El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella, ha inaugurado este lunes la asamblea plenaria de los obispos con un duro ataque a la conocida como ‘ley trans’. Sobre todo, por el impacto que a su juicio tendrá en los adolescentes la norma, que permite a los menores cambiar de sexo en el Registro Civil y el DNI con su mera voluntad, aunque quienes tengan entre 14 y 16 años deben estar asistidos por sus progenitores. “Los jóvenes muestran síntomas de sufrimiento. Hay causas reconocibles: la inestabilidad familiar y la crisis de identidad provocada por las ideologías de género. Frágiles y vulnerables, necesitan seguridad y unos valores estables”, ha señalado el también arzobispo de Barcelona.

“En este difícil contexto, en medio de la crisis económica y social que estamos viviendo, se intentan sacar adelante por la vía rápida una serie de leyes de profundo calado ideológico, sin ser debatidas con sosiego, sin escuchar el parecer de las diferentes instancias científicas y éticas de nuestra sociedad -ha continuado Omella-. Tanto la nueva ley del aborto como la denominada ‘ley trans’ inciden y afectan a los niños, adolescentes y jóvenes, que están en un proceso vital de madurez. Así, la llamada autodeterminación de género, auténtica piedra angular de esta norma, no tiene fundamento médico ni científico, y supone transformar en ley el mero deseo de personas, en muchos casos jóvenes en proceso de madurez, que pueden ver comprometido seriamente su futuro con actuaciones para las que ya no existe vuelta atrás”. 

Las palabras del presidente de los obispos siguen la estela de una nota de la CEE, que a finales del mes pasado calificó la controvertida norma de “perversión”, acusando a sus promotores, Unidas Podemos y el PSOE, de buscar la “colonización ideológica”. 

El nuevo secretario general

La Asamblea Plenaria, órgano que reúne a todos los obispos de España, se celebrará en Madrid hasta el viernes y servirá para elegir al nuevo secretario general de la CEE, el puesto que coordina todos los trabajos del organismo, ejerciendo también de portavoz. El actual representante del cargo, Luis Argüello, anunció su renuncia al cargo tras ser nombrado arzobispo de Valladolid. Salvo sorpresa, su sustituto, cuya votación tendrá lugar el miércoles, será el obispo auxiliar de Toledo, César García Magán. 

Omella ha agradecido la labor de Argüello durante un discurso de calado social, con menciones a la pobreza en España, la inflación y el elevado precio del alquiler, en el que también ha defendido los “grandes consensos” frente a la “crispación política”. No ha habido menciones al escándalo de los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia católica.

“La crispación política no ayuda a resolver los problemas ni a ofrecer serenidad a la ciudadanía. Necesitamos hallar la confianza necesaria y el empuje anímico para salir de esta situación”, ha dicho. “Observamos que las respuestas políticas se atascan y no fluyen para encontrar soluciones a los graves problemas sociales. No hay una voluntad de trabajo en común, a pesar de la insistencia en que el primer paso es la cooperación. Aquella torpe estrategia del ‘divide y vencerás’ puede beneficiar los intereses particulares de algunos, pero debe ser siempre superada en todos los ámbitos en favor de esa fraternidad tan necesaria en situaciones de dificultad”, ha concluido.