Testimonio en Castellón: Cien años rompiendo barreras

Mª Dolores Izquierdo celebra su centenario tras una vida de superación y valor frente a la adversidad

Con su madre como modelo, se sacó el carnet de coche con 50 años y entró en la Universidad para Mayores a los 80

Vídeo: María Dolores Izquierdo Sorlí

Manolo Nebot

Castellón

Cumplir cien años no ocurre todos los días y es algo que merece una celebración por todo lo alto. Así lo vivió Mª Dolores Izquierdo Sorlí, que se convirtió en centenaria recientemente, y fue objeto de un homenaje que recibió rodeada de sus hijos, nietos y bisnietos, acompañados por la concejala de Personas Mayores de Castelló, Clara Adsuara.

Mª Dolores Izquierdo celebra su 100 cumpleaños junto a familiares y la concejala de Personas Mayores de Castelló, Clara Adsuara.

Mª Dolores Izquierdo celebra su 100 cumpleaños junto a familiares y la concejala de Personas Mayores de Castelló, Clara Adsuara. / Mediterráneo

Con una vitalidad de la que carecen no pocos veinteañeros y haciendo gala de una lucidez envidiable, Mª Dolores compartió sus recuerdos con Mediterráneo. Una trayectoria vital en la que emerge con luz propia la figura de su madre, a la que define como «pionera en los derechos de las mujeres», no en vano tuvo que sacar adelante a sus seis hijos tras enviudar poco antes de la guerra civil.

Infancia

Considera que su infancia «fue feliz», antes de dos hechos que la marcaron: «La muerte de mi padre, cuando yo tenía 10 años, y poco después la guerra, con imágenes terribles como cuando subí al tejado con mi hermano mayor y vimos lo que parecían fallas, pero era que quemaban las iglesias de València».

Mª Dolores Izquierdo celebra su centenario con sus nietos y bisnietos.

Mª Dolores Izquierdo celebra su centenario con sus nietos y bisnietos. / Mediterráneo

A instancias de su madre «empecé a estudiar bachiller, que entonces era algo inaudito para las mujeres», y después se matriculó en la facultad de Química, «pero solo hice un año porque en casa hacía falta dinero en casa y me puse a trabajar en el Instituto Nacional de Previsión tras ganar una oposición».

Matrimonio

En paralelo realizó prácticas de enfermería en un ambulatorio y allí conoció a un médico, Miguel Fernández Fresneda. Se enamoraron y tras casarse llegaron a Castelló en 1966 al convertirse él en médico forense del recién creado juzgado de instrucción nº 2.

De aquella época solo lamenta que, debido a la ley de entonces, tuvo que dejar su trabajo y dedicarse a las labores de la casa. «Por suerte ahora las mujeres podemos hacer muchas cosas que antes nos tenían vetadas», remarca.

Mª Dolores en un acto de graduación en la Universitat Jaume I.

Mª Dolores en un acto de graduación en la Universitat Jaume I. / Mediterráneo

No obstante, ayudaba a su marido cuando este realizaba una autopsia en cualquier pueblo. Fue cuando se decidió a sacarse el carnet de conducir, con 50 años. «Tenía miedo de que si a mi marido le pasaba algo en un viaje nos quedaríamos tirados en la carretera porque no había móviles, así que me matriculé, y aunque el profesor me dijo que como era mayor tardaría en sacarme el carnet, lo conseguí y a partir de entonces incluso llevaba a mi marido al hospital», explica.

La universidad

Tras enviudar con 78 años, algo le cambió la vida. «Una de mis hijas, catedrática en la UJI, me dijo que no me quedara en casa y que me matriculara, así que lo hice y empecé a apuntarme a todo lo que organizaba la universidad». Tanto es así que cumplió los 80 en un viaje a Egipto. «La universidad fue mi salvación, allí ya no era la hija de mis padres o la mujer de mi marido, era yo, me envalentoné y aprendí a dar mi opinión aunque fuese contraria a la del profesor». Solo la frenó el covid, ya que no soportaba la mascarilla «y ahora las piernas se me cansan más, pero la cabeza la tengo muy bien».

Mª Dolores Izquierdo durante su viaje a Egipto en una iniciativa de la UJI.

Mª Dolores Izquierdo durante su viaje a Egipto en una iniciativa de la UJI. / Mediterráneo

Cumplidos los 100 sigue interesándose «por lo que ocurre en mi familia y el mundo, me informo por el periódico, la radio e internet». Y recalca: «Hay mucha vida después de los 80».  

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