ENTREVISTA

Álvaro Boix: «Los mercados vamos a quedar para turistas porque los jóvenes con una bolsa prefabricada se apañan»

De niño ya ayudaba a su padre a vender hortalizas en los mercadillos y a sus 54 años el productor Álvaro Boix va a ser reconocido por Asaja como Agricultor del Año 2025 por seguir un legado que marca la diferencia con lo que ofrecen las grandes superficies

Álvaro Boix en uno de sus cultivos en invernadero de pepinos en Asprillas.

Álvaro Boix en uno de sus cultivos en invernadero de pepinos en Asprillas. / INFORMACIÓN

J. R. Esquinas

¿Cuál es la mayor lección que le dieron sus padres en el campo?

Hacerlo bien, ser persona con la tierra, al final soy el espejo de ellos, han trabajado duramente día y noche por dar lo mejor, y eso es un ejemplo y una victoria. 

¿Confía en tener relevo cuando usted ya no pueda cuidar de las tierras?

Seguro no hay nada en esta vida, tengo a mis hijos que saben de que va la agricultura, han estado conmigo vendiendo en el mercado y trabajando en la tierra, ellos me han visto trabajar día y noche, hay uno que le gusta y al otro no, tiene otra cosa por su cuenta, el otro chico está estudiando igual que la pequeña, que está en la universidad. Cuando están cerca si pueden me echan la mano, pero ellos están labrándose sus vidas, que son diferentes a la mía.

¿La población busca cada vez más los productos de km 0 o los supermercados siguen acaparando la atención?

Es complicado por los ritmos de vida, la gente joven no tiene el hábito de ir a un mercado porque encuentran en el supermercado la facilidad, pero sí que lo valoran porque esto no tiene nada que ver con lo que compran embolsado en el súper, una naranja recién cogida sabe a naranja, sabe a lo que mi padre y mi madre cogían del árbol, esto es frescura, productos que aguantan perfectamente, que ves las alcachofas que no se han puesto negras en diez días, y está cogido directamente de mi casa, del bancal al paladar, no hay intermediarios y con precios con los que podemos trabajar porque no le metemos margen de comerciales de un 200 ni un 300%.

Orígenes

¿Cuándo comenzó a vender en los mercados?

Tenía 7 u 8 años y me llevaba mi padre por mercados como Santa Pola. Estuve unos 25 años con él hasta que falleció en 2011, y hasta entonces estuvimos mano a mano como un equipo. Estuve hasta los 18-19 años ayudando a mis padres al bancal, a labrar y cuando me vine de la mili con 19 años mi padre me planteó ponerme por mi cuenta poniendo mis mercadillos, me sacaba el sustento y plantábamos a medias hasta que se retiró. Ya después llevaba yo solo la explotación, y ahora somos una empresa pequeña, tenemos tres a jornal y con mi mujer somos cinco.  

El agricultor y vendedor Álvaro Baix en su puesto en uno de los mercados de la provincia de Alicante.

El agricultor y vendedor Álvaro Baix en su puesto en uno de los mercados de la provincia de Alicante. / Información

¿Está envejeciendo la clientela?

Vamos a quedar como artículos de lujo, nos vamos a quedar para turistas, un mercadillo cara a la playa y es triste porque la gente joven no quiere cocinar, le sale más barato una bolsa prefabricada y salen del paso, todos hemos trabajado y nos hemos hecho una ensalada o un puchero el día anterior y ahora la gente no quiere, hay un ciclo de vida de correr, gastar poco y si no lo hace la mamá parece que no está bueno. Hablas con las amistades y se compran por siete euros dos platos y tienen para comer y cenar.

Temporada

¿Cómo les afecta que en los lineales haya variedades de todo tipo todo el año por las importaciones?

La gente no tiene ni idea de cuando es tiempo o no, y eso nos repercute a los que tenemos por ejemplo sandia. Antes la cogías con ganas, ahora ya llevan tres meses comiendo sandias o melones o peras que vienen de Sudamérica, se nota que no hay temporadas, hay judías, pepinos hasta alcachofas todo el año.

¿Es más complicado ahora que hace unas décadas hacerse un nombre en los mercados?

Llevo casi 30 años y si quieres trabajar no es complicado, pero eso de levantarte a las cuatro de la mañana para vender no es una cosa que la gente quiera. Y al final hacemos dos trabajos. Soy agricultor, hago el trabajo de bancal y mi mujer lo vende, digamos que somos dos empresas y nos complementamos. 

¿A su mujer también le viene de herencia la agricultura?

Ella venía del calzado, tenía la experiencia de fábricas y la arrastré, el amor es muy malo y ella ha estado conmigo siempre, se ha dedicado más a vender y a quedarse con los chiquillos, yo prácticamente siempre a la agricultura. 

Tiempos de covid

La pandemia de coronavirus les dio el impulso para repartir a domicilio, ¿siguen haciéndolo?

Ya no lo hacemos porque la gente quiere tocar, mirar, ver cómo está la cosa. Pero he de decir que tuvimos una racha durante dos años de pandemia en los que prácticamente no paré porque al ser género primario tienes que llevarlo donde sea, y quienes nos compraban en los mercadillos nos llamaba para reparto a domicilio, fue una cosa por demás. 

¿Ha renunciado a algún cultivo por la falta de rentabilidad?

Soy muy tenaz y todo tiene su dificultad, pero este año los pimientos dudaba de plantarlos, no sale rentable por el trips, el bicho este que si no hay arma para combatirlo es complicado. Luego hay artículos como el alficoz que muchos han dejado de trabajarlo y lo hacemos, y es rentable si sabes trabajarlo.

¿Se han adaptado a las demandas de los clientes?

Siempre plantas algo como la rúcula y estamos cogiendo una judía pequeñita que normalmente no se coge porque es muy costosa, pero se vende porque es fresca, y luego los guisantes estamos haciéndolos bajo demanda porque es fresco, es algo muy costoso. 

Imagino que las redes sociales también marcan las modas sobre los vegetales...

Un ejemplo es la granada, que mientras toda la vida se servía con el vino ahora la vendemos para ensalada y zumo, poco a poco se va probando. 

¿Le ha afectado el cambio climático en las últimas décadas?

De niño cuando iba a la escuela en bicicleta resbalaba con la escarcha y ahora tenemos de frío dos noches, son inviernos muy suaves y templados, ahora trabajamos en invernadero casi todo el año sin problemas de frío y los veranos son más cálidos, y eso conlleva muchas historias, se solean muchas naranjas y en las granadas es muy exagerado, hay problemas con la producción que cae al suelo. Si modificas plantaciones vienen más tardías, se van atrasando plantaciones y recogida, por eso hay desabastecimiento cuando cambia el ciclo de las calores porque no hay continuidad, con lo que está el listo de turno que se va a Albacete o Cuenca donde hace más frío y aquí nos hemos quedado para trabajar en invierno porque en verano es muy complicado, y con la falta de agua, digamos que si nos vamos de vacaciones salimos ganando, y no nos vamos porque tienes que plantar en agosto. 

¿Ha pensado alguna vez en tirar la toalla?

Ya no tengo 30 ni 40 años, con 54 sabes hacer lo que sabes hacer, muchas veces me he planteado comprar y vender y dejar la agricultura, pero a mí me gusta vender lo mío, darle a persona un tomate que he criado, que la mujer lo agradezca y me diga que lleva años sin comerse un tomate bueno, y eso te recompensa, te enorgullece, es algo con lo que has crecido y has desarrollado y has vivido, cuando una persona lo agradece eso no vale dinero, es un orgullo. 

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