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Salud mental

Irritabilidad, baja autoestima, y nula adaptación: ¿Cuándo debo acudir a un psicólogo para mi hijo?

Los profesionales aconsejan que padres y madres estén pendientes de determinados síntomas para pedir ayuda y evitar que los trastornos se enquisten

Un niño abraza a su madre mientras esperan para entrar en un comercio, en Madrid. DAVID CASTRO

La última campaña del Ministerio de Sanidad por la salud mental recomienda "pedir ayuda" cuando se sufre alguno de estos cuatro síntomas: sentirse vacío, no tener fuerzas, estar pero no estar, o encontrarse superado por la vida. Eso en el caso de los adultos. Pero ¿qué pasa con los niños y las niñas¿Cuándo necesitan acudir a un psicólogo? ¿Cómo saben los padres y las madres que ha llegado hora de pedir ayuda?

"En caso de duda, llama y pregunta. Pide una primera cita para que un profesional realice una valoración a tu hijo", aconseja Luis Miguel Real, psicólogo clínico y divulgador científico.

"En caso de duda, llama y pregunta. Pide cita con un profesional para que realice una valoración a tu hijo"

Luis Miguel Real - Psicólogo y divulgador científico

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Mercedes Bermejo, psicóloga y directora de la editorial especializada en educación y crianza Sentir, sugiere a padres y madres que estén atentos a determinados síntomas, que podrían indicar la necesidad de ayuda profesional. Por ejemplo, los cambios bruscos de humor y la irascibilidad. "Si dejan de realizar actividades que para ellos y ellas eran placenteras o si notas un aumento de la tristeza y de la apatía, una bajada de ánimo general, puedes pensar que algo malo le está pasando. Lo mismo si ves que su sociabilidad se reduce significativamente o sufre alteraciones de sueño y despertares nocturnos. O cambios en la alimentación. Si dejan de comer, por ejemplo", explica Bermejo.

Ansiedad y depresión

En España, según la última encuesta europea de la salud (2020), el 5,84% de la población de 15 o más años declara haber sido diagnosticado de ansiedad crónica, un porcentaje algo superior a los que sufren depresión (5,28%). Mucho más elevada (casi el 11%) es la cifra de españoles de 15 o más años que consume tranquilizantes, relajantes o medicamentos para dormir.

Que un niño o un adolescente esté siempre muy excitado es otro comportamiento que debe hacer sospechar a los padres. Bermejo recomienda no interrogar nunca a los hijos, pero sí generar en casa espacios de comunicación emocional para que los menores cuenten cosas. "Aunque sea asuntos sencillos y menores. Es importante que ellos vean que nosotros estamos ahí para escucharles", concluye.

En el caso de los adolescentes, es fundamental fijarse en su autoestima. No solo hay que estar pendientes de signos de autolesiones, sino también de si el chaval se realiza a sí mismo atribuciones negativas. 

Agnès Brossa, psicóloga especializada en infancia y adolescencia, recomienda a padres y madres que estén pendiente de posibles síntomas sospechosos desde que sus hijos son bebés. Si llega una determinada edad -los dos años- y el pequeño no anda, no pronuncia palabras o no señala cosas lo mejor es someterle a una valoración.

A partir de los tres años, y durante toda la etapa de primaria, la clave para saber que todo está yendo bien -explica la psicóloga- es la adaptación del menor en su entorno escolar, familiar y social. Ser capaz de comportarse y tener una evolución correcta en clase son excelentes señales. Todo lo contrario ocurre cuando hay dificultades de aprendizaje, lo mismo que si el niño está casi siempre irritado, desafiante, enfadado y protesta por todo.

"La clave para saber que todo está yendo bien es la adaptación del menor en su entorno escolar, familiar y social"

Agnès Brossa - Psicóloga especializada en infancia y adolescencia

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Brossa concluye que, en el caso de los adolescentes, la comunicación es básica. Son ellos y ellas los que tienen que comunicar su malestar. La sensación de soledad, la autoestima baja, los problemas de alimentación y las adicciones son clarísimamente asuntos que deben encender las alarmas. 

A pesar de que la salud mental está en el foco mediático y se ha convertido en el nuevo hablar-de-qué-tiempo-hace (en palabras de los doctores Javier Padilla y Marta Carmona, autores de 'Malestamos'), superar el tabú, la desconfianza y el miedo que implica llamar a un psicólogo infantil es otro gran paso que tienen que dar los progenitores.

"La crianza y la educación de los hijos e hijas es el trabajo más difícil del mundo. Integrar a gente profesional en el equipo que formas con tu familia es una postura inteligente"

Rebecca Kennedy - Psicóloga y autora de 'Educar sin miedo'

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Rebecca Kennedy, psicóloga norteamericana conocida como ‘la mujer que susurra a los padres milenials’, recomienda cambiar el enfoque y ver como algo positivo -porque lo es- pedir ayuda.

"La crianza y la educación de los hijos e hijas es el trabajo más difícil del mundo. Así que si necesitas ayuda, lo mejor es tenerla. Integrar a gente profesional en el equipo que formas con tu familia es una postura inteligente. ¿No es lo mismo que haces en tu oficina? Dejemos de pensar que la crianza es algo natural donde todo depende del instinto maternal. Formar una familia es un oficio y hay que formarse durante toda la vida", sentenció esta semana Kennedy en un encuentro con prensa española, a quien presentó su último libro, 'Educar sin miedo' (Planeta).

Nunca es demasiado tarde

Siempre optimista, la psicóloga recordó que hay una pregunta que los padres le hacen con mucha frecuencia: ¿Es demasiado tarde? Su respuesta es: "No. No es demasiado tarde para reparar una relación, reconectar con tu hijos y cambiar la trayectoria de su desarrollo. Y tampoco es demasiado tarde para ti".

Nunca es demasiado tarde, pero es mejor actuar con prevención. El psicólogo y educador Jaume Funes asegura que, en el caso de los adolescentes que sufren malestar, hay que saber tratarlos antes de que se pueda convertir en un trastorno. A pesar de eso, el autor de 'Cuando la vida duele' (Grijalbo) recomienda a las familias no obsesionarse con la búsqueda de síntomas.

“Es posible que, simplemente, veas que tu hijo no se relaciona con nadie o que va de chulo por la vida. Tú, como madre y padre, te preguntas qué hacer. Lo ideal sería que en colegios e institutos, los docentes también tuvieran tiempo para observar vidas. Los chavales tendrían que tener el derecho a ser atendidos en la normalidad. La escuela debería tener personas de confianza de los menores con las que poder hablar y gestionar ese malestar. Busquemos nuevos sistemas de atención”, concluye Funes.

Intentos de suicidio

Los intentos de suicidios en chicas menores de 19 años aumentaron en 2021 un 181%. Es decir, se triplicaron, con respecto al año previo. En chicos, las cifras también se incrementaron, pero en menor medida: un 19%. Son valores del programa de atención a la conducta suicida del menor del Hospital Sant Joan de Déu (Esplugues de Llobregat), que alerta de que el empeoramiento general de la salud mental está afectando muy significativamente a las adolescentes. 

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