Recursos hídricos

La Conferencia del Agua de la ONU vuelve los focos a una crisis desatendida

Este viernes se cierran tres días de la primera cumbre específica desde 1977, pero la nueva Agenda de Acción solo tendrá compromisos voluntarios

Un grupo de personas desplazadas por la sequía junto a animales fallecidos en Dollow, Somalia.

Un grupo de personas desplazadas por la sequía junto a animales fallecidos en Dollow, Somalia. / EP

Idoya Noain

Este viernes, cuando acabe la Conferencia del Agua de Naciones Unidas que desde el miércoles se celebra en Nueva York, se presentará una nueva Agenda de Acción. En el documento, tanto el sector público como el privado harán compromisos, pero difícilmente serán lo “revolucionarios” que el secretario general de la ONU, António Guterres, reclamaba el miércoles en la apertura del cónclave, justo después de alertar de la gravedad de la situación: “Hemos roto el ciclo del agua, destruido ecosistemas y contaminado las aguas subterráneas”, decía el portugués. “Estamos drenando la savia de la humanidad con un sobreconsumo vampírico y un uso insostenible, y evaporándola con el calentamiento global”.

Guterres no exagera. Justo en el arranque de la cumbre se presentó un informe elaborado por la Unesco y UN Water que subraya la severidad de una crisis que, como ha dicho el autor principal del documento, Richard Connor, “será global si no se lidia con ella”. Lejos de la meta marcada en 2015 como el sexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de asegurar el acceso universal para 2030, hoy unos 2.000 millones de personas, cerca del 26% de la población mundial, no tienen acceso a agua potable y 3.600 millones (el 46% de la humanidad) carecen de acceso a saneamiento básico del agua.

La agricultura emplea cerca del 70% de los recursos hídricos y necesita imperiosamente hacer más eficiente la irrigación. En países en desarrollo y economías emergentes aumenta la demanda por el crecimiento industrial y de la población. La demanda urbana crece y crece, y para 2050 se estima que habrá subido un 80%, dejando a unos 2.400 millones de personas solo en urbes enfrentando escasez.

El 10% de la migración forzosa global ya se vincula a la escasez de agua, que como señaló también Connor “se está haciendo endémica” por el consumo excesivo y la contaminación. Y se suman problemas como privatizaciones de agua y servicios de saneamiento, la falta de cooperación internacional en la gestión de recursos hídricos (solo seis de los 468 acuíferos transfronterizos, por ejemplo, están sujetos a acuerdo cooperación formal) o la falta de tratamiento de las aguas residuales, un problema que alcanza el 80% globalmente pero en muchos países sin desarrollo llega a ser del 99%.

En el corazón de la crisis climática

El agua, además, está en el corazón de la crisis climática, desde en la subida del nivel del mar hasta las sequías extremas y prolongadas y fenómenos cada vez más intensos como inundaciones históricas que, como recordaba también Guterres este jueves, están “haciendo el planeta inhabitable”. Y se augura que la escasez estacional aumentará en lugares donde ahora el agua ahora está disponible, como el centro de África, el este de Asia y partes de Latinoamérica, y empeorará donde ya hay crisis, como Oriente Próximo y el Sahel.

Cerca de la mitad de la población, según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC), ya sufre escasez severa de agua al menos parte del año.

Todo se ha planteado en la cumbre, solo la segunda que la ONU organiza en su historia, casi cinco décadas después de la primera que se celebró en Argentina en 1977. Pero aunque la cita presidida por Tajikistan y Holanda ha tenido poder de convocatoria, con cerca de 7.000 participantes y numerosos actos tanto en la ONU como paralelos, solo un puñado de jefes de estado y de gobierno han viajado esta vez a Nueva York.

"Hay una seria carencia de política internacional sobre gestión de agua. Nuestros líderes no están situándose a la altura para responder a una de las mayores crisis existenciales de la humanidad”, ha denunciado la española Patricia Martín Díaz, que dirige la campaña Avaaz.

Compromisos voluntarios

Tanto los representantes nacionales como los del sector privado y de la sociedad civil han puesto sobre la mesa y debatido ideas, propuestas, reclamaciones... Pero los compromisos que se han ido anunciando y que se incluirán en la nueva Agenda de Acción por el agua son voluntarios. Y a diferencia de en otros acuerdos como el de París sobre el clima, no hay mecanismos para asegurar su cumplimiento.

Por eso en la cumbre se ha intentado también incrementar la presión para poner el agua en un lugar prioritario en las negociaciones del Cop28 que tendrán lugar en noviembre en Dubai, una cita en la que se hará inventario del cumplimiento (o falta de) de los compromisos de París. Actualmente solo el 3% de la financiación climática se dedica a recursos de agua. Y Charles Iceland, del Instituto Mundial de Recursos, ha recordado que “el mayor impacto de la crisis climática se siente en el ciclo del agua: es mucha, muy poca o muy sucia” y ha usado una gráfica imagen: “El cambio climático es el tiburón pero el agua son sus dientes”.

En su discurso del miércoles en la conferencia, Guterres apuntó a la necesidad de avances en varias áreas, además de la del cambio climático. Una es la gestión de agua y el acceso equitativo, terreno en el que abogó por la cooperación transnacional, poniendo como ejemplo Convención de la Albufeira que Portugal y España firmaron hace 25 años, cuando él estaba al frente del gobierno luso. También defendió la necesidad de conseguir una inversión “masiva” en sistemas de agua y saneamiento. Y urgió a mejorar la resiliencia a través de la conservación, la reutilización y la depuración.

Las ideas están ahí. La voz de alarma suena con fuerza. Pero en la ONU, a veces, llueve sobre mojado.