Tres creencias sobre la salud que son mitos

OCU lleva varios meses realizando una encuesta a una muestra representativa de consumidores

Un joven de Castellón desmonta tres mitos sobre la alimentación y el ejercicio

V.M

Existen numerosas creencias populares sobre salud y bienestar que, aunque están profundamente arraigadas, no resisten el análisis de la evidencia científica. A pesar de ello, muchas personas siguen confiando en estas ideas, lo que hace difícil desprenderse de ellas.

Con el objetivo de evaluar este fenómeno, OCU lleva varios meses realizando una encuesta a una muestra representativa de consumidores. Este estudio busca entender qué tanto saben las personas sobre temas de salud, cuáles son sus principales fuentes de información y qué grado de aceptación tienen ciertas ideas erróneas o no comprobadas que han ganado popularidad.

¿Quién no ha escuchado de pequeño que leer con poca luz acabaría dañando su vista? ¿O que mantenerse lejos de las corrientes de aire es esencial para no resfriarse? A lo largo de los años, el conocimiento popular ha ido transmitiendo estas creencias, muchas de las cuales, pese a su arraigo, no tienen respaldo científico.

Los tres mitos

El aire frío hará que te resfríes

El 73 % de los encuestados cree que esta afirmación es cierta, mientras que solo una cuarta parte sabe que no lo es.

Las infecciones respiratorias son causadas por virus y bacterias, no por corrientes de aire, clima frío o húmedo, y tampoco hay evidencia de que estos factores aumenten directamente el riesgo de infección. Estas enfermedades suelen transmitirse de persona a persona a través de gotas de aire expulsadas al toser o estornudar, o por contacto con superficies contaminadas seguido de tocarse los ojos o la nariz.

Aunque las infecciones respiratorias como resfriados y gripes son más comunes en otoño e invierno, esto se debe más a la reapertura de escuelas y al tiempo que las personas pasan en interiores poco ventilados, lo que facilita la propagación de virus, que a las bajas temperaturas o a cambios climáticos.

Puedes contagiarte de una ETS en baños públicos

Casi la mitad de los encuestados sigue creyendo en este mito: aunque un 56 % de las personas sabe que es falso, un 44 % considera cierto que las enfermedades de transmisión sexual (ETS) pueden contagiarse en lugares públicos, como a través del contacto con asientos de inodoros sucios.

En realidad, las ETS solo se transmiten mediante contacto íntimo directo con una persona infectada, generalmente durante la actividad sexual, ya sea vaginal, anal, oral o en algunos casos por contacto cercano de piel con piel. Usar un inodoro público no representa un riesgo. Una posible excepción serían las ETS causadas por parásitos, como ladillas o tricomonas, pero esto es extremadamente improbable, ya que los asientos de los inodoros no ofrecen un ambiente adecuado para que estos parásitos sobrevivan o se reproduzcan.

Leer a oscuras perjudica la vista

El 81 % de las personas piensa que esta afirmación es verdadera, mientras que el 19 % reconoce que se trata de un mito, que es lo correcto.

Según los expertos en oftalmología, leer con poca luz no perjudica de manera permanente la vista. Aunque puede provocar fatiga ocular con síntomas temporales como dolor de cabeza, ojos secos o dificultad para enfocar, así como dificultar el disfrute de la lectura, es poco probable que genere cambios duraderos en la función o estructura ocular.

Otro mito

Además de los ya mencionados, también hay personas que creen que ducharse después de comer es peligroso. Casi dos de cada tres encuestados saben que esta afirmación es falsa, aunque un 36 % todavía cree que es cierta.

La digestión requiere una cantidad significativa de energía y flujo sanguíneo, lo que puede reducir temporalmente el suministro de sangre a otras áreas, como el cerebro, provocando la sensación de somnolencia tras comer. Sin embargo, la idea de que bañarse o ducharse, incluso con agua fría, puede "cortar" la digestión es un mito. El cuerpo humano está diseñado para termorregularse, manteniendo su temperatura interna y asegurando un equilibrio estable. Por esta razón, ducharse después de comer no afecta significativamente el flujo sanguíneo ni interfiere en el proceso normal de digestión.

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