Pacientes que toman fármacos contra la obesidad: “Con la dieta el esfuerzo es permanente, ahora no me apetece ni un dulce”
Tres personas que han probado Ozempic, Wegoby Mounjaro explican cómo es vivir con una "saciedad constante" y qué efectos han tenido en ellos los innovadores tratamientos

María Jesús Crespo ha perdido seite kilos en mes y medio combinando el fármaco Mounjaro con ejercicio y dieta.
Patricia Martín
Los nuevos tratamientos contra la obesidad han sido considerados el avance científico de 2023, según la revista 'Science'. Y su efectividad la atestiguan las personas que los han probado. Tres pacientes, con distintos perfiles, explican a EL PERIÓDICO que han perdido bastantes kilos “sin el esfuerzo que requiere una dieta”, porque tienen una sensación de “saciedad constante”.
Han dejado atrás el picoteo y los dulces y, sobre todo, se sienten “bien” porque no tienen que “hacer un esfuerzo permanente para no comer” y, así, frenar su obesidad. Al mismo tiempo, quienes sufren enfermedades asociadas, como diabetes o patología cardiovascular, han notado mejoría. Eso sí, reclaman que sean financiados por el sistema público en todos los casos, no solo cuando haya diabetes mal controlada.

María Jesús Crespo ha probado los medicamentos Ozempic y Mounjaro, con este último ha perdido 7 kilos en mes y medio. / El Periódico
María Jesús Crespo (Alicante, 51 años) empezó a coger kilos de más en la treintena: estuvo a punto de perder a su marido dos veces y, al tener que estar pendiente de su pareja, “descuidó su alimentación”. Llegó a tener obesidad mórbida y pesar 139 kilos con 45 años, por lo que se sometió a una operación de cirugía bariátrica con la que se quedó en 69 kilos.
Pero, a los tres años de la intervención, empezó a coger peso y como no quería volver a tener una obesidad problemática, consultó con su médico, que le recetó Ozempic, el primero de los fármacos que salió al mercado y ha revolucionado la lucha contra la obesidad y las enfermedades asociadas. El problema es que este tratamiento le produjo importantes efectos secundarios. “Lo probé cuatro meses y tenía náuseas exageradas y fatiga extrema, no podía casi ni trabajar ni ir al gimnasio, por lo que lo dejé, aunque mantener el peso era una lucha constante”, explica.
Ante ello, hace mes y medio empezó con las inyecciones de Mounjaro, que llegaron a España en julio del año pasado. A diferencia del Ozempic, Mounjaro tiene un mecanismo de acción doble –sobre los receptores GIP y GLP-1–, por lo que algunos estudios sugieren que tiene mayor efecto en la reducción del apetito.
María Jesús ha perdido 7 kilos en mes y medio y está “súper contenta” porque no ha notado efectos secundarios y sí “una sensación de saciedad semiconstante”
María Jesús ha perdido siete kilos en mes y medio y está “súper contenta” porque no ha notado efectos secundarios y sí “una sensación de saciedad semiconstante”. “Con las dietas tienes que hacer un esfuerzo permanente para no comer y, con este tratamiento, a la mitad del plato ya estoy saciada, no tengo ganas de comer ni me apetecen los dulces, que eran mi perdición –explica–. Hago vida normal, sin preocupaciones”.
El único “problema” es que tiene que pagar el tratamiento de su bolsillo y cuesta 271 euros al mes, porque se dispensa con receta pero no está sufragado por el sistema público. “No lo entiendo, no es un capricho, es para personas con patologías, se debería financiar como cualquier otro medicamento, porque además de perder peso reduce la posibilidad de sufrir infartos, ictus, cáncer y también hará reducir las cirugías bariátricas. El sistema sanitario se ahorrará dinero con la disminución de la obesidad, debería financiarlo”, concluye.
Antonio Lavado: “Ahora me administro la mitad de insulina y me siento mejor”

Antonio Lavado toma Ozempic para la obesidad y la diabetes, ha perdido 15 kilos y se administra la mitad de insulina. / El Periódico
Antonio Lavado (Badajoz, 66 años) tenía obesidad y diabetes mal controlada y, por ello, sí está dentro de las condiciones que impone Sanidad para financiar Ozempic. Lleva con este medicamento cuatro años y, previamente, le recetaron Victoza, que pertenece a la misma familia de fármacos que actúan sobre el GLP-1, una hormona del intestino que estimula el páncreas para producir insulina y genera sensación de saciedad. No obstante, Ozempic ha demostrado más efectividad en la lucha contra la obesidad y las enfermedades asociadas, de ahí que haya alcanzado fama mundial.
Antonio perdió 15 kilos –pasó de 95 a 80 kilos– durante los seis primeros meses que tomó Victoza y después Ozempic, también inyectable pero de manera semanal y no diaria, que le ha servido para mantenerse en este peso y, sobre todo, controlar la diabetes. “Ahora me administro la mitad de insulina y los niveles indican que la enfermedad está más está controlada y me siento mejor”.
Ahora puedo subir escaleras y cuestas sin pararme a la mitad: no sé si se debe a los fármacos, a que he adelgazado o a que hago mucho más deporte, entiendo que a una mezcla de las tres cosas
Antonio sufrió un infarto hace 17 años y le han realizado tres baipáis. Y también ha notado mejoría en los síntomas que le provoca la enfermedad cardiovascular, asociada a la diabetes y la obesidad. “Ahora puedo subir escaleras y cuestas sin pararme a la mitad –explica–. No sé si se debe a los fármacos, a que he bajado de peso o a que hago mucho más deporte, ando 10 kilómetros al día y hago una hora de gimnasio: creo que se debe a una mezcla de las tres acciones”.
Efectivamente, los médicos recomiendan que los nuevos tratamientos contra la obesidad se acompañen de una dieta equilibrada y de ejercicio, para que sean más efectivos y que la musculatura no se vea dañada con la pérdida de peso. En el inicio del tratamiento, Antonio –que preside la Federación Española de Diabetes– tuvo náuseas, diarrea y la sensación de “estómago revuelto”, hasta el punto de que pasó de tener “ansia por comer y estar siempre picando” a tener “repulsión” por algunos alimentos. Ahora, después de años con los inyectables, sigue la sensación de saciedad: “Como la mitad que antes, cuando podía tomar un plato grande y repetir, más el picoteo. Ahora como cantidades normales pero sin picar nada entre horas”.
María José Salmeron: “Sanidad debe financiar los fármacos, ¿qué pasa con las personas obesas que no pueden pagarlos?”

María José Salmerón se inyecta el fármaco Wegoby y tiene sensación de saciedad constante. / El Periódico
María José Salmerón (Albacete, 49 años) también tiene diabetes y obesidad pero, sin embargo, tiene que pagar el tratamiento de su bolsillo. Le diagnosticaron diabetes tipo 1 en 2001 pero Ozempic está financiada para diabetes tipo 2 en personas con un índice de masa corporal igual o mayor a 30 kg/m² –a partir del cual se considera que hay obesidad– y en terapia combinada con antidiabéticos como la insulina, cuando este tratamiento no proporcione un control glucémico adecuado.
María José no cumple los requisitos pese a tener una enfermedad autoinmune y metabólica que provoca una deficiencia completa de insulina, además de obesidad. Llegó a pesar 130 kilos, con 1,7 metros de altura. Por ello, le han recetado Wegoby, comercializado por la misma farmacéutica danesa que lanzó al mercado Ozempic para acabar con los problemas de desabastecimiento y dar satisfacción a la alta demanda. Wegoby llegó a España en mayo de 2024 y está indicado exclusivamente para la obesidad, pero no está financiado por el sistema público.
María José no entiende que no forme parte de las prestaciones del sistema de salud y que haya “desigualdad en el acceso”. “Es muy caro, cuesta 290 euros para ocho semanas, yo puedo pagarlo, porque tengo trabajo, pero qué ocurre con las personas que lo necesitan frente a su obesidad y las enfermedades asociadas y no pueden pagarlo”, se pregunta.
Como la mitad, por ejemplo, para cenar con una ensalada me sobra, me cuesta terminarla
Ella comenzó a inyectarse Wegoby a principios del mes de diciembre y en un inicio sintió “malestar en el estomago”, aunque solo le duró unos días. Ahora comparte con el resto de personas que han probado los nuevos fármacos “que la sensación de saciedad enseguida aparece”. “Antes necesitaba tomar algo a media mañana y merendar, ahora no lo necesito, no picoteo, como menos de la mitad y, muchas veces, con un primero es suficiente. Por ejemplo, para cenar con una ensalada me sobra, me cuesta terminarla”, explica.
La paciente ha perdido cuatro kilos y todavía no ha recibido la dosis completa, ya que la cantidad va aumentando poco a poco para que el cuerpo se acostumbre a la acción del tratamiento. También ha notado mejoría en el control de la diabetes. “Estoy reduciendo la cantidad de insulina y noto más estabilidad. Antes hacía más hiperglucemias y noto menos altos y bajos”, indica.
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