Día de la Conciliación

Dejar el trabajo para cuidar a tu madre: el número de mujeres que piden excedencia se duplica en 15 años

La atención en la vejez sigue recayendo en las mujeres, que de manera creciente abandonan o renuncian a parte de sus trabajos | Los servicios de cuidados a los mayores son escasos, caros e inaccesibles, pese a que el 25% de las familias tiene a su cargo a un dependiente

Ante la escasez de recursos públicos, las mujeres siguen cargando con el cuidado no profesional de los mayores en España.

Ante la escasez de recursos públicos, las mujeres siguen cargando con el cuidado no profesional de los mayores en España. / DAVID CASTRO

Patricia Martín

España es uno de los países más longevos. Debido al aumento de la esperanza de vida, el número de personas mayores de 65 años se ha incrementado el 15% en los últimos 10 años, hasta superar los nueve millones de 'senior'. El problema es que el envejecimiento creciente va asociado a enfermedades degenerativas que provocan que muchas de estas personas necesiten de apoyos constantes. Unas necesidades que, dado que los recursos públicos son insuficientes, sigue recayendo mayoritariamente en las familias y, particularmente, en las mujeres, esas grandes cuidadoras.

Este jueves se celebra el Día Nacional de la Conciliación y si las medidas para compatibilizar la vida laboral y el cuidado de los hijos brillan por su ausencia, los servicios de cuidados a los mayores son aún más escasos, caros e inaccesibles, pese a que en torno al 25% de las familias tiene en su núcleo un mayor dependiente. Cuando los hogares no pueden conciliarlo todo, para muchas familias no queda otro remedio que uno de sus miembros solicite una reducción de jornada y sueldo, una excedencia o incluso abandone el mercado laboral.

En la mayoría de los casos, quien renuncia a su profesión son las mujeres puesto que tienen empleos menos remunerados y precarios. Los datos del Instituto de las Mujeres indican que el número de españolas que han solicitado excedencias en sus trabajos para el cuidado de familiares (sin incluir a los hijos) se ha doblado en 15 años, al pasar de 3.336 personas en 2006 a 8.428 en 2021. Las mujeres representan el 79% de las personas que recurren a esta difícil salida, dado que supone dejar el empleo y de percibir un salario.

Natalidad a la baja

Son muchísimas más las mujeres que piden excedencias para el cuidado de niños, 32.645 en 2021 (últimos datos disponibles), pero este fenómeno solo ha crecido el 8% en 15 años. Por tanto, el incremento es mayor (de un 152%) entre quienes abandonan sus trabajos para el cuidado de ancianos, dado que la natalidad baja a la par que aumenta el envejecimiento. Y con la desventaja de que para cuidar a un niño hay un horizonte temporal de la excedencia, pero se desconoce cuánto tiempo un enfermo requerirá de ayuda.

Las mujeres piden el 90% de las excedencias para cuidar a familiares mayores dependientes

No es el único indicador que demuestra que es un problema creciente. Por ejemplo, desde 2019 se ha multiplicado por cinco la cifra de convenios especiales para cuidadores no profesionales, opción que implica que los años de cuidado generen derecho a prestaciones como la jubilación. Un servicio que también tiene rostro de mujer: solo el 10% son hombres.

Asimismo, ha crecido un 44% en cinco años -de 2012 a 2017- el número de personas que se han retirado completamente del mercado laboral por no poder costear los servicios de cuidado de adultos enfermos o personas con discapacidad, según la Fundación Adecco. Y el 89% son mujeres, en un 88% de los casos mayores de 45 años.

Guardería y permisos

Pese a ello, el problema de conciliar la vida laboral con el cuidado de los hijos se ha hecho un hueco en la agenda pública, de forma que la mayoría de las empresas incorporan en sus planes de igualdad medidas como el cheque guardería o flexibilidad horaria. Y se han equiparado los permisos por nacimiento para madres y padres, con el objetivo de corresponsabilizar a los hombres y no penalizar a las mujeres cuando deciden ser madres.

De las 35 empresas del Ibex, solo dos tienen medidas para facilitar a los trabajadores el cuidado de los mayores

Sin embargo, "de las 35 empresas del Ibex, solo un par de ellas tienen medidas para facilitar a los trabajadores el cuidado de los mayores, porque la sociedad aún no los tiene en cuenta", denuncia María Leal, investigadora en la materia y fundadora de Plennio, compañía que proporciona servicios a domicilio para mayores. El problema deriva de que hasta hace unos años las empresas "expulsaban el talento 'senior' y, por tanto, al no tener empleados muy mayores, no veían la necesidad de que compatibilizaran el trabajo con el cuidado de sus padres, pero esto está cambiando a la par que se está alargando la edad de jubilación y las compañías, en su mayoría, siguen sin tener en cuenta este aspecto de la conciliación, que es mucho más caro y complejo que el cuidado de los hijos", reflexiona la experta.

Escasez de ayudas

A esto se añade que las ayudas públicas, a través de la ley de dependencia o de subvenciones autonómicas o municipales, "son escasas e insuficientes", igual que las plazas en una residencia pública, y "no todo el mundo se puede permitir contratar a una persona o pagar un centro privado", añade Leticia López, técnica del proyecto Cuidadanas, destinado al apoyo integral de las cuidadoras no profesionales. Por ello, esta especialista solicita un nuevo modelo de cuidados en la vejez que "no recaiga en las familias" y que "no suponga una simple ayuda, sino que el Gobierno se responsabilice".

Los especialistas reclaman un nuevo modelo de cuidados en la vejez en el que el Estado se corresponsabilice para que la carga no recaiga solo en la familia

Ambas expertas subrayan que el cuidado de personas enfermas es mucho más complejo que el de los niños, por ello las personas que cuidan normalmente se sienten agotadas, con un estrés crónico, frustradas y solas, puesto que tienen que reducir sus relaciones sociales y sienten que el Estado no les ayuda lo suficiente.

La imprevisibilidad

"Hace siglos que se implantaron las escuelas, compartiendo el cuidado con las familias, un sistema del que se benefician todos los niños, no solo los que tienen especiales dificultades. Está ligado con su edad y resulta, por tanto, muy previsible. En cambio, el cuidado de los mayores está vinculado sobre todo con su nivel de salud, su situación familiar y económica. La pérdida de salud y la dependencia no pueden preverse claramente con anticipación y menos aún cuánto durará una vez que llega", añade Ángeles Durán, catedrática especializada en el trabajo no remunerado y Premio Nacional de Investigación en Ciencias Sociales.

Ante esta situación, la especialista reclama que la organización de los servicios públicos "sea realista" dado que garantizar el cuidado "requiere mucho esfuerzo individual y colectivo, por lo que deberían revisarse conceptos tan básicos como el trabajo, la riqueza, el gasto y la inversión".

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