El insomnio rejuvenece y tiene nombre de mujer

Un estudio sobre los problemas para dormir constata que la prevalencia del trastorno se ha duplicado y ya afecta al 14% de la población

El insomnio afecta cada vez a personas más jóvenes.

El insomnio afecta cada vez a personas más jóvenes.

I. Olaizola

Resulta preocupante que el último estudio sobre los problemas en el sueño de los ciudadanos de este país haya constatado que alrededor del 14% de la población padece lo que se denomina trastorno de insomnio crónico, un porcentaje que duplica el que arrojó el estudio anterior liderado por el hospital barcelonés Vall d’Hebron hace ya más de veinte años, entre 1998 y 2000, cuando se estimó que las dificultades para conciliar el sueño afectaban al 6,8% de la población.

La psiquiatra de Son Espases Marga Cañellas, que trabaja en la unidad multidisciplinar del sueño de Palma, conduce una consulta específica para tratar los casos de insomnio y que ha participado en este último estudio, subraya además que sus resultados datan de antes de la pandemia. "Ahora, tras casi tres años con la covid-19, seguramente estaremos peor", apunta con certeza.

Y es que el insomnio viene en la mayoría de las ocasiones provocado por la ansiedad y el estrés. Y de estas, la pandemia de covid-19 ha traído unas buenas cantidades a las vidas del conjunto de los ciudadanos en estos años.

Para empezar, pedimos a la experta que defina qué es el insomnio crónico, qué peculiaridades deben tener las dificultades para dormir para ser diagnosticadas como este trastorno.

"Para empezar, debes tener problemas con tu sueño nocturno. Levantarte con la sensación de no haber dormido, despertarte muchas veces a lo largo de la noche, tener un sueño fragmentado", comienza.

El segundo criterio, continúa señalando que este último estudio se ha realizado variando algunos de ellos, es que este malestar nocturno se traslade a la actividad diurna, que te ocasione problemas durante el día, estés cansando, irritable, tengas problemas para concentrarte...

Y su duración o periodicidad también deviene fundamental. "Para ser considerado insomnio crónico, estos problemas deben producirse al menos tres veces por semana durante un mínimo de tres meses", acota.

Otro de los criterios que debe cumplir un paciente antes de ser diagnosticado con insomnio crónico es que el afectado tenga unas adecuadas condiciones para dormir por las noches, añade la doctora Cañellas descartando de esta manera a los trabajadores eventuales de la temporada alta estival balear que doblan y cambian turnos.

Por ello, el estudio también sacó de la ecuación del insomnio crónico tanto a aquellas personas que padecen algún tipo de dolor crónico como a las que trabajan a turnos.

Con estos criterios, este último estudio estatal realizado con encuestas sobre 2.200 personas que residen tanto en ciudades como en pueblos ha cosechado los resultados mencionados.

Móviles y redes sociales

Preguntada sobre si esta duplicación de casos de insomnio crónico detectada en los últimos cuatro lustros podría obedecer al incremento exponencial de los dispositivos móviles y las redes sociales asociadas a ellos registrado en este mismo periodo, la experta señala cauta que no hay evidencias sobre esto, pero que resulta evidente que lo han acelerado prácticamente todo en la vida.

Independientemente de consideraciones no sustentadas por evidencias, el estudio ha concluido que quien más padece este insomnio crónico son las personas mayores y las mujeres. Y que la prevalencia de este trastorno se ha igualado en los últimos años entre la población más joven (de entre 18 y 34 años) y las personas con edades comprendidas entre los 35 y 54 años. El insomnio crónico rejuvenece.

Y tiene género femenino. Afecta al 14,6% de las mujeres, más de un punto por encima de a los hombres (13,4%). "¿Por qué? Por razones hormonales como la llegada de la menopausia y porque las mujeres padecen más ansiedad y depresión", responde.

Otro hecho muy preocupante es que el consumo de hipnóticos para dormir se ha incrementado un 86,1% en el periodo 2000-2019 que media entre los dos estudios sobre esta temática. "Y eso que no disponemos de datos después de la pandemia", recuerda la psiquiatra revelando que su uso se ha hecho crónico pese a que el 18,5% de las personas entrevistadas declararon que los tomaban pese a que pensaban que podrían dormir sin ellos y que una de cada cuatro aseguró que no tomaba la medicación que tenía prescrita.

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