Salud mental

Las psiquiatras denuncian falta de diagnósticos y tratamientos adecuados para las mujeres

El congreso estatal, en San Sebastián, reclama un programa de prevención de la depresión antes y después del parto

El 85% de los psicofármacos se recetan a las mujeres

Un momento del Congreso Nacional de Psiquiatría de San Sebastián.

Un momento del Congreso Nacional de Psiquiatría de San Sebastián. / Javi Colmenero

Fidel Masreal

San Sebastián

La brecha de género en salud mental es profunda. Así lo han denunciado las profesionales de psiquiatría en el congreso nacional que se celebra en San Sebastián. Los datos lo avalan: el 85% de los fármacos se prescriben a mujeres sin que haya una justificación científica que pueda explicar esta diferencia; ellas acuden menos a las consultas debido al estigma; todavía se infradiagnostica su dolencia, y la victimización es mucho más elevada. Hay consenso entre especialistas en que se trata de la punta del iceberg de una discriminación que no tiene que ver con factores hormonales y biológicos, sino con el estigma y el autoestigma.

Que se prescriban muchísimos más ansiolíticos entre la población femenina está relacionado con "patologizar en las mujeres aspectos de su forma de ser o de su forma de actuar", describe Roser Martínez Riera, psiquiatra de la Red de Salud Mental de Guipúzcoa y responsable de trastornos mentales graves. En las pautas de consumo, los hombres buscan más el 'placer' de la droga, mientras que las mujeres persiguen frenar el malestar. "En las mujeres el malestar es más afectivo, y esos las hace más vulnerables", añade Edurne Zapirain, psiquiatra especializada en un programa preventivo para la fase previa y posterior al parto.

"Se espera que nos ocupemos de los hijos, los padres y la familia; además, sufrimos más factores estresantes interpersonales"

Francina Fonseca

— Psiquiatra

Francina Fonseca, psiquiatra del Hospital del Mar de Barcelona, es contundente en su exposición: la depresión las afecta más a ellas no solo por cuestiones biológicas, sino por factores como una mayor baja autoestima y vergüenza corporal, en los que influye claramente el entorno: "Se espera que seamos cuidadoras, que nos ocupemos de los hijos, los padres y la familia; además, sufrimos más factores estresantes interpersonales, más violencia y abuso sexual y discriminación social".

Factores biológicos

En las ponencias congresuales también se han descrito factores biológicos (hormonas ováricas, cortisol u oxitocina) que impactan en la salud mental. Aun así, Fonseca alerta: "No es solo una respuesta biológica, las vivencias tienen mucho que ver con este tipo de respuestas biológicas –por ejemplo, un trauma infantil– que tiene consecuencias cerebrales". Por ello, las profesionales reclaman que la investigación siempre tenga en cuenta "la importancia de la perspectiva de género en los tratamientos e investigación, porque la respuesta terapéutica no va a ser la misma, no podemos evaluar tratamientos de la misma manera en hombres y en mujeres".

Esta evaluación diferenciada es una necesidad que tiene que ver con los propios profesionales. Martínez Riera admite que en las consultas la mirada todavía es distinta: "Los propios profesionales aún juzgamos roles establecidos como si eres una buena o mala madre, cosa que al padre no se le tiene tanto en cuenta, y de ahí el infradiagnóstico, porque la sociedad no ha puesto todavía el peso en ciertos aspectos".

Infradiagnóstico

Riera afirma que las mujeres sufren "infradiagnóstico, tienen menor acceso al tratamiento y llegan más tarde a consulta", sobre todo en el caso del abuso de sustancias. Las consecuencias son graves: son más vulnerables al impacto de las drogas, estos aparecen más rápido y tienen más consecuencias, como el llamado 'efecto telescopio': se inician más tarde en el consumo de sustancias, pero cuando empiezan, la progresión de desarrollo de la adicción es más rápido", describe esta experta.

"Estamos infradiagnosticando a las mujeres, tienen un menor acceso al tratamiento y vienen más tarde"

Roser Martínez Riera

— Psiquiatra de la Red de Salud Mental de Guipúzcoa y responsable de trastornos mentales graves

Mayor vulnerabilidad

Las mujeres son más vulnerables a desarrollar psicosis. Además, el impacto de añadir consumo de sustancias a este trastorno es mucho mayor en ellas y afecta más a su actividad cotidiana, a su funcionalidad. Por eso se reclama, también en estos casos, atender al género y a la mayor vulnerabilidad femenina. En especial en momentos clave como el perinatal, el embarazo, el puerperio y la menopausia. Por ejemplo, existe mayor riesgo de recaídas psiquiátricas durante la menopausia por el descenso de los estrógenos: incluso se está planteando una terapia con este tipo de hormonas para evitar la receta de antipsicóticos.

Factores sociales

Más allá de eso, donde la brecha es enorme es en los factores sociales. Por ejemplo, en los trastornos con abuso de sustancias existe "mayor riesgo de victimización, más castigo y desaprobación social, y mayor estigma y autoestigma", detalla Riera. Por ejemplo, cuando en la maternidad existe trastorno y abuso de sustancias se pide menos ayuda, y se tarda más en acudir a la consulta por miedo a perder la custodia del hijo o la hija. "Tener un bebé e ir a recoger la metadona es una barrera importante que hace que no acudan o vayan más tarde, con las consecuencias que eso implica", detalla esta profesional.

Los datos están ahí: las mujeres que sufren algún trastorno y abuso de sustancias sufren entre un 40% y 70% de victimización frente al 17%-35% del conjunto de la población en estas circunstancias. También sufren tasas más elevadas de desempleo y exclusión social.

Autoboicot durante la maternidad

Una de las demandas del sector es la implementación en toda España de un plan de salud mental perinatal para las mujeres antes del embarazo y hasta el primer año de vida del bebé. ¿Por qué? Tal como ha constatado en su ponencia la psiquiatra Edurne Zapirain, responsable del programa Amatasuna, si se establece como norma la prevención de depresión y ansiedad en las futuras madres, el resultado es que al final del tratamiento casi el 70% de las que sufrieron síntomas los dejan de tener. Se trata de dar una atención preferente a estas mujeres para evitar los escollos existentes. "El sentimiento de culpa las lleva a pensar cosas del estilo 'cómo voy a decir que no estoy contenta, que siento movimientos del feto y no me alegro, que casi no quiero sentirlos, que me siento mal, que soy una mala madre', lo que se convierte en una barrera que provoca que pedir ayuda sea muy difícil".

"Para las madres, la crianza ocupa toda su vida y cuidar de ellas mismas está en el último plano, se autoboicotean"

Edurne Zapirain

— Psiquiatra responsable del programa Amatasuna de prevención perinatal

Resulta llamativo que no se implemente este programa de prevención cuando se sabe que el periodo perinatal es un momento de gran estrés (cambios hormonales, físicos y de identidad y aparición de conflictos no resueltos) y cuando el 15% de las mujeres en España (el 28% de las emigrantes) sufren trastornos mentales perinatales que si no son tratados a tiempo generan graves problemas para ellas y el feto. "Para las madres, la crianza ocupa toda su vida y cuidarse ellas mismas está en el último plano, deben dedicar tiempo a ellas mismas sin sentir culpa, pero se autoboicotean", describe esta experta. Como concluye Silvia Arostegui, también psiquiatra, "el género influye en la manera de enfermar, diagnosticar y tratar y todavía queda un camino muy largo para mejorar".

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