ENTREVISTA

Francisco Sánchez, subinspector jubilado de la Policía Nacional: "Ya no se respeta a la Policía como antes"

Toda una vida dedicada a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. A sus 93 años, es la persona más longeva en vida que ha pasado por la Policía Nacional, que este 2024 cumple su bicentenario

Francisco Sánchez.

Francisco Sánchez. / Israel Sánchez

Javier Ayala

93 años, y en pocos días, serán 94. Aunque, manteniendo una conversación con él, se puede confirmar aquello de que la edad tan sólo es un número. El subinspector jubilado de Policía Nacional Francisco Sánchez Sánchez (Madrid, 1930), residente del barrio murciano Infante Juan Manuel, tiene claro los motivos por los que sigue gozando de tan buena salud a estas alturas de su vida: «En mi vida he fumado. Tampoco he bebido. Además, siempre he practicado deporte. Hasta donde el cuerpo me ha dejado, claro. Soy yudoca y he dado clases de defensa personal a la Policía Local de Murcia durante 4 años. Cuando le digo a la gente que voy a cumplir 94 años, nadie se lo cree. Sobre todo, las mujeres», bromea. La Policía Nacional cumple 200 años al servicio de España, y Francisco puede decir que ha vivido desde dentro una buena parte de su historia, ya que ha pertenecido a ella durante cuatro décadas.

Entre diferentes condecoraciones y reconocimientos que aguarda en las estanterías de su salón, también hay espacio para algún que otro trofeo conseguido en pruebas de atletismo: «Hasta me dieron 8 días de permiso por ganar una carrera, me encantaba participar, lo he hecho toda la vida. También me gustan las artes marciales y el fútbol. Es más, llegué a ser árbitro de algunos partidos».

Policía Nacional

Por cosas como esta, Francisco es la persona más longeva en vida que ha pasado por el cuerpo de la Policía Nacional: «Pues sí, no queda nadie más mayor que haya pasado por allí». Décadas y décadas al pie del cañón siguiendo una tradición familiar que se enraizaba en casa: «Mi abuelo trabajaba en una fábrica, pero mi padre quiso ser Policía Nacional. Durante mi infancia es algo que estaba muy presente en nuestro día a día y a mí también me corría por la sangre. Mi hermano también fue Policía Nacional. Después ocupé el cargo de Secretario General de Cáritas en la Región de Murcia. El obispo José Manuel Lorca Planes no me conocía prácticamente, pero confió en mí para el cargo y fue todo un honor el seguir sirviendo a la gente. Si hasta una vez me dieron un reconocimiento que venía acompañado de 25.000 pesetas y lo acabé donando a un orfanato. Al final acabé siendo muy amigo de él», rememora Sánchez.

En un álbum colecciona decenas de imágenes que representan incontables recuerdos de toda su vida: «En esta foto estábamos haciendo una exhibición de artes marciales en la Plaza de Toros de La Condomina y en esta otra entrando a la meta en una carrera de atletismo», recuerda al mirar la instantánea.

Si algo destaca de su trayectoria es la cantidad de ciudades a las que ha sido destinado: «Cuando salí de la academia en 1954, estuve en Cádiz. Después volví a Murcia y, más tarde, me mandaron a Barcelona, pero no estaba cómodo y pedí el traslado a Almería. Otra vez a Murcia y, justo cuando me ascienden, me envían a Cornellá del Llobregat. Luego, en 1976, solicité entrar en la Quinta Compañía de Reserva General (C.R.G). Más tarde, me nombraron jefe en Alcantarilla y me acabaron destinando a Bilbao por las necesidades de aquellos tiempos». Por último, volvió a casa y acabó en Cartagena.

Buscando en sus archivos, encuentra una cartilla con su historial profesional, donde destaca una página con numerosas felicitaciones públicas por parte de sus superiores en Cádiz y, sobre todo, en Murcia: «Estos reconocimientos y detalles los valoro mucho. Los guardo con bastante cariño».

Toda una vida

Para Francisco Sánchez, la Policía Nacional lo ha sido todo durante su vida y no ha escatimado en esfuerzos cuando le ha tocado hacer su trabajo: «Me he jugado la vida en muchas ocasiones. Siempre que ha sido necesario. En incendios, en altercados... En este 200 aniversario de la Policía Nacional me gustaría acordarme de toda aquella gente que ya no estamos en activo y que, en su día, formamos parte del cuerpo aportando nuestro granito de arena para que esta labor estuviera reconocida. A veces es complicado acordarse de la gente que se jubila y quedamos un poco en el olvido. Pero seguimos siendo parte fundamental. Por eso me parece que en este aniversario se debe reconocer ese trabajo que se hizo hace muchos años», aconseja.

«Uno de los momentos de los que estoy más orgulloso -continúa- me ocurrió en la Playa de Poniente en Benidorm, cuando me di cuenta de que una chica estaba en el mar ahogándose y no dudé en acudir a su rescate. Fui socorrista de Cruz Roja, y gracias a los conocimientos que tenía pude hacer las maniobras pertinentes y la salvé», cuenta mientras sigue repasando anécdotas de su carrera.

Al igual que hay momentos que quedan para el recuerdo, hay otros que Francisco preferiría «no haber vivido». Uno de ellos fue en Málaga: «Era el Día de Andalucía y se produjeron incidentes muy graves. Una persona quemó la bandera de España y alguien reaccionó disparándole con un arma de fuego. De hecho, murió. Fue un asesinatoSe nos intentó responsabilizar a la Policía de aquello y la gente se nos echó encima. Intentaron asaltar nuestro cuartel, aparecieron grupos de todos lados, nos lanzaban de todo... En definitiva, un infierno».

También uno de sus momentos «más duros» fue cuando le comunicaron que le iban a destinar a Bilbao en 1981. «Era una época oscura y sabía que iba a ir. Mi mujer me preguntaba por el siguiente destino y yo me hacía el despistado aunque ya lo supiera. El momento de partir hacia allí fue complicado», afirma.

A pesar de ser madrileño de nacimiento y tener que haber vivido en numerosas ciudades del país, Francisco destaca su arraigo a Murcia: «Mi madre era madrileña y mi padre murciano. Aunque nací allí, me crié en Murcia y la siento como mi ciudad. Me considero murciano. Soy del Real Madrid y también del Real Murcia. He visto muchos partidos en La Condomina». Francisco cree que los tiempos «han cambiado» y que la sociedad tiene otra forma de ver a la Policía: «Yo he ido con secciones de Policía a manifestaciones y altercados, y el respeto era máximo cuando estábamos presentes. Comunicabas con un megáfono lo que tuvieras que comunicar y la gente rápidamente se tranquilizaba. Pero, hoy en día, ese respeto se ha perdido. Es como si tuviéramos menos autoridad. Por eso, para mí, la Policía ya no es lo que era. Y es algo que me da pena. Hasta han prohibido las pelotas de goma que se utilizaban en los altercados para disolverlos».

«A mí -continúa- me pasó algo curioso en el norte. Tuve que reducir a un chico por su conducta. Al día siguiente me buscó y, lejos de lo que yo pensaba, me pidió perdón y me agradeció lo que hice, porque sabía que se había equivocado y que no estaba actuando bien. Eso lo hago hoy, y lo más probable es que me denuncien. Acabaría en la cárcel. La Policía de ahora actúa cohibida por miedo a que les denuncien o acaben en un juicio», lamenta este veterano.

«La ley ahora mismo desprotege a las fuerzas de seguridad. Sólo hay que ver lo que pasó en Cataluña y la cantidad de policías imputados que hay por las protestas de 2019 en Cataluña», reflexiona.

Sobre la situación actual de seguridad en las calles, tampoco cree que sea necesario un mayor despliegue de medios: «No se puede poner un policía en cada calle. Hay sitios que requieren de más atención que otros. Por ejemplo, hace poco presencié en directo un robo en la calle. Se paró un hombre a hablar con una pareja y, de repente, le dio un tirón a la mujer y acabó huyendo en patín. En cambio, cuando yo vivía en Churra, la puerta de mi casa ni siquiera tenía cerradura por la poca delincuencia que había. Ni siquiera teníamos esa necesidad. En definitiva, la Policía no puede ir por la calle pidiendo la documentación a cada uno. Ni tampoco se puede estar desplegado en todas las calles de una ciudad».

Para Sánchez, habría que poner el foco de atención «en aquellos puntos que son más problemáticos y actuar cuando haya que actuar».

Por último, reflexiona acerca de su profesión: «Es bonito ser policía y poder servir a España. Me alegra mucho ir caminando por la calle y que la gente te muestre su cariño y te reconozca el trabajo que has hecho toda tu vida. Y no sólo yo, el trabajo que también han hecho mis compañeros que ya no siguen en la Policía Nacional. Para mí es un orgullo poder estar haciendo esta entrevista, porque me siento el representante de esa generación y quiero darles voz para homenajear nuestro trabajo».

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