16 años, que se vio obligada a huir de su casa en el estado de Borno para escapar de la violencia y ahora reconoce que "la vida no ha sido fácil". "Estudié un poco, pero he olvidado todo lo que he aprendido", lamenta.

Los testimonios de niñas como Miriam recabados por la ONG evidencian diversos grados de control sobre el matrimonio, ya que algunas fueron secuestradas y otras terminaron cediendo a la presión familiar o se casaron tras un embarazo no deseado. En lo que sí coinciden es en la exposición a la violencia y a los designios de sociedades patriarcales.

La directora de Save the Children International, Inger Ashing, ha advertido de que "los conflictos armados tienen un impacto devastador en las familias, que se ven obligadas a huir de sus hogares, escuelas y trabajos para trasladarse a campamentos temporales, que a menudo están hacinados, con pocos servicios, pocas opciones para ganar dinero y casi ninguna protección contra la violencia".

"Aunque la infancia se lleva la peor parte en cualquier guerra, sabemos que las niñas son objeto de actos brutales de violencia por su género, en todos los conflictos", ha afirmado Ashing, que confía en que una espiral de crisis como la actual sirva al menos como "llamada de atención a los gobiernos".

Save the Children ha instado a la comunidad internacional a aumentar los esfuerzos políticos y los fondos para proteger los derechos de la infancia, con un énfasis específico en las niñas y en los "efectos devastadores" de los matrimonios infantiles. Estos compromisos, ha añadido Ashing, pasan por "dar a las niñas la posibilidad de participar en las decisiones que les afectan".