La responsabilidad social corporativa es un asunto de actualidad. Su enfoque ha permitido acercarse a temas que preocupan a la sociedad, como el cambio climático o la brecha salarial. Por ello, es importante aclarar cuál es su alcance y qué empresas deben desarrollar políticas en este sentido. En este sentido, una pregunta clave es: ¿qué sucede con las pymes?

La RSC y las pymes

Desde hace algún tiempo, se vinculó a las pymes a las iniciativas de RSC que las grandes compañías han estado defendiendo. De acuerdo con la Cámara de Comercio de España, el 90 % del tejido productivo en nuestro país está compuesto por estas. Como resultado, es imprescindible que sepan formar parte del proyecto en común.

Por tanto, podemos deducir que la responsabilidad social corporativa es un compromiso en los pequeños y medianos negocios. Sin duda, una oportunidad para contribuir a una causa desde la perspectiva del crecimiento empresarial. En este sentido, hay programas de ayuda lanzados, entre otros, por la propia Cámara.

Cierto es que, por su propio volumen, las pymes tienden a escoger propuestas menos ambiciosas. Sin embargo, es esa suma de compañías la que lleva a la realidad los grandes proyectos que la sociedad necesita. Pero también es verdad que, en ocasiones, su propio tamaño hace que sea más fácil lograr cambios internos.

Un claro ejemplo de lo anterior es el valor ecológico. Recientemente, se está potenciando la búsqueda de una huella cero de carbono. Para las grandes empresas, esto es un reto que se proyecta al largo plazo. Por su parte, las pymes pueden conseguirlo antes, sobre todo, con la implantación de energías renovables y el aprovechamiento de recursos.

Cifras para comprender el impacto de la RSC en las pymes

Hemos visto cómo pueden contribuir las pymes con la RSC. Pero ¿y si le damos la vuelta al concepto? ¿Cómo impactan las políticas de responsabilidad social en este tipo de negocios? Hay distintas cifras que nos permiten descubrirlo. Estas pertenecen a estudios e informes publicados recientemente, por lo que también podemos ver cómo ha afectado la pandemia.

De acuerdo con un informe del Ministerio de Trabajo, el 51 % de las pymes consideran que la principal dificultad para desarrollar proyectos de RSC es la económica. En segundo lugar, figura el desconocimiento acerca de cómo implementarlas, cuál escoger o, directamente, si es obligatorio partir de una en concreto.

El 51 % de las pymes consideran que la principal dificultad para desarrollar proyectos de RSC es la económica.

Si continuamos desgranando opiniones de los participantes en el estudio, podemos ver la valoración que hacen sobre estas políticas. En consecuencia, el 71 % considera que el principal beneficio revierte directamente en la compañía. Es decir, mediante la creación de una cultura corporativa, la captación de clientes y el aumento de la fidelización.

Otro informe publicado por la Universidad Pontificia de Comillas desveló cómo los trabajadores de las pymes perciben los programas de RSC. De acuerdo con sus conclusiones, el 82 % valora positivamente su inclusión y comprenden el papel que ellos tienen en su desarrollo. Obviamente, esto tiene un fuerte impacto en la satisfacción del personal.

Desafíos de la responsabilidad social en las pymes

Hace tres años, el experto en dirección de empresas y RSC, Lorenzo Garrido, reflexionó acerca de los desafíos que plantea la RSC para las pymes. En este sentido, propuso varias soluciones para abordar la implementación de iniciativas solidarias desde la perspectiva empresarial que, por supuesto, no se debe olvidar.

El primer desafío comienza en el propio momento de la puesta en marcha de un programa de responsabilidad social. ¿Cuál es la mejor ocasión para hacerlo? ¿Hay que esperar a que el negocio esté consolidado? La respuesta del especialista es que depende de su nivel de madurez, su posición en el mercado y otros aspectos similares.

Por su parte, hay un segundo desafío que está estrechamente vinculado con la reputación comercial. Como los pequeños y medianos negocios no disponen de un potencial publicitario suficiente, están expuestos al escrutinio social. Por tanto, la voluntariedad —una de las bases de la RSC— se puede ver transformada en compromiso.

Otro de los retos proviene directamente del empresario, ya que no siempre se está dispuesto a contribuir con estas iniciativas. Esto va más allá de querer o no querer. En este punto, podemos interrumpir la visión del experto para centrarnos en la situación actual. ¿Cómo planteamos las políticas solidarias en compañías que todavía tratan de superar la crisis poscovid?

Sin duda, el futuro dibuja un panorama de incertidumbre optimista, por llamarlo de algún modo. Las pymes están cada vez más comprometidas a colaborar con la sociedad mediante dinámicas solidarias. Para ello, se han puesto sobre la mesa ciertos desafíos que las instituciones y nuestro tejido productivo deberán solucionar. Dentro de unos años, comprobaremos el resultado.