Entrevista | A dos veces
La atención del futuro auna lo social y lo asistencial
Cada vez más, los ámbitos social y asistencial están llamados a entenderse. Por eso, propusimos un debate que los pusiera en juego con Joan Benach y Miquel Pons. En este intercambio de conocimiento y praxis se han desgranado las implicaciones del futuro modelo de atención, donde las personas y sus necesidades se sitúan en el centro del sistema

Joan Benach y Miquel Pons.
Adriana Castro Terán
“Hoy en día me parece que es fundamental, realmente clave, esa visión integral de los problemas sociales ligados con la sa-lud; los sociales; los biomédicos; los clíni-cos; los psicológicos; los culturales”, apunta Joan Benach, catedrático del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la Universitat Pompeu Fabra, tras escuchar a Miquel Pons, subgerente y director médico del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona.
“En el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona estamos muy focalizados en la alta complejidad y en enfermedades minoritarias que, en definitiva, ocasionan vulnerabilidad y sufrimiento. Y la manera en que intentamos abordarlas es mirando la integralidad de la persona, atendiendo a todas sus necesidades –explica Miquel–. Por eso intentamos hablar siempre de ese abordaje integral 360º, que aúna aspectos sociales y de salud sociosanitarios”.
La conversación acaba de arrancar y, aunque no se conocían, enseguida surge esa escucha atenta que despierta la curiosidad innata y una naturalidad al hablar que delata un interés común por compartir conocimientos.
Profundizar en las cuestiones sociales
“El tema fundamental –continúa Joan– me parece que consiste en darle la profundidad necesaria a las cuestiones sociales porque, si no, a veces lo social se queda en un plano relativamente superficial”. Esta afirmación se sustenta en más de tres décadas de investigaciones dedicadas a comprender profundamente los determinantes sociales de las desigualdades en salud.
“Lo que quiero decir es que cuando hablamos de lo social hemos de atender a las distintas capas de las situaciones que se producen. Los seres humanos, prácticamente por definición, somos vulnerables”. Por eso, explica, "en realidad son las situaciones las que vulnerabilizan a las personas y lo adecuado, por tanto, no es hablar de personas vulnerables, sino de situaciones de vulnerabilización”, recalca Joan.
Se refiere a esa serie de circunstancias sociales, familiares, barriales, políticas, económicas, etc., que influyen, por vías muy diferentes, en que las personas, o ciertos grupos sociales, al cabo de cierto tiempo puedan, o no, tener problemas de salud muy variados que, a su vez, incluyen aspectos biológicos y psicológicos. “Es muy complejo”, afirma Joan.
Miquel comprende la magnitud. También es investigador: “Cuando un niño o una niña enferma, lo hace toda la familia. Así que nosotros estamos atentos a esas situaciones y trabajamos para darles respuesta. Aunque atendemos procesos agudos, el grueso de la complejidad viene de procesos más crónicos y la curación no puede ser completa ni rápida si no incluyes a la familia”. En el hospital se presta especial atención al soporte psicológico, al sufrimiento y también se cubre la necesidad de acompañamiento al paciente durante toda su vida.
La pieza clave que organiza el hospital son las unidades funcionales integrales, que tienen autonomía de organización y de gestión. También aglutinan a todos los profesionales que pueden atender y dar respuesta a las necesidades de ese paciente y la familia, tanto respecto a los factores clínicos o bioquímicos como a esos otros aspectos que ponen de relieve. “Contamos, además, con la figura del gestor de caso, para mitigar la soledad que pueden sentir las familias dentro del sistema sanitario, además de que siempre hay un trabajador social”.
Conectar el mundo sanitario y el social
En este punto, Joan se interesa por conocer cómo resuelve el hospital esas situaciones que tocan otras capas y que también hay que atender, pero exceden al propio centro, porque “cuando hablamos de esos fenómenos sociales, hemos de hablar de problemas tan cotidianos para tanta gente como son los problemas laborales, los problemas de la vivienda, los problemas de los servicios de los barrios, entre otros”.
Para Miquel, parte de la solución pasa por la conexión del mundo sanitario con el mundo social. “Aunque hasta hace muy poco las administraciones trabajaban en silos aislados como salud, educación, justicia o trabajo, las fronteras se están borrando desde el trabajo multidisciplinar o transdisciplinar –afirma–, pero hay mucho camino que recorrer”.
Joan, además, considera imprescindible que haya una formación que impulse la mirada adecuada. “Sin esa visión crítica de las cosas que no funcionan bien, de instituciones que tienen que mejorar, de modelos que no pueden resolver los problemas globales ni los problemas de desigualdad, no vamos a avanzar demasiado. Ahí tenemos también el enorme reto”. Por otro lado, apunta que la tecnología puede ayudar mucho, pero no puede resolverlo todo. El abordaje de estos problemas implica toda esa conjunción de elementos que de- semboquen en políticas intersectoriales. Y Miquel añade: “Y valientes”. Joan también recuerda que hay una epidemia de obesidad en el mundo, “y la obesidad infantil que está creada por factores básicamente sociales. Tenemos una epidemia de diabetes, una epidemia de hígado graso, una epidemia de salud mental”.

Joan Benach y Miquel Pons durante una conversación. / SJD
A cada reto, una respuesta
Son muchos los retos y los dos coinciden en la necesidad de buscar las causas profundas y entender con exactitud los porqués para crear y ofrecer las respuestas adecuadas. Desde los problemas ligados con la contaminación a la soledad, o los trastornos de salud mental asociados al uso de los dispositivos digitales en la población infantojuvenil.
Como un tema abre otros nuevos, la conversación fluye, se bifurca y en un momento dado el tiempo desaparece. Joan quiere saber más sobre cómo identifican los problemas y cómo se toman las decisiones. Miquel comparte su experiencia, mientras recorren pasillos y escaleras
hasta llegar a un espacio enmoquetado con grandes pantallas, lleno de ordenadores y gente concienzuda trabajando que recuerda más a la Nasa que a un hospital. Están en el Cortex: “Este es el centro de control. Lo llamamos así porque es el cerebro del hospital”.
El intercambio está siendo fructífero. Miquel sigue contando que el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona cuenta con algoritmos de inteligencia artificial que les ayudan a conocer cómo se generan las camas y prever el nivel de ocupación; que hay un mapa del dolor que muestra, en tiempo real, los pacientes con dolor intenso al que tienen acceso las enfermeras en todas las plantas; también que hay un sistema de control remoto a domicilio que permite a los niños irse a casa en el menor tiempo posible porque los sigue muy de cerca desde el hospital. Uno comenta que quizá sería interesante que estudiaran la posibilidad de colaborar. El otro responde que es buena idea.
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