Agresiones infantiles

“Estaba orgulloso de lo que hacía y lo escribí en mis cuadernos”: declara el pederasta francés

Le Scouarnec confiesa que sometió químicamente a una de sus víctimas, pero se niega a recordar qué contenían los cuadernos destruidos entre 1993 y 1996

Los diarios de Scouarnec.

Los diarios de Scouarnec. / Redacción

Leticia Fuentes

Leticia Fuentes

Vannes - enviada especial

“Estaba orgulloso de lo que hacía. Lo escribí en mis cuadernos”. El juicio de Joël Le Scouarnec, el cirujano francés que ha admitido haber abusado de casi 300 niños hospitalizados, trataba este martes de bucear en sus diarios íntimos para entender su psique, pero también para aclarar algunas de las incógnitas que planean sobre el caso. 

“Debo a las víctimas y a sus seres queridos el reconocimiento de los actos que cometí”, ha empezado declarando ante el Tribunal de Vannes. Según Le Scouarnec, su pedofilia se inició en 1984, mucho antes de que empezase a escribir sus diarios íntimos. Por aquel entonces, el acusado ya coleccionaba fotografías y revistas de niños desnudos. Un material que conseguía cuando viajaba solo a París en los años 80.

1985: empiezan los abusos

No fue hasta 1985, cuando su atracción por los niños se materializó: “Todo comenzó cuando mi sobrina se refugió en mis brazos. Su tacto me produjo una especie de placer, aunque sé que la palabra quizá suene un poco fuerte. En ese momento incrementé mis deseos (...) Desde ese momento me convertí en un pederasta”. 

Ante la amnesia selectiva del acusado, la presidenta del Tribunal ha querido mostrar algunas de las imágenes que tomaba durante las agresiones que cometía. En una de ellas aparece una víctima de 4 años. Por la sala de prensa corren los murmullos. En la sala de las víctimas, los servicios médicos han tenido que acompañar a varias personas a gestionar este momento con la ayuda de perros de asistencia. Las imágenes fueron tomadas en 1988 y Le Scouarnec conoce bien el nombre de la víctima, su edad y el lugar en el que se tomaron. Se acuerda porque el caso está prescrito y no puede ser judicializado.

Sin embargo, cuando le preguntan por otras víctimas del proceso que se está juzgando, afirma que no recuerda "nada”. Ante la insistencia de la presidenta es cuando acaba confesando: "Es posible que haya víctimas que lo desconozcan", confiesa Le Scouarnec, después de afirmar que no recordaba qué pasó con la desaparición de los diarios íntimos que datan del periodo entre 1993-1996. “Efectivamente, he podido destruir los documentos pero soy incapaz de decir qué había dentro de ellos".

Se niega a decirlo, y no puede precisar la cantidad de archivos que destruyó durante ese periodo, ni a cuántos menores afectaría esa laguna mental, porque supondría incluir en el proceso judicial a más víctimas de las 299 actuales. Sus declaraciones avalan la teoría de la policía de que la lista podría ascender a más de 460 menores agredidos. 

Fotos e imágenes de "una crueldad terrible"

Este anciano de 74 años, excirujano y de apariencia entrañable, intenta seducir con sus supuestas buenas intenciones de colaborar con la justicia, pero, a medida que avanza la audiencia, el Tribunal de Vannes acorrala al pederasta con sus preguntas. Le Scouarnec acumula una lista de abusos y de filias que parece no tener fin. Pedofilia, zoofilia, actos de tortura y decapitaciones… La policía encontró en sus ordenadores más de 51.000 fotografías y casi 5.000 vídeos violentos de “una crueldad terrible”, matiza la presidenta del iribunal. 

“Eran mis fantasías, pero jamás habría hecho daño a un niño, a un adulto o a un animal”, se contradice Le Scouarnec, después de reconocer que había mantenido actos sexuales con sus “propios animales”. Los expertos le describen como un hombre inteligente con un sinfín de parafilias. Un perfil algo poco habitual en los casos que suelen tratar. 

Silencio sobre el número total de víctimas

La declaración sobre sus cuadernos era una de las más esperadas en este juicio considerado como el mayor proceso de pederastia de la historia de Francia. Con las confesiones del pederasta se pretendía resolver algunas de las dudas más importantes. Sin embargo, Le Scouarnec se ha negado a confesar el número total de menores agredidos ni a asumir los actos descritos en sus cuadernos, que son la columna vertebral de este caso.

No me censuré. A medida que avanzaba, utilizaba palabras cada vez más groseras.” "¿Y si hubiera cosas que no escribió?”, insiste la presidenta. El acusado insiste de nuevo: "Lo anoté todo. Me tomé el tiempo, incluso cuando tenía días ocupados".

Un caso de sumisión química

El modus operandi del acusado se basaba, en la mayoría de los casos, en abusar de sus pacientes menores mientras se encontraban sedados tras una operación médica, como recoge la investigación a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO. 

Sin embargo, también abusó de niños que no eran sus pacientes, sino conocidos o familiares. Sobre algunos de estos casos planeaba la sospecha de una posible sumisión química para llevar a cabo las agresiones. "Nunca le he dado pastillas ni sedantes a un niño para abusar de ellos", insiste para minutos después retractarse de su declaración y reconocer que al menos utilizó un producto anestésico con una de sus víctimas.

“¿Por qué solo hizo una vez? ", le pregunta la presidenta. "No sé. Solo ocurrió una vez y recuerdo muy bien las fotos que tomé en ese momento”, confiesa el pederasta

Lionel, víctima de Le Scouarnec

Tres horas después del inicio de la declaración del pederasta, la sala que acoge a las 299 víctimas se ha vaciado. Muchas no han podido soportar el visionado de las imágenes, ni las declaraciones de su agresor. Minutos antes de empezar esta audiencia, Lionel (nombre ficticio), víctima de Le Scouarnec, contaba a EL PERIÓDICO cómo afrontaba esta sesión: “Estoy tranquilo. Afortunadamente, estoy acompañado por mis padres, que también están en la sala. Espero no estar durante todo el proceso, únicamente estos días y cuando me llamen para declarar”.

Este hombre de unos 40 años se enteró de que fue abusado por Le Scouarnec tras recibir una llamada de la policía. “Al principio fue un 'shock', pero ahora estoy bien”, insiste. No recuerda nada del abuso, solo sabe lo que le contaron las autoridades, y lo que pudo leer en uno de los textos escritos por el pederasta, donde describió la agresión cuando él era tan solo un niño. 

Antes de volver a entrar a la sala de retransmisión, Lionel insiste en dejar algo claro: “Creo que en Francia queda mucho por hacer y por avanzar en estos temas. Durante el juicio estamos viendo que los expertos “no preguntaron”, “no lo pensaron”, “no saben”... Siento que los periodistas saben más del caso que nosotros”.

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