Salud

La OMS nos amarga el dulce, ¿pero hasta qué punto?

Diversos expertos ponen en contexto la recomendación de dejar de usar edulcorantes: no es una alerta alimentaria y admite matices

Una mujer, ante los lineales de bebidas azucaradas en un supermercado.

Una mujer, ante los lineales de bebidas azucaradas en un supermercado. / JORDI CORTINA

Rafa López

La nueva directriz de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que desaconseja el uso de edulcorantes no azucarados para controlar el peso o reducir el riesgo de enfermedades, ha dejado más dudas que certezas entre muchos consumidores. ¿Debemos desterrar la sacarina y otros edulcorantes sin calorías de nuestra dieta? Especialistas en endocrinología y nutrición se han pronunciado estos últimos días sobre esta recomendación, que, como sucedió con el informe sobre la carne roja y procesada, admite matices. El siguiente resumen está basado en fuentes propias y opiniones científicas vertidas en redes sociales y en el Science Media Center (SMC) por los propios investigadores, que se basan en estudios revisados por pares.

En primer lugar hay que dejar claro que no se trata de ninguna alerta alimentaria ni implica que las sustancias citadas sean tóxicas. La OMS publica su informe en base a una revisión sistemática –un “estudio de estudios”– sobre edulcorantes no azucarados, en concreto aspartamo –presente en la Coca-Cola Zero y otras bebidas–, acesulfamo K, advantamo, ciclamatos, neotamo, sacarina, sucralosa, estevia y derivados de la estevia. No incluye el sorbitol ni el maltitol.

La revisión de la OMS sugiere que el uso de estos edulcorantes no confiere ningún beneficio a largo plazo en la reducción de la grasa corporal en adultos o niños. Los resultados de la revisión también sugieren que puede haber posibles efectos no deseados por el uso a largo plazo de estos edulcorantes, como un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos. La recomendación no se aplica a las personas con diabetes, dado que no se incluyeron en los estudios que abarca esta revisión.

Una de las críticas a esta directriz de la OMS es que “el hecho de que los datos ‘sugieran’ no es suficiente para hacer este tipo de recomendaciones”, señala a FARO, del grupo Prensa Ibérica, el endocrinólogo vigués Ricardo García-Mayor. Este especialista añade que en el informe se admite que “los datos pueden estar artefactados por las características de la muestra de sujetos estudiados y de las pruebas estadísticas, por lo que parece que las conclusiones están pendientes de comprobación. Un estudio observacional debe confirmarse por estudios analíticos específicos”, recuerda este médico, que fue presidente de la Federación Española de Diabetes. “Parecen datos interesantes pero no concluyentes para hacer una recomendación para toda la población. Este tema siempre ha sido recurrente en la batalla entre las compañías que venden sustancias edulcorantes”, concluye.

Otros especialistas han expresado también reservas sobre el informe de la OMS, en el sentido de que existe incertidumbre sobre la magnitud de los beneficios o efectos adversos señalados, hay un equilibrio cercano entre los beneficios y riesgos y la certeza de la evidencia es “de baja a muy baja”.

El conocido divulgador Miguel Ángel Lurueña considera que el resultado de la revisión de la OMS se puede deber a que “el consumo de estos compuestos se asocia a una dieta insana. Las manzanas, las lechugas y los tomates no contienen edulcorantes ni los necesitan. Las galletas, los refrescos y las magdalenas, sí”, recuerda Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de Alimentos.

En línea con la OMS y con la recomendación general, Lurueña cree que lo ideal sería “reducir nuestra exposición a esos alimentos insanos y a esos sabores intensamente dulces que nos alejan de una dieta saludable. Es importante hacerlo desde la más tierna infancia, porque si no es más costoso dar marcha atrás”, advierte.

En suma, la mejor bebida es el agua; y el mejor postre, la fruta, que la OMS recomienda consumir siempre que nos apetezca algo dulce.

Con todo, Lurueña señala que es posible algo que apunta el experto en nutrición Ismael Galancho: en el informe se indica que es posible que haya una “causalidad inversa”. Es decir: las personas no enfermarían por tomar sacarina, sino que tomarían sacarina por estar enfermas. “Las personas con diabetes o enfermedad cardiovascular toman más edulcorantes debido a su enfermedad –recuerda Galancho–, no es que los edulcorantes provoquen esa enfermedad. De hecho, los autores lo dicen explícitamente”, asegura el experto, que dice que la OMS se ha basado en “estudios preclínicos a sobredosis”.

La cuestión de la dosis resulta esencial cuando hablamos de medicina. “Todo, absolutamente todo, en determinadas dosis puede ser tóxico”, señaló la catedrática de Inmunología de la UVigo África González en relación a un estudio publicado en marzo sobre la sucralosa. En concreto, la investigación, publicada en “Nature”, apuntó que este edulcorante en dosis altas reduce la respuesta inmunitaria en ratones. “El trabajo emplea dosis mucho más altas que las que se pueden tomar en una dieta normal en consumo humano, por lo que las implicaciones desde el punto de vista de la dieta en humanos son muy escasas”, dijo la inmunóloga en declaraciones a SMC.

Los hallazgos científicos que cita la OMS no son nuevos, y básicamente vienen a confirmar que los edulcorantes no son biológicamente inertes: cuando los tomamos producen ciertos efectos. Sin embargo, las autoridades sanitarias de la mayoría de los países sostienen que es preferible consumir edulcorantes artificiales en lugar de azúcar.

Los especialistas creen que no debemos descartar del todo los edulcorantes, si los utilizamos de forma razonable. “La recomendación [de la OMS] podría haber sido un poco más matizada al reconocer la utilidad potencial de los edulcorantes sin azúcar para apoyar la pérdida de peso a corto plazo cuando se usan con prudencia”, señala a “New Scientist” Allison Sylvetsky, profesora de Nutrición en la Universidad George Washington (EE UU). “Si vas a consumir un refresco, es mejor cambiar a uno con menos azúcar y más edulcorante –declara a la misma publicación Duane Mellor, investigador en dietética de la Universidad Aston de Birmingham, Reino Unido–. Aunque la solución perfecta es elegir agua”.

Creando incertidumbre

Rafael Urrialde de Andrés

En definitiva, los edulcorantes sin calorías son seguros, aunque se recomienda adaptarse a los sabores naturales de los alimentos y no acostumbrarse al sabor muy dulce. Los especialistas reclaman más estudios para evaluar sus efectos, por ejemplo, en la microbiota intestinal. Lo ideal sería prescindir de ellos, pero entre un refresco con azúcar a uno sin ella sigue siendo más recomendable lo segundo. Hay que evitar también hacerse trampas al solitario: algunas personas cometen el error de compensar la ingesta de edulcorantes sin calorías con alimentos más calóricos.

La pregunta del millón: el café, ¿con azúcar o con edulcorante?

En los últimos tiempos se han publicado varios estudios científicos sobre el consumo de café y sus propiedades beneficiosas para la salud. Las investigaciones apuntan a una reducción de la mortalidad y a un efecto cardioprotector de esta bebida estimulante que suele consumirse con azúcar o con algún edulcorante, como la sacarina, el ciclamato, la estevia o la sucralosa. Después de la directriz de la OMS muchos consumidores se han preguntado si tienen que volver a la cucharadita de azúcar en lugar de las gotas o grageas de edulcorante sin calorías. Sobre esta cuestión ha opinado Antelm Pujol, médico residente en Endocrinología y Nutrición, citando un estudio publicado en julio del pasado año en la revista científica “Annals of Internal Medicine”.

Este trabajo, encabezado por Dan Liu y otros investigadores de China, se dirigió a responder a la pregunta de si el azúcar puede anular los efectos positivos del café sobre la mortalidad. El estudio de Dan Liu y sus colegas concluyó que todas las modalidades de café reducen la mortalidad, y que la mejor opción es el café sin azúcar ni edulcorantes. La segunda mejor opción es el café con edulcorante; en tercer lugar, el café con azúcar. Y aquí viene el matiz: “Echarte un poco de azúcar no marcará la diferencia. Pero, si tomas mucho café y todos con mucho azúcar, las cosas pueden cambiar”, subraya Antelm Pujol (@AntelmPujol) en un hilo de Twitter. Los consumidores de café con edulcorantes hasta más de 4,5 tazas al día tenían una menor mortalidad por todas las causas. En este caso, aunque se consuman muchos cafés, no cambia la tendencia. Otra cosa es tomar muchos cafés bien cargados de azúcar. Como siempre, la dosis importa.

Suscríbete para seguir leyendo