Fiestas y género
Las mujeres aún cargan con el peso de la Navidad: "No sé cómo, pero cada año me convierto en un ama de casa de los años 50"
Las mujeres se encargan de siete de cada diez regalos y acusan más estrés que los hombres en estas fechas
Olga Pereda
La batalla de la igualdad está dando pasos agigantados en la agenda mediática, política y social. Sin embargo, llega Navidad y en muchos hogares las mujeres se convierten en Betty Draper, coprotagonista de una de las series que mejor han sabido diseccionar la sociedad de los años 50 y 60 y su machismo estructural: 'Mad men'. Hemos cambiado de siglo, pero la tradición navideña está tan arraigada en las familias que un grueso de mujeres acaban convertidas en perfectas amas de casa encargadas de todo. A menudo a regañadientes, se encargan de decorar el salón, emprenden una carrera frenética para comprar regalos, cocinan complicados menús y ejercen de anfitrionas excelentes. ¿Por qué?
“No estamos ni en los 50 ni en los 60, pero vivimos un 'revival'”, explica Paco Abril, sociólogo, profesor de la Universitat de Girona y miembro Homes Igualitaris-Ahige Catalunya. La corriente negacionista de los avances del feminismo ha dado a luz a las 'tradwives', mujeres que reivindican el modelo antiguo de familia, donde el hombre es protector y proveedor y la esposa, cuidadora del hogar y los hijos. Muy activas en redes sociales, las 'tradwives' están presentes en EEUU y Francia, pero España no queda inmune. Abril recuerda que el último CIS reveló que el 44% de los hombres creen que las políticas de igualdad "han llegado tan lejos" que "discriminan" a los varones.
No estamos ni en los años 50 ni en los 60, pero vivimos un 'revival' con todo el movimiento de las 'tradwives'
Precisamente, y aunque sea en clave de humor, la tercera temporada de 'Machos Alfa' (disponible en Netflix a partir del 10 de enero) muestra a los personajes masculinos renegando de la nueva masculinidad porque constatan que les han "lavado el cerebro con el feminismo".
Cocino para 18 personas en Nochebuena, 'solo' 6 en Navidad y unos 30 en Sant Esteve. Lo hago porque quiero y porque puedo. Me hace feliz ver la mesa tan bonita decorada y con tanta gente
Más allá de la lectura sociológica y la influencia de la corriente negacionista, el docente universitario destaca que las navidades son unas fechas tan tradicionales que reproducimos los roles aprendidos en nuestra infancia por más feministas que seamos. Según una encuesta de Sigma 2, las mujeres en estas fechas se estresan más que los hombres (un 55,7% frente al 42,5%). Y, por ejemplo, el año pasado, ellas se encargaron de comprar siete de cada 10 regalos.
Ahí están, por ejemplo, Elena Zapata y su hija, Clàudia Torrents, preparando desde primera hora de la tarde la cena de Nochebuena siguiendo las recetas de la abuela. O María Martín, barcelonesa de 72 años que, en estas fechas, pasa más horas con el delantal puesto que quitado. Cocina para 18 personas en Nochebuena, 'solo' 6 en Navidad y unos 30 en Sant Esteve. "Lo hago porque quiero y porque puedo. Me hace feliz ver la mesa tan bonita decorada y con tanta gente a la que quiero. Pienso en mis padres y sé que estarían felices de vernos. Ya llegará el momento en el que mi cuerpo no esté tan fuerte. Será entonces cuando comamos pan con tomate y queso. Pero, de momento, esta es la Navidad que disfruto”, explica María. "Me cansa cuidar, pero no me importa hacerlo. Hay cosas que vienen de lejos, soy de otra generación y para mí el feminismo es compromiso", añade.
Su hija, tan feminista o más que ella, replica sin proponérselo el rol navideño de María y este año ha asumido la lista de regalos familiares de su madre, otro gran quebradero de cabeza. Para comprarlos, no irá acompañada de su marido ni de su hijo, sino de su hija, que, a sus 13 años, también enarbola la bandera de la igualdad. “Lo hacemos por ayudar a mi madre, pero cada año, por una cosa o por otra, no sé cómo me lo monto pero acabo convertida en una especie de 'trad wife', en una ama de casa de los años 50", admite tirando de humor la hija de María, de 48 años, a la que le crispa invertir gran parte de sus vacaciones en la agónica cuenta atrás de preparativos y regalos, con su derroche de tiempo y dinero.
La actitud de María, su hija y su nieta es un denominador común en Navidad y responde a una realidad social de la que es difícil escapar. Francesc Núñez, sociólogo y profesor de los estudios de Artes y Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica que “los roles que jugamos en la vida son la encarnación de las instituciones sociales”. Y concluye: “Actuamos y sentimos de acuerdo con lo que esos roles esperan de nosotros, y en Navidad, una tradición todavía bastante sólida, este peso se acentúa". El experto añade que “no es fácil dejar de ser como la sociedad marca. Los roles son la objetivación de la vida social y, aunque cada vez menos, todavía necesitamos el reconocimiento social que estos proporcionan".
Si en Nochebuena tienes en tu mesa a 16 familiares, entre ellos, cuñados que no comparten tus puntos de vista, harás lo que sea con tal de tener la fiesta en paz
Romper la tradición de cargar con todo el peso de la Navidad es complicado porque hablamos de celebraciones con muchas personas, no solo el círculo íntimo. “Si cenas con tu pareja y tus hijos es más fácil poner tus normas y hacer lo de siempre. En tu pequeño núcleo, tú estás haciendo un trabajo diario de concienciación e igualdad. Pero si en la cena de Nochebuena tienes 16 familiares, entre ellos, cuñados que no comparten tus puntos de vista, sabes que tu criterio y tu forma de entender la vida va a ser un problema. Así que haces lo que sea con tal de tener la fiesta en paz”, destaca Isabel Muntané, periodista y coordinadora del máster de Género y Comunicación de la Universitat Autònoma de Barcelona. Precisamente, “hazte la sorda en las comidas familiares” es uno de los seis consejos del Club de las Malasmadres para huir del estrés durante las fiestas.
Ayudar no, compartir sí
Muntané reclama a los hombres que sean proactivos y no se limiten a “ayudar” sino que compartan, de verdad, las tareas, ya sea la compra, la elaboración de los menús o la ardua faena de limpiar y recoger. El profesor Abril también se dirige al género masculino para reclamar un cambio. “Debemos ser conscientes de que hay que romper los roles tradicionales. Entre otras cosas para educar bien a nuestros hijos e hijas”, añade.
Hasta que ese cambio llegue, la realidad palmaria de la Navidad es que incrementa la carga mental, un término que surgió en el contexto laboral y que en los años 80 fue retomado por la socióloga feminista Monique Haicault para hablar del estrés que muchas mujeres sufren dado que combinan su faceta laboral con la organización de casa: compra, actividades de los hijos e hijas, facturas, revisiones médicas… En Navidad, a las dos jornadas habituales (casa y trabajo) se añade una extra: la de los preparativos de las fiestas.
Ellos de vacaciones, ellas no
Maria Olivella, coordinadora de la unidad de Igualdad de la UOC, sostiene que la carga mental es el resultado “de un trabajo muy intangible e invisibilizado pero importantísimo e imprescindible para garantizar la vida de las personas y para la vida social". Olivella añade que muchas mujeres tienen miedo de las vacaciones, ya sea Navidad o verano, porque para ellas no son vacaciones, sino “mucha tarea logística” y, sin embargo, ven cómo otros miembros de la familia, normalmente los que tienen un rol masculino, sí disfrutan de tiempo libre.
La última encuesta de Características Esenciales de la Población y Viviendas, realizada por el INE, revela, efectivamente, que casi el 46% de las mujeres (frente al 15% de los hombres) se encargan mayoritariamente de las tareas domésticas. Es más, el 15,7% de los varones no participa habitualmente en estas tareas, frente al 6% de las mujeres.
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