Los conflictos bélicos y el periodismo

Historia de un secuestro: el conmovedor viaje de Marginedas al corazón del terror llega a los cines

El corresponsal de guerra de 'El Periódico de Catalunya', firma habitual de PRENSA IBÉRICA, presenta el documental 'Regreso a Raqqa'

Marc Marginedas (centro), flanqueado por Albert Solé (izquierda) y Raúl Cuevas, en la premiere de 'Regreso a Raqqa'.

Marc Marginedas (centro), flanqueado por Albert Solé (izquierda) y Raúl Cuevas, en la premiere de 'Regreso a Raqqa'. / JOAN CORTADELLAS

Rafael Tapounet | R.C.

El trabajo dirigido por Albert Solé y Raúl Cuevas retrata el escalofriante regreso de Marc Marginedas a los lugares en los que pasó 178 días cautivo de Estado Islámico

Hay viajes que solo pueden hacerse en solitario. El regreso de Marc Marginedas a Raqqa es uno de ellos. Poco importa que el reportero y corresponsal de guerra de El Periódico de Catalunya, firma habitual también del grupo Prensa Ibérica, volviera a esa ciudad del norte de Siria rodeado de gente y de cámaras, porque en realidad nadie podía acompañar a Marginedas en ese viaje. Estar junto a él, sí. Filmar sus gestos y sus miradas, también. Recoger sus impresiones, sin duda. Pero vivir lo que él vivía y sentir lo que él sentía… eso no es posible. Marc Marginedas estaba solo cuando regresó a la orilla del Éufrates, el río bíblico que proveyó el agua que hizo florecer la primera civilización del mundo, para revivir los 178 días que pasó allí cautivo de Estado Islámico. 

Ese reencuentro con un pasado doloroso que ha dejado tantas heridas como interrogantes es el eje narrativo de ‘Regreso a Raqqa’, el documental de Albert Solé y Raúl Cuevas que se estrena oficialmente este viernes y que se presentó el miércoles en Barcelona y este jueves en Madrid, en el Círculo de Bellas Artes. El preestreno madrileño consiste en una proyección especial en la que un numeroso grupo de amigos, compañeros y colegas de Marginedas, además de relevantes representantes institucionales -en el momento en que fue secuestrado o en la actualidad- han decidido estar presentes para, si no acompañarle en su periplo íntimo, sí al menos brindarle testimonio de su afecto y admiración. Y aprender de sus palabras y de sus silencios. Y emocionarse con el valeroso ejemplo de resiliencia, empatía y humildad que despliega en la película.

Decíamos al principio que nadie podía acompañar de verdad a Marginedas en su regreso a Raqqa, y no es del todo cierto. Hay una veintena de personas que sí se hubieran podido reconocer en la experiencia que el reportero barcelonés vivió en su reencuentro con el paisaje sirio. Son los periodistas y cooperantes que entre 2013 y 2014 compartieron cautiverio con él en las celdas de Estado Islámico. Algunos, como el periodista de ‘El Mundo’ Javier Espinosa y el fotógrafo danés Daniel Rye, participan en el documental. Otros (recordemos sus nombres: James Foley, Alan Henning, Peter Kassig, David Haines, Kayla Mueller, Steven Sotloff…) no tuvieron la fortuna de salir con vida de aquel infierno.

Reporterismo y soledad

El director de El Periódico de Catalunya, Albert Sáez, resume con acierto lo que para todos los integrantes del diario y del grupo Prensa Ibérica, del que forma parte Marginedas, significa la existencia del documental de Albert Solé y Raúl Cuevas: “un gran motivo de orgullo”. Entre otras razones porque, según añade Sáez, Marc nos representa a todos "mucho mejor de lo que somos”.

Resulta difícil disentir de esta valoración cuando uno ve en pantalla, por ejemplo, cómo Marginedas aprovecha una visita a un campo de refugiados para desvincularse de su condición de protagonista de la película e interesarse, en cambio, por las condiciones de vida de la gente que allí malvive, por sus opiniones, sus sentimientos y sus expectativas.

Búsqueda de respuestas

Son momentos como ese, más que sus propias palabras en las entrevistas que está haciendo estos días (a su pesar, puesto que no le gusta estar en el otro lado), los que revelan lo que ha supuesto ‘Regreso a Raqqa’ para Marginedas. Él habla de “dar carpetazo al pasado” y de “cerrar un capítulo” de su vida. Pero se hace difícil no ver en ese viaje de vuelta al lugar en el que hace una década permaneció cautivo y sufrió torturas y humillaciones -el corazón del terror- una búsqueda desesperada de respuestas. Nada hay más frustrante para el reportero que no poder explicar algo a sus lectores porque uno mismo es incapaz de entenderlo.

Marginedas, tuétano de periodista, trata de encontrar un sentido a su secuestro y va arrancando aquí y allá jirones de significado y conectando el pasado con el presente. Y es esa tensión la que da aliento a una película necesaria que, como sentencia Albert Solé, “explica una historia y muchas a la vez”.  

En 2013, Marginedas viajó a Siria porque quería relatar al mundo los padecimientos de una población civil condenada a cohabitar con una guerra despiadada. Al cabo de 10 años, sus prioridades no han cambiado. “Nuestro cautiverio no es nada comparado con el sufrimiento de esta gente”, afirma en un momento de ‘Regreso a Raqqa’ el respetado y querido periodista, un ejemplo de conmovedora entereza de un profesional ejemplar y un ser humano admirable que sigue empeñado en desvelar verdades. En hacer periodismo.