El truco de José Andrés para que el huevo frito salga perfecto

El secreto empieza por el primer paso esencial: cómo cascar el huevo

Los huevos a la sartén con hongos y trufa de Viridiana.

Los huevos a la sartén con hongos y trufa de Viridiana. / INSTAGRAM VIRIDIANA

R. G.

En muchas ocasiones, los platos más sencillos son los más deseados de nuestra gastronomía. Uno de ellos, básico a más no poder, hace siempre las delicias de todo tipo de comensales: se trata del huevo frito, un manjar que gusta a grandes y a pequeños y que se prepara en apenas unos minutos. Sin embargo, que quede perfecto no es tan sencillo como pueda parecer.

Por suerte, el chef José Andrés, uno de los mayores embajadores culinarios que tiene España, ha decidido compartir con sus seguidores uno de los trucos imprescindibles para preparar huevos. Ya sea para un huevo frito, una tortilla de patatas o cualquier otra receta que contenga huevo, la clave está en el primer paso del proceso.

En su canal de YouTube, famoso cocinero explica cómo se deben cascar o romper los huevos, algo que llevamos haciendo toda la vida sin prestar demasiada atención, pero que tiene más miga de la que pensamos. Y es que hacer bien este paso nos puede ayudar a que la yema nunca se rompa.

Huevos fritos con la yema perfecta

Algo que resulta especialmente útil a la hora de preparar huevos fritos, en los que nos interesa que la yema quede intacta y jugosa. Es de sobra conocido que no deberíamos cascar los huevos sobre el recipiente con el que estemos cocinando, sea un cuenco o la propia sartén, porque corremos el riesgo de contaminarlo con trozos de cáscara.

No obstante, el chef José Andrés va un poco más allá: la razón para no cascar el huevo sobre los utensilios de cocina no es solo por salubridad, sino también para evitar romper el huevo sobre la sartén y que la yema se quede abierta.

Por ello, la recomendación del chef asturiano es que casquemos el huevo sobre una superficie plana como una tabla de cortar o sobre la propia encimera, así reduciremos el riesgo de que la cáscara, al chocar con una superficie punzante, pueda romper el delicado tejido de la yema y suponga un huevo frito algo menos estético.