Mallorca

Mallorca, 1975: un estudio relaciona por primera vez la prostitución y el turismo

La investigación de la periodista y doctora Empar Bosch descubrió el informe pionero de la abogada Rosa Arregui, quien a su llegada a la isla contribuyó a esclarecer los factores que marginaban a la mujer de entonces, donde el auge del sector servicios comenzaba a afectar el entramado social

La abogada y política Rosa Arregui, en las inmediaciones de la plaza de Madrid, en Palma, ciudad en la que ha vivido desde joven.

La abogada y política Rosa Arregui, en las inmediaciones de la plaza de Madrid, en Palma, ciudad en la que ha vivido desde joven. / Manu Mielniezuk

Carla Rivero

Palma

En las últimas horas de la dictadura, Rosa Arregui levantó la voz para hablar sin tapujos de la sociedad mallorquina a partir de un estudio en el que por primera vez se relacionaba la prostitución, el turismo y las penurias económicas de una isla donde se veía estallar el boom del sector servicios a la vez que la ola feminista hacía despertar las conciencias. Con la ponencia La mujer inadaptada y marginada puso en el centro del debate la situación discriminatoria de la mujer, hablando y reflexionando sobre las mejoras que debían darse.

Era 1975 y las Naciones Unidas había declarado el Año Internacional de la Mujer para aunar esfuerzos que redujeran las desigualdades de género y, entre los informes que se encargaron en las distintas provincias españolas por la Sección Femenina del régimen, Arregui investigó la situación de la "mujer inadaptada y marginada" en Baleares. De aquella comisión fueron también partícipes María Sáiz Fontanals, presidenta de la Asociación Provincial de Amas de Casa, Juan María Fiol Tur, abogado, asesor jurídico de Sindicatos e inspector de la Jefatura Provincial del Movimiento, y Mateo Cladera, abogado y periodista, entre otros miembros.

Arregui recuerda aquel trabajo como una hazaña, en vista de lo revolucionario que fue para una generación como la suya. Ahora, en su casa de Palma, ya jubilada después de una vida ajetreada en la que ha sido, entre otros cargos, directora general de Menores del Govern o directora provincial del INEM, rememora lo que logró a los 28 años. "Fue un trabajo humilde, porque lo hice sola, y entre un abanico de temas que ofrecía la ONU, como toxicomanías, migración, alcoholismo... Elegí el de marginación", detalla.

En aquel entonces, la prostitución era un delito de orden público en el que se detenían a las mujeres -que no a los clientes-, que luego pasaban al Juzgado Especial de Peligrosidad y Rehabilitación Social franquista. Por tanto, el registro de las denuncias era la única forma de acceder a unos datos oficiales que Arregui solicitó y no se le negaron gracias a que era abogada y trabajaba en esta misión de la ONU. Así, llenó cuartillas con información sobre estas mujeres, como su nacionalidad y edad. En total, registró 365 expedientes, la mayoría correspondientes a jóvenes de entre 20 y 30 años de edad, procedentes en gran parte de otras provincias. "Burgos, 32 años... Formentera, 27 años... Córdoba...", relee entre los papeles.

"En los años 70, el turismo atrajo cantidad de trabajadores no cualificados a las islas, hubo un despliegue tremendo y hubo oleadas de migración. Entonces, había trabajo y muchas dificultades, como las de ahora, de vivienda. Entre las mujeres migrantes se produjo mucha marginación, de la que fueron poco a poco saliendo, sobre todo debido a su situación económica", explica. Un panorama en el que se convivía con el atraco de barcos procedentes de la ruta entre Barcelona y Palma, o de la Sexta Flota estadounidense, recuerda, en la que se toleraba y contemplaba que hubiera "’cargamentos de mujeres’" para satisfacer "las necesidades sexuales" de estos hombres. "Mallorca en aquel entonces era un foco de prostitución", afirma, lo que coincidía también con la llegada incipiente de viajeros.

En la actualidad, Médicos del Mundo ha confirmado la relación entre el turismo y la prostitución en las islas, ya que en sus informes ha emitido que el número de atenciones durante la temporada alta se duplica año tras año. A su vez, se refieren a que esta actividad contribuye a la invisibilización y la clandestinidad de la prostitución.

"Un escándalo" de entrevista

Con motivo de este estudio, Arregui protagonizó la contraportada de Diario Balear el 1 de junio de 1975 entrevistada por el periodista Mateo Cladera. Una fecha para recordar. Más para la periodista y doctora Empar Bosch, quien logró dar con la página del periódico gracias a la base documental de la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica del Ministerio de Cultura y Deporte durante la preparación de su tesis doctoral, en la que aborda y plasma las circunstancias de las primeras mujeres periodistas en las redacciones de Mallorca, recientemente defendida en la Universitat de les Illes Balears.

De esta forma encontró a Arregui, una pionera, a la que describe como una persona entusiasta, con una vida plagada de hitos en tiempos del franquismo. En las líneas del diario, la investigadora reivindicaba al final de la entrevista una serie de medidas para la protección de estas personas, al igual que se creara una sección para orientar a las mujeres migrantes, además de concienciar a las familias en la igualdad de oportunidades entre hijos e hijas, y una protección especial en el caso de las madres solteras y en el área sanitaria, para que llegaran los recursos a todas las afectadas. Es decir, un cambio de mentalidad: "Que se analicen claramente los porqués de esta situación y se hagan estudios sociológicos sobre este problema", reza la pieza.

La publicación -que tuvo una segunda parte la semana siguiente- fue "un escándalo". Así lo calificaba el propio Mateo Cladera en conversaciones con Bosch para su investigación. ¿La razón? Era domingo y la noticia fue leída por todo el mundo, así que paraban a Cladera por la calle para preguntarle sobre la conversación y su protagonista, que tanto había dado que hablar. Por su parte, Arregui se sorprende todavía de la estupefacción que despertó entre sus coetáneos, quienes mandaron cartas al director para protestar y cuestionar lo que había sucedido. "Si no llega a ser porque es una investigación sobre la época de la Transición, en la que se centra Empar, nos hubiéramos olvidado de todo esto", ríe.

En el pueblo, en las ciudades, aquellas mujeres que se quedaban embarazadas, y cuyos novios escapaban del casamiento, se veían desamparadas. "En la mayoría de los casos, se veía abocadas a la prostitución o, en el caso de las mujeres que se separaban, el entorno las consideraba como ‘terreno conquistado’, así que había un ataque social hacia estas mujeres que estaban desprotegidas", sentencia Arregui.

Ella, que no comulgó con esta mentalidad, alude a la crianza que tuvo junto a sus cinco hermanos y tres hermanas. Su padre, de cariz conservador pero liberal, le inculcó que debían tener un medio de vida para ser independientes. "Lo tuvo clarísimo", asevera la abogada. "A mí no me dejó casar, entre comillas, hasta que no hubiera ejercido un tiempo con él en el despacho porque decía que si venía a Mallorca y no sabía de qué iba la profesión, lo dejaría todo", rememora, "y tuvo toda la razón, porque trabajé unos meses con él y cuando vine a la isla fue un desespero hasta que encontré algo".

Sus estudios en la Universidad de Zaragoza le trajeron nuevos vientos, gracias a las manifestaciones, las tensiones, aquella España que despertaba entre panfletos y asambleas clandestinas, "estaba predispuesta", y rodeada de aquellas amistades que le aportaron una mirada del mundo distinta a la establecida.

Portada del estudio que realizó Rosa Arregui en el año 1975 para el informe de la ONU, bajo el nombre 'La mujer inadaptada y marginada'.

Portada del estudio que realizó Rosa Arregui en el año 1975 para el informe de la ONU, bajo el nombre 'La mujer inadaptada y marginada'. / Empar Bosch

Mallorca, foco de prostitución

Rosa Arregui echa la vista atrás, entendiendo que era una "moderna" en sus tiempos, tal y como la describían sus amigas. "No me inventé nada, y era una situación difícil de asimilar", afirma sobre el estudio, aunque se podía observar fácilmente en lugares como el antiguo ‘barrio chino’ o por la zona de Jaume III y Passeig de Mallorca. "Cuando se publicó, levantó ampollas decir que había prostitución mallorquina y extranjera", expresa, pero nada de eso la amilanó para continuar con un trabajo de sensibilización que la llevó a dar charlas por los municipios a jóvenes a las que instruía sobre el aborto o el divorcio.

Un espíritu que mantuvo cuando llegó a jefa del Departamento de Trabajo de la Mujer, adscrita a la Vicesecretaría Provincial de Asuntos Sociales, tal y como expresó a este periódico en una entrevista que se puede consultar en la hemeroteca. Con respecto a ellas, aseguró que "su problemática es muy compleja, pues ha de sumar a los problemas comunes de todo trabajador, los específicos de su condición de mujer". Una sentencia que chocaba de lleno en un tiempo en el que estaba vigente la licencia marital como una autorización legal que necesitaban las mujeres casadas para, por ejemplo, firmar contratos de trabajo, o que la mayoría de edad para las féminas estuviera en los 23 años y, luego, en los 21.

En la actualidad, Balears mueve alrededor de 70 millones de euros al año en el negocio de la prostitución, según el análisis de la Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Palma en referencia a la memoria de la Red de Atención Directa a Personas en Prostitución 2023. Además, las entidades Casal Petit, Cruz Roja y Médicos del Mundo atendieron en la capital a un total de 1.390 víctimas de prostitución, de las que se estima que 361 pertenecen a las redes de tráfico de personas con fines de explotación sexual (TFES), cuatro puntos más que en 2022.

El turismo de violaciones

Por otra parte, los primeros resultados del Macroestudio sobre trata, explotación sexual y prostitución de mujeres, elaborado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, sitúan al archipiélago como la región con más mujeres en situación de prostitución, debido a que hay al menos 6.164, lo que representa el 1,21% de la población femenina mayor de edad cuando la media estatal es del 0,56%. Una situación que, en palabras de Arregui, hay que solucionar a través de la educación, sobre todo, "en los hombres, en el respeto a las mujeres". "Mientras haya consumidores, habrá prostitución", reflexiona sobre el futuro.  

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