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Entrevista

"De la prostitución es difícil salir, te manipulan para que pienses que solo sirves para eso"

"No me he recompuesto todavía de todo aquello, es una lucha constante contigo misma", asegura Adriana Cardozo, víctima de trata y artista plástica

Adriana Cardozo, víctima de trata, en la Facultad de Sociología de A Coruña. VÍCTOR ECHAVE

Adriana Cardozo fue víctima de trata. Ahora, intenta ser una superviviente. Su historia comienza en Colombia, donde fue vendida por su madre a una red de trata, y termina, por ahora, en la Facultad de Sociología de la Universidad de A Coruña, donde este jueves contó su testimonio en las jornadas 'Prostitución, pornografía, explotación y trata', organizadas por la Rede Galega contra a Trata Sexual. Cardozo es el ejemplo de que incluso al final de los caminos más duros se puede volver a empezar: ella lo hace a través del activismo contra la trata y de sus creaciones artísticas, que visibiliza y distribuye a través de su cuenta de Instagram: @xfenix7.

Lucha contra la trata contando su historia. ¿Cuál es?

Soy Ana María Cardozo, víctima de trata. Mi madre me vendió a una red de prostitución de Japón cuando tenía 21 años, y estoy luchando por no volver otra vez a la prostitución. Siempre lo digo, porque nunca se sabe. Hace seis años que estoy retirada de la prostitución, pero lo he pasado muy duro porque la sociedad me rechaza muchas veces, por mi condición de haber sido prostituta, y por vivir en una isla tan pequeña, donde me conoce todo el mundo.

¿Cuánto duró aquello?

Fui víctima de trata cuando empecé, durante un tiempo, mientras pagaba la deuda. Luego me dejaron libre, porque en aquel entonces no era tan duro como ahora. Ahora te cobran la deuda cinco veces, y te tienen esclavizada. En aquella época estaba empezando lo de la trata, creo yo. Pagué la deuda y ya me dejaron libre.

No tuvo más remedio que quedarse en ese mundo. ¿Por qué?

Porque cuando entras es difícil salir. Piensas que no sirves sino para eso. La misma gente te manipula, te dice que en otro lado no vas a ganar más, que no vas a poder ayudar a tu familia, que con un sueldo normal de camarera no vas a poder ayudar a tu tío, tu tía, tu madre, el perro y el gato. Es eso: te lavan el cerebro para que continúes ahí, y al final lo logran.

¿Desmonta esto el argumento de la libre elección de las personas que ejercen la prostitución?

Es una manipulación muy grande que nos tienen a todas. Mira lo que has ganado, pero mira lo guapa que estás, aprovecha tu juventud, aprovecha que eres guapa, el cuerpo que tienes, ahorra dinero y luego te retiras. Qué va, es mentira. Nosotras siempre decimos: “El otro año me retiro, bueno, el otro, no; el siguiente”. Y así duramos 20 años diciendo lo mismo, nunca nos retiramos y así terminamos sin un duro. Sin un duro y con tu vida destrozada.

Usted logró salir, finalmente, hace seis años. Tras tantos aplazamientos, ¿qué fue lo que la animó a romper con eso?

Después de 25 años, estaba cansada de todo. Estaba asqueada de todo, deprimida. Tenía un problema psicológico gordo encima. Ya no era yo misma. Iba allí a ganarme lo de la comida y lo del alquiler, y luego para casa. Así todos los días. Muchas veces no iba porque ya no quería que nadie me tocara sin que yo quisiera, no quería más nada. Estaba harta y tenía un estrés postraumático tremendo. Antes de salirme ya lo tenía, la depresión, todo. Al final conocí a una persona y eso ya fue como la guinda del pastel. Recuerdo que me dijo: “Yo te quiero, pero claro... vamos a salir adelante los dos, retírate de ahí porque yo no puedo soportar que estés ahí”. No fue el motivo él, pero formó parte de la decisión final.

A veces hace falta un empujón externo.

Exacto, que te empujen para que des el empujoncito. Una, al final, se acomoda en la prostitución, por decirlo de alguna manera. Estás con un hombre, te da el dinero en el acto, y ahí sabes que tienes un sustento.

Para salir, fue necesario el empujón de un ser querido. ¿La gente que no consigue dar ese paso es porque carece de una red de apoyo? ¿Se sienten solas las mujeres víctimas de trata?

Exactamente. Estamos muy solas, a pesar de que mantenemos económicamente a mucha gente, en Colombia como es mi caso, en realidad nos encontramos muy solas. Siempre.

Una vez consiguió dejarlo, y con todos los problemas psicológicos a los que alude, ¿cómo fue ese proceso para recomponerse? ¿Sigue cerrando heridas?

No me he recompuesto todavía. Es una lucha contigo misma constante, porque hay recaídas, hay depresiones, hay cosas de las que te acuerdas. Hay momentos en los que te vienen cosas a la mente y dices:, ¿cómo pude?. Cuando te sales de la prostitución es cuando ves la realidad de todo lo que pasaste. Mientras estás ahí metida, la misma vida tan terrible que llevas te ciega. La prostitución te posee, posee tu vida, y no te das cuenta de muchas cosas. Cuando te retiras es cuando dices: guau. Lo que ha pasado conmigo.

Hay un debate muy de actualidad en el seno del movimiento feminista entre la postura regulacionista y la abolicionista. ¿Cree que la prostitución es algo regulable, teniendo en cuenta secuelas como las que usted sufre?

Abolición es una palabra muy fuerte. Hay que tener un plan. Dices: “Vamos a abolir la prostitución”. Vale, ¿y después? Se quedan las mujeres en la calle mirando para arriba, diciendo: “¿Qué hago? No tengo dinero, tengo tres hijos. Qué hago”. Tiene que haber un plan de subvención para ayudarnos a salir adelante sin tener que ejercer la prostitución. Una subvención de formación, de trabajo, para optar a una vivienda digna. Unos derechos fundamentales del ser humano, no solamente por ser prostitutas. Unos derechos que, en realidad, nunca hemos reclamado, y que nos pertenecen, como el derecho a poder comer, vivir bajo un techo, vivir, en definitiva.

Usted, mientras se recompone, ha emprendido un proyecto artístico. ¿Cómo es ahora su vida?

Mi nueva vida, mi nuevo proyecto, consiste en que soy pintora y no lo sabía. Lo descubrí en una asociación religiosa en la que estuve, cuando me mandaron hacer un trabajo de pintura. Descubrí que sabía pintar y que lo sabía hacer muy bien. Es algo que en la prostitución no te puedes dar cuenta, porque estamos ahí metidas, y de ahí no salimos. También es importante para mí dar charlas y reivindicar la abolición de la prostitución.

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