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La aspirante a senadora en EEUU que eligió València para escribir

"Esta es la historia de muchas en la voz de una", explica la historiadora

La autora chilena Emma Sepúlveda.

Camina por las calles sin ser reconocida mientras su nombre empieza a resonar en las librerías de la ciudad. Algo curioso teniendo en cuenta que a 10.000 kilómetros de distancia, Emma Sepúlveda es sinónimo de compromiso social. Sobre en el estado de Nevada (Estados Unidos), donde hizo historia al ser la primera latina en ser candidata al Senado. Sus comentarios sobre temas políticos, económicos y sociales se convirtieron durante 17 años en una sección dominical permanente en la prensa de Nevada.

Ha publicado una treintena de libros y su vida no tiene nada que envidiar a las que se leen en los libros. Salió de Chile tras el golpe militar de Pinochet. Allí era una estudiante de Historia comprometida con la política de su país. Tuvo que seguir el terror de Pinochet desde lejos. Fue en este periodo cuando escuchó por primera vez el nombre ‘Colonia Dignidad’, el tema central de su nuevo libro, ‘Cuando mi cuerpo dejó de ser tu casa’ (Catalonia), que hoy presenta en la librería Bartleby, a las 19 horas.

"Un día llegó mi padre con la revista ‘Ercilla’, donde había un artículo sobre un muchacho alemán llamado Wolfgang Müller, que se había escapado de un lugar siniestro llamado Colonia Dignidad. Ni mi profesora de Historia ni mis padres sabían lo que era eso. De hecho, mis padres me dijeron que nadie podía asegurar la existencia del lugar a ciencia cierta", explica Sepúlveda. Todo cambió cuando leyó que al chico lo habían devuelto a la colonia. "Me alarmé muchísimo, no entendía cómo dentro de un país como Chile podía haber otro estado". Ese fue el comienzo de una obsesión que ha acabado con un libro de no ficción donde la escritora narra la vida de Ilse, una mujer que sufre las inclemencias del patriarcado y el fanatismo religioso.

Para quien no esté familiarizado con el tema, Colonia Dignidad era un asentamiento alemán en Chile, fundado por Paul Schäfer, un fanático nazi que tras la Segunda Guerra Mundial decidió fundar su propio poblado en el país latino acompañado de unas cuantas familias alemanas. Allí se cometieron verdaderas atrocidades, desde abusos a menores perpetrados por el propio Schäfer, a niños robados a mujeres chilenas, abortos ilegales sin el consentimiento de las mujeres, a torturas a represaliados políticos contrarios a la dictadura. «Colonia Dignidad era un lugar horrible, donde las mujeres vivían con muchísimo temor. Como escritora, he querido poner una mirada donde otros no la han puesto. Sentía que tenía la obligación moral de investigar lo que le había pasado a las mujeres en ese lugar. Ilse es un abanico de los testimonios que me he ido encontrando a lo largo de los años, concretamente, desde la década de los 60 hasta la actualidad. Es la historia de muchas en la voz de una».

Según la autora, Ilse es miembro de la típica familia de Colonia Dignidad. "Su familia es de clase media. El padre un pastor bautista, muy fanático de los escritos de la Biblia, tanto que decide sacrificarse y mandar a su familia a un país totalmente desconocido".

Según ha podido saber Sepúlveda, las mujeres de Colonia Dignidad eran "sumisas" y "temerosas". "Estaban completamente dedicadas al hogar, al marido y a la Biblia. Eran mujeres horrorizadas con la idea del comunismo. Sus padres, o ellas mismas, habían visto el resultado de la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto, no solo querían pasar el resto de su vida en un ámbito religioso, sino sentirse protegidas de la brutalidad. Eran las candidatas perfectas para entrar en una secta y ser dominadas por un hombre como Schäfer".

El control que ejercía el predicador alemán sobre las mujeres era total, pero también ejercía poder sobre sus maridos. De hecho, Schäfer llegó a prohibir el sexo entre marido y mujer. "Quería que las mujeres no se quedaran embarazadas, por lo que prohibió cualquier actividad sexual. A las solteras les ponían inyecciones para que no menstruaran. El médico, mano derecha de Schäfer, fue uno de los niños abusados por el predicador. Es curioso cómo se convirtió después en un abusador", relata Sepúlveda. Este médico, Hartmut Hopp, vive impune en Alemania.

"Es un lugar patético"

La autora ha visitado Colonia Dignidad en varias ocasiones. Quizás, lo más siniestro de la historia, es que este asentamiento sigue en activo. "Tuve que visitar el lugar sin anunciar que era escritora. El sitio se ha convertido en un lugar turístico. Los visitantes pueden dormir en las dependencias donde antes se torturaba a la gente y comer comida alemana en el mismo comedor donde servían las mujeres y niños abusados. Es un lugar patético. Cuando lo visité, tomé algunas fotografías a pesar de que me seguían todo el tiempo", recuerda la escritora.

El lugar cuenta con varias fosas comunes con cientos de ciudadanos chilenos víctimas de la represión de Pinochet. Tal y como señala Sepúlveda, en la colonia no solo se han encontrado cuerpos, sino también coches, camionetas y motos. "Cuando desaparecían, desaparecían con todo. Sin dejar rastro", lamenta.

Vivir sin miedo

Hace casi dos años, Emma y su marido decidieron coger un avión para trasladarse definitivamente a València. Seguían la estela de su hijo, que se había casado con una valenciana. "En su boda nos enamoramos de València. Tomamos la decisión de venirnos porque estábamos cansados de vivir con miedo", y señala a los seguidores de Trump. "No podía soportar el hecho de vivir en un país con miedo a ir al cine y ser tiroteada. EEUU ha ido cambiando a pasos agigantados. Los seguidores de Trump se han convertido en miembros de una secta".

Actualmente, escribe otra novela, ‘Nunca aprendí a bailar el tango’, cuya historia se desarrolla entre Argentina, Chile y Estados Unidos, sus mismos lugares de paso. Será cuestión de tiempo que en las historias de Emma Sepúlveda aparezca las calles de València.

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