Lejía en el hogar: Trucos que necesitas conocer antes de usarla y su combinación más peligrosa

La lejía ofrece una amplia gama de aplicaciones más allá de la simple limpieza de suelos o el blanqueamiento de ropa blanca

Nunca se debe mezclar lejía con amoniaco u otros productos de limpieza, como salfumán u oxígeno activo.

Nunca se debe mezclar lejía con amoniaco u otros productos de limpieza, como salfumán u oxígeno activo. / Mediterráneo

Nora Doménech

Nora Doménech

La lejía, un producto básico presente en la mayoría de los hogares, a menudo se subestima en cuanto a su potencial de limpieza y desinfección. Conocida químicamente como hipoclorito de sodio, se obtiene a partir de la sal común y, tras su uso, se degrada rápidamente en el medio ambiente, volviendo a convertirse en sal. A pesar de su familiaridad, muchos desconocen la versatilidad de la lejía para mantener un hogar limpio y, lo que es más importante, desinfectado, especialmente en la actualidad, donde la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda productos con hipoclorito de sodio para la desinfección de superficies de contacto frecuente.

La lejía ofrece una amplia gama de aplicaciones más allá de la simple limpieza de suelos o el blanqueamiento de ropa blanca. Es un desinfectante eficaz capaz de destruir virus (incluidos los responsables del resfriado común y el SARS-CoV-2), bacterias (como la salmonela) y hongos. Esto la convierte en un aliado indispensable para limpiar y desinfectar pomos de puertas, grifos, timbres y electrodomésticos. Además de su poder desinfectante, la lejía actúa como un excelente desodorizante, al descomponer las sustancias que causan los malos olores producidos por los gérmenes. También es fundamental para desinfectar y blanquear el inodoro, fregaderos, lavabos y bañeras, ayudando a recuperar el blanco de la porcelana. La lejía es también un potente blanqueador y quitamanchas para ropa que lo permita, aunque siempre es crucial consultar la etiqueta de la prenda y probar en una zona oculta primero. No podemos olvidar su eficacia para eliminar el moho, incluso en las juntas de baldosas y azulejos.

Entre los usos menos conocidos, pero igualmente importantes de la lejía se encuentran la desinfección de la nevera, un foco potencial de gérmenes, y la limpieza de la lavadora, añadiendo agua caliente y lejía para un ciclo normal. Sorprendentemente, la lejía también puede utilizarse para lavar y desinfectar frutas y verduras, disolviendo 2 ml (una cucharadita de café) de lejía en un litro de agua. Los expertos aconsejan también cambiar el paño de cocina a diario y prevenir el mal olor de la bayeta humedeciéndola en agua con un poco de lejía. Un truco para quienes no usan lavavajillas a diario es echar un chorrito de lejía en la puerta (no en el cubilete) y realizar un programa de aclarado.

Nunca mezclar con amoniaco

Sin embargo, el uso de lejía requiere precaución y seguir ciertas normas de seguridad. Nunca se debe mezclar lejía con amoniaco u otros productos de limpieza, como salfumán u oxígeno activo, ya que puede desprender gases tóxicos muy peligrosos para la salud. Tampoco se debe mezclar lejía con agua caliente, ya que esto anula su efecto. Es fundamental ventilar bien el espacio durante su uso y evitar pulverizar lejía pura, ya que las partículas pueden inhalarse y causar intoxicación. En caso de contacto con la ropa, es importante saber que la lejía no causa una mancha, sino que quema la fibra del tejido, por lo que la solución sería teñir la prenda o usar un rotulador textil para disimular el daño. Además, se recomienda el uso de guantes al manipular y limpiar con lejía.

Un truco ingenioso para limpiar y desinfectar los juguetes de goma con orificios consiste en introducir una jeringuilla cargada de lejía por el agujero, inyectar el contenido, agitar, dejar actuar unos minutos, vaciar y enjuagar repetidamente con agua. Esto elimina la suciedad y los microorganismos que pueden acumularse en su interior. Respecto a la ropa de bebé, se puede usar lejía en prendas muy claras o blancas, pero se aconseja realizar un aclarado extra después del lavado. Incluso la goma de la puerta de la lavadora, propensa a acumular suciedad, puede limpiarse empapando un paño en agua con lejía y dejándolo actuar durante un tiempo, recordando realizar el siguiente lavado con ropa blanca o clara.

La lejía destaca entre otros productos de limpieza para mantener un ambiente saludable en casa.

La lejía destaca entre otros productos de limpieza para mantener un ambiente saludable en casa. / Mediterráneo

En definitiva, la lejía es una herramienta poderosa y económica para la limpieza y desinfección del hogar. Conocer sus múltiples usos, respetar las precauciones de seguridad y seguir las instrucciones de dilución garantiza un hogar más limpio y libre de gérmenes. Desde la desinfección de superficies y la eliminación de olores hasta el blanqueamiento de ropa y la limpieza de electrodomésticos, la lejía se revela como un aliado indispensable para mantener un ambiente saludable en casa

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