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Vivienda

Los okupas estrategas que echaron al inquilino de un piso

Tres personas se alían para expulsar al arrendatario anterior de un apartamento de Vigo

Zona de la calle Aragón donde está el piso afectado. Marta G. Brea

Situación surrealista la que se ha vivido en un piso de Vigo. Una propietaria tenía alquilado un piso de cuatro habitaciones a un inquilino por poco más de quinientos euros. Según fueron pasando los meses, sin embargo, se supo que el arrendatario estaba realquilando tres de las habitaciones por trescientos euros cada una a otras personas, obviamente de forma ilegal sin ponerlo en conocimiento de la dueña de la vivienda que, cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, procedió inmediatamente a la rescisión del contrato de arrendamiento.

El problema es que el inquilino ya no vivía allí: las personas a las que subarrendaba las habitaciones lo habían expulsado de la vivienda y se habían hecho con ella. Es decir, se aliaron para conseguir echar a la persona que les había alquilado una habitación y se han convertido por tanto en okupas, al estar en un apartamento de forma ilegal y negarse a abandonarlo.

Cuando se dio cuenta de la situación, a la propietaria de la vivienda se le encendieron todas las alarmas: le habían usurpado su apartamento de la forma más retorcida posible. Ya no es que el inquilino anterior subarrendara de forma ilegal las habitaciones y se hubiese lucrado con ello, sino que las personas que se habían beneficiado de ello se habían hecho con la vivienda, y ahora además la utilizan para trapichear y consumir droga. Por eso ha decidido contratar a una empresa de desokupación exprés para que se haga cargo del problema. “La situación no es fácil porque hay drogas por medio, pero vamos a intentar recuperarla”, asegura Francisco Fernández, el responsable de la empresa que se va a hacer cargo del desalojo.

No es la única intervención reciente de Desokupación Exprés ante una situación de este tipo. Recientemente desalojaron okupa había tomado un piso en pleno centro de la ciudad, pero no solo eso, sino que cambió la cerradura para poder atrincherarse, hacía duplicados de llaves y realquilaba las habitaciones para sacar un beneficio económico.

El proceso fue similar al de otras intervenciones: en primer lugar se visitó al inquilino irregular en varias ocasiones y se le intentó pedir “de forma amable” que abandonase la propiedad. Como no accedió, se procedió a montar un dispositivo de control de acceso al inmueble: no podía entrar nadie que no perteneciese a la comunidad de vecinos.

El objetivo era aislar al okupa, y que terminase saliendo, lo que acabó funcionando a los pocos días. Es el proceso habitual que se sigue para desalojar a un inquilino irregular que se atrinchera en una vivienda. En este caso también había drogas involucradas, pues el okupa realquilaba habitaciones a personas para consumir.

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