Industria reproductiva

Mujeres que congelan óvulos: "Ya no somos tan conformistas y priorizamos más nuestra carrera"

El proceso cuesta entre 2.500 y 4.000 euros y solo entre el 10% y el 12% de las mujeres que congelan óvulos los utilizan después

Adriana, una joven de 29 años que ha decidido congelar óvulos.

Adriana, una joven de 29 años que ha decidido congelar óvulos. / Jordi Otix

Beatriz Pérez

Barcelona

Adriana y Paula, de 28 y 37 años respectivamente, han congelado sus óvulos. Varias de sus amigas lo han hecho también. Quieren ser madres, no quieren perderse esta oportunidad, pero más adelante. En el caso de Adriana, que se plantea tener su primer hijo con 34 años, una cuestión médica la llevó a tomar la decisión de preservar su fertilidad. Ambas son pacientes de la Clínica Dexeus Mujer, en Barcelona.

"Mi capacidad de ovulación disminuye mucho más rápidamente que las de las mujeres sanas y, además, tengo un gen mutado y existe la posibilidad de pasárselo a mis hijos. Por eso los médicos seleccionarán genéticamente los ovocitos", explica. "Pero, de mi círculo de amigas, todas más o menos están pensando en congelar. Ahora es más difícil tener pareja. Ya no somos tan conformistas. Ya no tenemos la obligación de estar con un hombre para tener un hijo porque se ha demostrado que se puede criar sin tener pareja", reflexiona Adriana.

No siempre sale bien a la primera

Paula decidió congelar hace tres años, a los 34. Tenía pareja pero este no estaba seguro de querer ser padre. Además, ambos tenían un trabajo bastante inestable. Paula tuvo que congelar los óvulos dos veces. "Esta es una cosa importante del proceso: no siempre sale bien a la primera", explica Paula. Le costó unos 3.000 euros (medicación incluida: la paciente también ha de pagarse los fármacos) cada ciclo. Unos 6.000 en total. "Como fue bastante fuerte el proceso —no es trivial: para mí fue duro psíquicamente y me sentía muy hinchada y molesta— y encima salió mal, decidí esperar un tiempo para volver a congelar".

Se plantó en los 36 años sin pareja, pues su novio y ella habían roto. Y decidió volver a congelar al darse cuenta de que la maternidad no sería algo inmediato en su caso. Esta vez salió bien y cree que se embarazará, de su nueva pareja, cuando tenga 38 o 39 años. "Tengo tres amigas que han congelado óvulos. Las mujeres ahora priorizamos más nuestra carrera y no queremos tener hijos tan pronto", explica Paula, quien además señala el "arma de doble filo" de la "tecnología de criopreservación" para retrasar la maternidad.

Un proceso complejo

"Esto se ha convertido en un negocio privado [en la sanidad pública solo se puede congelar óvulos si es por cuestiones médicas]. El problema es que al final solo nos lo podemos permitir las mujeres que lo podemos pagar. Se convierte en una cuestión de clase. Solo las que podemos pagar 3.000 euros nos podemos permitirnos este lujo", critica Paula.

Tanto Paula como Adriana destacan, eso sí, que el proceso de congelar no es tan fácil como parece. "Es muy pesado, y nadie te lo dice", explica Adriana. El tratamiento (que consiste en una estimulación ovárica y, posteriormente, la extracción de óvulos en un quirófano) es "extremadamente largo", en su opinión, ya que dura un mes.

"Es un mes en el que tú vas a pasar consulta día sí y día no. Y las dos semanas finales te tienes que estar pinchando hormonas. Te hinchas... Uno de los efectos es que te siente mal la comida. La gente tiene que pedirse la baja, y eso no todo el mundo puede hacerlo", dice Adriana. Paula, por su parte, destaca el efecto que las hormonas provocan a nivel emocional. Únicamente entre un 10% y un 12% de las mujeres que congelan óvulos los utilizan después. "La recomendación es siempre intentar quedarte embarazada de manera natural [la tasa de éxito es mayor], los óvulos están ahí como un plan B", concluye.

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